El origen de mi pasión por las travesías se remonta a mi juventud, cuando las hacía montando a caballo, etapa en la que conocí varios lugares de nuestros cerros. Luego, me incorporé a la AAM, lo que me dio la oportunidad de continuar con ésta actividad que tanto me apasiona, que es estar en la montaña en contacto con la naturaleza y con ese ser indómito que todos llevamos adentro, y que en mi caso siempre surge y me grita que inicie otro reto por mis queridas montañas tucumanas. Es así como encaré varias travesías con distintas trayectorias y duración, acompañado por amigos o en solitario (en realidad nunca percibí esa sensación de estar sólo).
Ahora pasaré a relatar el cruce del Parque Provincial Cumbres Calchaquíes, desde una ladera, la Oeste, pasando por la vega del Negrito y bajando hacia el este, terminando en el Siambón, realizada en julio de 2019, desde el 7 al 13 en compañía de mi hijo Benjamín, Matías Koch (mi sobrino y ahijado), los 2 de 20 años y dos amigos más, Sebastián Rougés y María José
Comenzó en El Infiernillo y concluyó ese día en la vega previa al Negrito. Luego de un arduo día llegamos cansados, sobre todo por el peso de la mochila (cargábamos comida para 7 o más dias).
A la mañana siguiente encaramos con dirección a la Laguna de Huaca Huasi y bajamos por la quebrada que conduce a Peñas Azules lugar donde hicimos el segundo campamento.
El tercer día llegaríamos a la Queñua (un lugar de ensueño lleno de ovejas y otros animales, con una vista fabulosa, lugar donde viven Doña Lidia y Alfredo Navarro, acompañados por numerosos hijos, nietos y sobrinos de todas las edades. Siendo un grupo familiar numeroso que ronda las 14 personas. Como siempre Doña Lidia nos recibió con su habitual cordialidad y desmesurada generosidad que se transformó en una suculenta merienda con pan amasado, y a la noche en milanesa con papas fritas y luego una riquísima sopa. Está de más aclarar que nadie esperaba semejantes delicias en un lugar tan apartado de todo. Basta con aclarar que para comprar la mercadería tienen que recorrer 8 horas a caballo para llegar a Tafí del Valle.
Después de ser nuevamente agasajados con el desayuno iniciamos nuestra nueva caminata por un sendero desconocido por mí y que uniría la Queñua con Chasquivil. Este tramo fue también de gran belleza y coincidía con lo que había escuchado sobre el mismo. Llegamos a Chasquivil y acampamos a la vera del rio cerca del almacén de Don Pistan y Doña Alicia. Luego de un hermoso fogón nocturno y dormir bien fuimos al día siguiente a recorrer el valle de Chasquivil, lugar al que me gusta volver seguido. Luego iniciamos ese mismo día el recorrido hacia San José de Chasquivil, previa parada en la casa de Doña Elsa (Quedando de pasada a nuestro destino). Como no se encontraba, el descanso fue breve y continuamos con el viaje. Llegamos a San José de Chasquivil, y fuimos agasajados por los maestros de la escuela que nos brindaron desde la merienda hasta una riquísima cena.
Al día siguiente llegamos a Anfama como teníamos previsto. Dado que el tiempo desmejoro paramos en lo de Enrique Rasguido (Zurdo) y Doña Esther. Lugar preparado para recibir y hospedar gente, con todas las comodidades citadinas.
A la mañana nos despedimos agradeciendo todas las atenciones recibidas y comenzamos el último tramo de la travesía, llegando en horas de la tarde al Siambón, luego de atravesar una espesa niebla que nos acompañó la mayor parte del día.
Las anécdotas son numerosas, pero sólo contaré unas pocas para no aburrir al lector. Por ejemplo, estando en la Vega del Negrito encontramos 3 amigos, hecho que casi se repite en Anfama por diferencia de un día con otro amigo y culminando el último día con el encuentro con los compañeros y guías de la AAM (Ulises y Andrés) en la Cuesta de los Caballos. También no quisiera dejar de mencionar los grandes momentos compartidos con Doña Lidia y Doña Esther, como así también con los maestros. Fogón de por medio uno nunca deja de maravillarse por las historias que cuentan, las cuales nos invitan a trasladarnos en el tiempo y vivenciar sus relatos. También tuvo un papel importante el clima, el cual fue inmejorable durante 5 días en los que no hubo ni una nube, y nos permitió observar nuestros cerros en todo su esplendor, y hasta nos animó a darnos un pequeño baño en el río de Chasquivil en pleno invierno. Todo salió como se planeó y sin mayores contratiempos dejando siempre como todas las travesías enseñanzas con cosas para mejorar, pero sobre todo con añoranzas para volver y planificar una nueva travesía.
Benjamín Palacios