Nuestros compañeros Viviana Nota y José María Cuezzo, hicieron este domingo el recorrido por la zona de Mala-Mala, aquí relatan su experiencia
El día domingo salimos temprano de la ciudad, para iniciar un recorrido que sabíamos nos iba a demandar varias horas de caminata pero que hacía tiempo teníamos el deseo de concretar, la visita a Mala Mala, un lugar del que nos interiorizamos a través de videos y relatos de integrantes de la Asociación, pero que no habíamos tenido la oportunidad de conocerlo.
Llegamos al CAPS del Nogalito en donde dejamos el vehículo, para emprender el trayecto. El día estaba nublado y teníamos un pronóstico de llovizna, así que fuimos preparados con equipo para la lluvia. La primera etapa transcurrió por una senda de poca pendiente que atravesaba una densa arbolada y, a pesar de la época seca, se podía observar una abundante vegetación. La belleza del sendero, la agradable temperatura y las buenas condiciones del camino hicieron del recorrido un verdadero disfrute.
Poco a poco se fue transformando el paisaje, y el bosque fue desapareciendo para dar lugar a suaves lomadas cubiertas de pasto seco con bellísimas vistas extendidas. Finalmente llegamos a la escuela de Mala Mala a las 12:00 h y las nubes se disiparon para dar lugar a un intenso sol. Un par de baqueanos llegaron para utilizar el wifi de la escuela y, ante la consulta de cuánto tiempo nos llevaría llegar a la cumbre, nos dijeron que alrededor de 4 horas. Decidimos almorzar allí y luego hacer un par de horas de caminata en dirección a la cumbre para conocer un poco más del lugar, poniéndonos como horario límite para emprender el regreso las 14:30 h. Dejamos las mochilas en la capilla de la escuela y proseguimos el recorrido través de sucesivos cerros, lo que nos permitió contemplar hermosas vistas, distinguiendo varias casas de los pobladores, tan dispersas en la inmensidad del paisaje.
Al cumplir el horario establecido habíamos alcanzado una altura de 2500 m, nos faltaba ascender alrededor de 900 m para llegar a la cumbre que se encuentra a 3440 m y, a pesar de las ganas de continuar, emprendimos la bajada. Al llegar a la capilla retiramos nuestras mochilas, descansamos y comimos unas galletas mientras contemplábamos a unas aves con aspecto de garzas que se acercaban a beber agua y a alimentarse de los insectos que seguramente había en el arroyo cercano. En el camino de regreso pudimos observar un corral de piedras con un grupo de pequeñas cabras que esperaban el regreso del rebaño.
El trayecto de regreso fue rápido gracias a las buenas condiciones del sendero y, luego de caminar aproximadamente 36 km, a las 19:30 h llegamos al CAPS con la satisfacción de haber conocido y disfrutado de un bellísimo lugar.
José María Cuezzo