8 – 9 de noviembre 2019
Como suele suceder durante la reunión de los miércoles se terminó de materializar la idea de subir nuevamente al refugio, en esta oportunidad con dos objetivos primero cumplir con la salida de entrenamiento para la expedición del San Francisco y la segunda llevar la garrafa de gas que debía ser reemplazada.
En esta oportunidad seríamos Adrián Domínguez, Elo Quiles y Seba Salazar quienes realizaríamos el recorrido a partir del viernes 8/11 al sábado 9/11.
Adrián nos buscó desde Lules a las 7 de la mañana, el clima en la ciudad era inestable y el pronostico para el refugio en ambos días, nos daba una ventana de tranquilidad para poder ascender y descender por la ruta que nos había indicado Álvaro y que Adrián conocía.
Llegamos a las 9 de la mañana a casilla de Telecom desde donde comenzaríamos a caminar por la quebrada del Barón, durante todo el trayecto acompañados por algunas nubes y mucho viento por momentos, y asombrados por el cambio en la vegetación, donde antes había manchones negros por lo quemado se habría lugar a pastizales entre amarillos y verdes, cactus con algunas flores y yaretas de un verde intenso.
Al llegar a la Cueva, descansamos un momento y en ese momento Elo fue a cargar agua cuando nos llamo para ver el paisaje de la quebrada…el cual era un colchón de nubles blancas que avanzaba sobre la quebrada, en ese momento a la voz de “mejor subamos antes de que nos alcance” de Adrián, tomamos nuestras mochilas y comenzamos a caminar rumbo al inicio del filo, con la idea de tratar de ganarle a las nubes.
Al llegar al filo las nubes habían cambiado de dirección, los que nos permitiría (me permitiría…) alivianar el paso hasta piedra cuadrada
Al llegar a la piedra decidimos subir por quebrada colorada en dirección opuesta al recorrido planteado inicialmente, esto debido al clima y el peso (que en este caso Adrián estaba llevando con la garrafa que de 1kg sin gas, pasó a 3 kg y en altura se sentía como de 5 kg.
Como suele ser el ascenso fue agotador para llegar a nuestro querido Refugio a las 16 hrs.
Al llegar las tareas normales para alistarse, cambiarnos la ropa húmeda, aunque el sol que todavía nos acompañaba las seco en un momento, después de una merienda y dirigirnos detrás del refugio encontramos el colchón de nubes que nos acompañó en la subida
La magnífica vista fue el regalo que nos dio el Bayo durante esa tarde, por dentro sabíamos que estábamos a la espera de ver que tan exacta era la predicción meteorológica, ya que para la noche debíamos estar tapados por las nubes….y así fue….muy exacta la predicción de Windgurú
Con las nubes encima decidimos preparar la cena, mientras jugábamos a las cartas y coordinar el descenso del día siguiente sabiendo que debería en teoría estar todo claro sin nubes hasta el mediodía.
Luego de cenar, salimos del Refugio y nos encontramos con un cielo despejado, las nubes quedaron atrás, solo se podía apreciar una tormenta eléctrica detrás del filo de Alto de las Nieves, la cual aprovechamos para admirar durante unos minutos, regresamos al Refugio para pasar la noche, los 15 grados dentro del refugio se sentían como 30 dentro de las bolsas, por lo que fue una noche atípica.
Al amanecer nos encontramos con algunas nubes que rápidamente se movieron para dejar lugar a la vista del valle, la ventana que esperábamos, ya con el desayuno finalizado y el refugio ordenado, salimos en dirección a la vega de agua desde donde comenzaríamos el descenso.
A medida que avanzábamos sobre la quebrada nos cubrieron las nubes a, mientras que llegamos los restos del avión se mantenía la situación, lo que cambio cuando llegamos a la Cueva, al mirar hacia atrás vimos que la nube continuaba subiendo tornándose a un color mas oscuro, el descenso fue rápido y llegamos al auto justo en el momento que comenzaban a caer algunas gotas.
Realmente la salida tuvo como un miembro más el clima, al cual debíamos prestar atención en cada momento y nos enseñó que podía cambiar de un momento a otro de idea.
Eloisa Quiles, Sebastián Salazar y Adrián Domínguez