Alto La Mina 26 al 28 de Octubre

Alto La Mina 26 al 28 de octubre

Por Facundo Suárez

 

26 de octubre

        La iniciativa agrupaba a compañeros que no hicimos todas las expediciones propuestas pero que seguían sintiendo el fuego por subir, por conquistar, no quedarse. Este año la AAM fue categórica con las condiciones para cada expedición, de ahí el resultado de muchas de ellas y de esta también. Sigo pensando en los que se bajaron. Los subo conmigo.

        La primera noche llegamos con Mariano en colectivo como a las 23 y 30. Ya nos estaban esperando nuestros compañeros que habían llegado más temprano, con comida caliente. Descubro detalles que los venía viendo, pero hoy están más presentes. Dormidos aún, pudimos comer algo, armar la carpa y descansar para el día siguiente.

 

Sábado 27

        El dia empieza en horario.  El grupo está callado, varios nos conocemos de vista solamente. Todos sabemos en cierta medida las pautas de funcionamiento. Nahuel y Martin (los guías), los percibo tanteando el grupo, como tratando de saber cómo andaremos, cómo responderemos.

        Desde mi punto de vista, alcanzamos un buen ritmo hasta el lugar donde acampamos en el CIM, cuando fuimos al Negrito, (fue lindo volver, recuerdos no tan viejos), incluso surge la delirante idea de hacer todo en un solo dia. A partir de ese lugar comienza el recorrido conocido solo en mapas de examen. ¡Tan distinto! ¡Espero me haya servido la lección! Luego recorriendo las últimas horas previstas, el cansancio se hace presente. La jornada agotadora anunciada, la tenemos encima de nuestro cuerpo y mente. La llegada al campamento base, muy esperada por mí. Largo el dia. Entro en la carpa, unos mates y no salgo hasta el dia siguiente. Mis compañeros comparten y se ríen. Los siento de lejos en un estado onírico. El dia se va apagando y me lleva. Dicen que un animal merodeo toda la noche las carpas. No me enteré de nada.

 

Domingo 28

        Comienzo el dia y dudo. El dia anterior mi cuerpo estaba extenuado. Dudo, pero me levanto con un triunfo sobre el apunamiento que me impidió subir el Tuzgle. Sé que este triunfo fue gestado durante el año y en Jujuy. Soy consciente del término proceso, que tan presente está en nuestras conversaciones. Los guías y algunos compañeros también dudan. El que se quiera quedar, lo puede hacer. Nadie nos obliga. El tobogán a nuestras espaldas intimida, lo miramos de reojo y seguimos dudando. Me lanzo al vacío de mis límites físicos y decido ir para romperlos, así se vence el miedo pienso para mí y confió en mi cabeza. El tobogán de Alto la Mina ya se enteró que somos varios los incorregibles.

        Un buen paso hará descubrir la concentración en la respiración. Encuentro buenos resultados en mi marcha y se convierte en un punto fuerte de la salida para mí, entre otros. Más tarde, Pera me lo confirmaría a la bajada.

        La Laguna de Huaca Huasi nos brinda un espectáculo que sólo los montañistas saben disfrutar, lo inhóspito, la naturaleza en estado puro, los guanacos curiosos que no van a dejar de maravillarme jamás, el cielo límpido y estar con compañeros que aprecian lo mismo. ¡Que más pedir! Vivirlo para contarlo. Cada salida es un sueño que no soñé.

        O el espectáculo interior de vencer mis límites. Eso no es consciente, pero estoy seguro que me reconforta sin traerlo expresamente.

 

        Voy con compañeros fuertes, hacemos un rodeo para buscar un filo y hacer cumbre. Mientras avanzamos, la cumbre parece alejarse de nosotros. Nos detenemos y el guía decide replantear la meta, una especie de decisión compartida. Punto alto de la salida. Consenso. Nadie saca los pies del plato y se respeta al que más sabe. Pero consenso. Pienso que así debería ser siempre. Todos coincidimos en quedarnos en la cumbre que tenemos más cerca. No sé si disfrutamos tanto la cumbre tanto como lo realizado, el proceso. La superación misma, y el camino que estamos recorriendo en su búsqueda. Amar la superación, hacerla carne y no tener techo más que nuestra mente.

 

         Me quedo con las palabras de Nahuel al final, dimos todo y no fue poco, volvemos con lo que habíamos venido a buscar. Me quedo con tantas buenas actitudes, de todos y de varios en especial, los detalles y el rol de la contención y el acompañamiento. No hablamos mucho de esto. Del cariño que sentimos y que se dá en la montaña. No temeré escribirlo. Me resulta emotivo interiormente. Con las buenas decisiones. Con mis cuestionamientos. ¿Por qué sigo subiendo? ¿Por qué tengo ganas de volver?

 

Estuvimos Nahuel, Martin, Marta, Pera, Mario, Enrique, Agustina, Mariana, Mariano y yo.

Fotos de Martín Díaz (Yisus)

P.D.:A la altura que llegamos es a 4.723 metros, es decir a parte del filo (mal llamada Isabel), cuya cumbre es Alto la Mina que está a unos 4.737 metros y a un kilómetro y medio hacia el norte, como está explicado en el relato, fue una sabia decisión sugerida por nuestros guías, y aceptada por todos, de la cual nos sentimos muy felices. Para entender estas diferencias entre filo y cumbre,  aconsejamos leer el artículo publicado por la AAM, en nuestra página que invitamos a visitar

¿Cómo se define una cumbre?