Durante el fin de “Semana Santa” pasado, 14 miembros de la AAM se reunieron junto a otros clubes en la ciudad puneña de Antofagasta de la Sierra, también llamada como “la Antesala del Cielo en plena Cordillera de Los Andes. Se celebró junto a los distintos clubes que conforman actualmente la Federación NOA de Clubes de Montaña: AMC, Club Andino Jujuy, Janjman, CAM, Sanlo Andino y AAM. Contaron con la participación de más de 40 personas que dispusieron de energía y pasión de (re) encontrarse y disfrutar a pleno 4 días de montañas, mates y grandes y nuevas amistades. Primer encuentro para algunos, segunda y tercera ocasión para otros.
El viaje de largo andar, se dio sin inconveniente alguno. Valor agregado se fue dando, con los inmensos y grandiosos paisajes que la Madre Tierra nos enseñaba. Ya la distancia y el cansancio quedaron inundados por tanta belleza.
El punto común de acampada y juntada para las diversas actividades se dio en la Secretaría de Ganadería Antofagasta.
El primer día se fue gestando con la llegada de los diversos y numerosos grupos de cada club. Al atardecer y anochecer los distintos abrazos y presentaciones se fundieron en los primeros vínculos que éste (re) encuentro generó durante los días estipulados. Primeras palabras, enérgicas salutaciones entre camaradas de otras provincias, algunas voces tímidas y calmadas, otras habituadas a extender sus conversaciones mientras los primeros mates comenzaron a circular. Elección de habitaciones, armado de carpas para algunos, primera cena y tiempo de descanso.
El segundo día arrancó con sol a pleno. Desayunos y mates permitieron renovar energías para arrancar el mismo. El Volcán Alumbrera esperaba nuestra travesía. Una formación cónica que data de más de 300.000 años de antigüedad y que a su alrededor posee bases de rocas y piedras volcánicas de aproximadamente 5 km de diámetro. Frente a éste se divisa el Volcán Antofagasta (misma antigüedad). La creatividad e imaginación se incrementan al trasladarse en el tiempo, pensar el lugar en sus inicios genera gran asombro y curiosidad. En el camino a la base del volcán nos cruzamos con Laguna Escondida. Previamente se realiza Corpacheada en agradecimiento a la Pacha y se pide la bendición por dicho encuentro. Los grupos se aproximan a la base del volcán. Caminamos entre rocas y piedras antiquísimas e iniciamos el ascenso hacia el cráter con un desnivel de 200 mts. El acarreo hace trabajar un poco más de lo acostumbrado nuestros pasos. La llegada al centro abre sorpresivamente las miradas al observar tanta inmensidad cercana y lejana. Seguimos hasta la cumbre y se dan los abrazos “cumbreros” infaltables. Momento de descender, alimentación e hidratación momentánea y vuelta a los vehículos para continuar con otro destino: Campo de Piedra Pómez. Largo tirón, camino desconocido y duro de recorrer incluso con las camionetas que se dispusieron para trasladar a todos. Un curioso lugar que como todo alrededor despierta interés, aunque el mismo se encuentre distante del lugar que nos alberga. Corta caminata, fotos y vuelta al refugio.
El anochecer nos regala una estupenda y brillante luna. La comida se prepara, grupos que juegan con cartas y momento de compartir la segunda cena de éste encuentro. Antes de terminar la noche, sale una guitarreada para dispersar y alegrar un breve instante. Posteriormente 3 compañeros (2 de la AAM, 1 del Janjman) salen a una travesía nocturna al Volcán Antofagasta. La luna en su esplendor es el motivante por excelencia que les impulsa a tal atrevimiento. Junto a algunos compañeros, salimos afuera a compartir una pequeña fogata. El viento, el frío y el cansancio nos limita y nos hace regresar a nuestras bolsas.
El tercer día se dispone para dividir a elección a cada grupo. Están quienes deciden ascender el Volcán Antofagasta y otros que prefieren quedarse a conversar, compartir otros mates entre risas, anécdotas y reflexiones en la plaza principal. El equipo del Volcán disfruta del ascenso y acercamiento al centro del mismo. El equipo que quedó, regresa al refugio a compartir un rico almuerzo. Larga sobremesa por éste último entre charlas y se dispone a dirigirse al encuentro en Laguna Escondida con el resto de las/os compañeras/os. Grata y entretenida juntada que se disfruta con gran alegría de mates, “Maíz Inflado” (Tutuca para tucumanos y catamarqueños, Pochoclos para Jujeños y Salteños) y juegos muy divertidos que nos descostillan de la risa. Hora de regresar y salida a la última cena. La misma se encuadra en un breve momento de reconocimiento hacia los clubes y a la AMC que estuvo a cargo de la organización de éste encuentro. Entrega de presentes y símbolos que identifican a cada club hacia los referentes de cada institución y uno exclusivo al grupo de “Los Dinosaurios”, quien nos acompañó y nos enseñó con elocuencia parte de la historia que marcó el montañismo. Finalizado el acto es hora de regresar. Una guitarreada y algunas bebidas nos esperan para cerrar éste gran tiempo compartido. Cánticos con diversos géneros, extensas risas y una fogata final con un grupo cierra un gran evento que nuevamente marca a cada Club y la Federación de la que formamos parte. Tiempo final de descanso. El último día abre las despedidas y un “hasta pronto”, agradecimiento por toda la experiencia vivida y compartida.
La vuelta para uno de los grupos de la AAM, se hace extensa, un paseo por el maravilloso pueblo de Talapazo se presenta. Visita a Doña Rosa, conocer el fantástico lugar que los rodea y la gentileza de la Familia de invitar a compartir un almuerzo, sabiduría y experiencias enriquecedoras. Otro largo viaje de regreso que gratifica enormemente.
Un tiempo más se marcó. Pensar el territorio en su historia, sus orígenes, los primeros habitantes nos da la posibilidad de conmover nuestra mente y corazón. Nos enaltece la necesidad de continuar recorriendo las majestuosas montañas que nos rodea y nos re construye. Dos preguntas finales, que nos interpela, por parte de Doña Rosa quedan latentes y manifiesta a su vez: ¿a qué y cómo vienen Uds. a la montaña? ¿Saben lo que hacen? Parafraseando a esta grandiosa mujer, nos quedamos con su simple y sentida reflexión: la unión lo puede con todo, si no estamos unidos no tenemos dirección.
Pablo Exequiel Romero (AAM)