Por nuestros compañeros Ana Boschetti y Adrián Domínguez
Después de 2 meses de “descanso”, entre vacaciones y lesiones (la rodilla de Adrián), emprendimos el retorno a la montaña.
Partimos con la idea de llevar un bloque para el piso del refugio, compartiendo la carga, llevar un pico para hacer una salida que desvíe el agua y muchas ganas de caminar.
Como partimos con tiempo y la intención de quedarnos una noche, salimos tipo 8 am de Yerba Buena. Llegamos a Tafí con una postal del cerro Muñoz nevado, que sorpresa!!!
Desayuno tranqui en la Refinor y comienzo con la caminata a las 12:00 pm. Tranquilos, sin apuro, disfrutando del paisaje y poniéndonos a prueba nuevamente.
En este tiempo, además de compañeros de montaña, conocimos verdaderos amigos, compinches, aliados. Aprendimos también, a conocernos en profundidad, escuchar nuestro cuerpo, atender a las señales que nos va dando. Sentir cómo va nuestra mochila, atender a la respiración, la postura de la espalda, la semiflexión de las piernas, cómo pisar, cómo utilizar correctamente los bastones, protegernos del sol, los tiempos de descanso, etc.
Cada paso, viendo el cielo y sus múltiples cambios, esperar al compañero, respetar sus tiempos, acordar decisiones.
Cuando somos 2, quizás es más fácil, pero eso te permite ir cómodos y sobre todo alegres. Vivir la montaña de una manera diferente.
Compartimos con Adrián la llevada del bloque y del pico, de mi parte un tercio del camino con la placa, desde los Díaz hasta la Cueva. Adri, la cargó las partes más heavys.
Fue un esfuerzo importante, la energía se iba diluyendo y nuestras fuerzas se desgastaban.
Pero… cuando ya parece que no da más, terminas de subir y visualizas la antena, indicándote que falta menos… aunque se hace eterno, la felicidad de llegar lo vale todo.
Dejar registrado los sentimientos de una llegada triunfal, con la nieve, en las cumbres y las piedras de testigos, nos permitió dejar plasmado en un video, la alegría inmensa de logar el objetivo después de 7 hs. de caminata, subimos el bloque N°9 para el piso de nuestro querido refugio Bayo.
De esta salida, 2 aprendizajes:
- En palabras de Adrián “Duro, pero no imposible”.
- Pensamiento de Ana “dejar de entrenar, es un gran error. Te vuelve a fojas cero”.
Cenar, compartir buena música y una agradable charla, fue el corolario de una buena noche, a pesar de despertarnos con la visita de una rata queriendo robar nuestros alimentos.
Despertamos a la mañana descansados, Adrián hizo la canaleta, desayunamos y emprendimos el regreso a casa.
En el camino nos cruzamos con algunos compañeros, haciendo la misma tarea que nosotros (“van tarde” pensamos ambos), y los escaladores almorzando también fueron parte del paisaje.
Tranquilos y sin carga, demoramos 3 hs en llegar al auto para compartir de almuerzo una exquisita humita en Tafí y un brindis por más momentos compartidos y entrenadas más seguidas, que nos permitan aprender cada día a respetar y amar la montaña.
Ana Boschetti