El tan ansiado y temido Pabellón
Un grupo de 11 integrantes de la Asociación Argentina de Montañas, partimos en 3 vehículos, a las 6:30 hs, desde Refinor de Avenida Roca 4500, rumbo a Tafí del Valle.
Un amanecer soleado, nos daba la pauta que sería un hermoso día para ascender al Pabellón.
Llegamos a la estación de servicio Refinor de Tafí a las 8 hs , donde se sumó una ex integrante de la AAM, llamado Andrés González Lelong, amigo de Marcos Villa, que lo invitó a ir con nosotros.
Ahora, con 12 miembros, partimos hacia la central termoeléctrica, donde estacionamos los vehículos.
Luego de la casi obligada foto grupal, con caritas llenas de energía, comenzamos el nuevo, y desconocido circuito, era las 09:00 hs.
Comandando al grupo, el guía experimentado, portando GPS, y el track correspondiente, el señor Marcos Villa.
Una vez comenzado el ascenso, nuestro guía nos iba explicando la ruta a seguir.
El grupo de los más entrenados, y por supuesto más rápidos, comenzaron a tomar distancia, mientras que los más lentos seguíamos con el guía.
Nos tocó un día ideal, un sol soportable, sin viento, temperatura moderada, poca humedad, lo que nos permitía caminar, sin alterar prácticamente nuestra respiración.
En gran parte del camino se observó las consecuencias del fuego en las montañas, las yaretas, los pajonales y los cactus quemados. La ausencia casi absoluta de animales, Salvo una lagartija que vio Lily , y una o dos aves, que volaron tratando de despistarnos , de la posición de sus nidos .
La subida tan marcada, presentaba cierta dificultad, con grandes piedras que debíamos sortear, y elegir el espacio más conveniente donde poner el pie.
Solo en algunos tramos se podía encontrar alguna senda poco visible.
Enrique Pedro, Fernanda, Pablo, Ricardo y Pepe, fueron los primeros en llegar a la cima, seguidos por Agustín, Norma, y Marcos. Posteriormente llegamos nosotras, Lili y Claudia en casi 4 hs de la partida. Nuestra demora fue por acompañar en el lento ascenso de José, que sufrió apunamiento. Una vez que lo ubicamos en un punto de visibilidad óptima, entre José y la cima, apuramos el paso para llegar a almorzar. En ese último tramo cruzamos a Pepe, que bajaba a ayudar al compañero en problemas.
Mientras almorzábamos José nos dió la sorpresa, apareciendo entre las grandes piedras, con su, desde ese momento, amigo, Pepe.
En ese momento que estábamos todos allá arriba, con alegría se sacaron las fotos grupales de la nueva conquista.
El descenso comenzó a las 14 hs aproximadamente con instrucciones de nuestro guía, de mantenernos juntos, al principio la bajada fue prácticamente normal, pero luego surgió la curiosidad de cambiar un poco el recorrido.
Los 4 más rápidos emprendieron por el mismo camino del ascenso, salvo Pepe que acompañaba a José y Norma, que junto al resto del grupo lo hacíamos por el filo, que nos indicó don Díaz, como el camino más corto.
Tanto los del filo, de adelante, y atrás, como los de la ladera, mantuvimos el contacto visual casi permanente.
El grupo que bajó por la ladera lo hizo rápidamente.
Los del filo, con la última parte, bastante empinada, con piedras de considerable tamaño, entre pajonales, tardamos un poco más.
Llegamos a los autos aproximadamente a las 16:30.
Mientras esperábamos la llegada de José y Norma, conversamos con don Díaz, que nos contó lo triste que es vivir el dilema del fuego en las montañas. La falta de las aves que antes era un ensueño oírlos cantar-
Una vez que estuvimos todos en los autos, partimos al bar, donde nos reencontramos con Pepe, Pablo y Marcos.
El broche de oro, una muy merecida merienda, sabrosa, y riéndonos de los percances sufridos.
Y todos felices por el logro de un “Ascenso Más”
Claudia Guido y Liliana Barbá