Nuestros compañeros escaladores Juan Manuel Garretón, Manuel Monasterio, Facundo Arismendi, José Agustín Gimeno Courel, Emiliano Soria Mansilla, Bernardo Durán, Eugenio Spólita y Agustín Cebe, estuvieron en esta hermosa experiencia.
La localidad de Brealito se encuentra en el valle Calchaquí Medio, en la provincia de Salta. República Argentina (25°17’1.86″S- 66°21’28.92″O, 2596 m.s.n.m.), comprende un área de antigüedad geológica que se remonta al terciario o cuaternario. Debe su nombre a la toponimia Al oeste de la localidad de Seclantás se localiza la laguna de Brealito, cuyo origen está relacionado a un importante y aparentemente reciente deslizamiento de bloques que han atrancado un afluente del río Brealito. Es posible que el deslizamiento haya sido activado por movimientos tectónicos. El material resultante de este deslizamiento acumulado sobre el cauce constituyó un dique natural que originó esta laguna llena de historias y misterios.
La expedición Brealito estuvo compuesta por 8 escaladores tucumanos miembros de la AAM: Juan Manuel Garreton, Manuel Monasterio, Facundo “Harry” Arismendi, José Agustín “Ternerón” Gimeno Courel, Emiliano Soria Mansilla, Bernardo “Perro” Duran, Eugenio Díaz Spolita y quien les escribe Agustín “Hormiga” Cebe. Divididos en dos grupos partimos en la mañana del viernes 4 el grupo 1 y al mediodía de la misma fecha el grupo 2.
Hicimos base en el camping municipal y desde allí partíamos todos los días en una caminata de aproximadamente 40 minutos hasta el primer sector de escalada denominado Vallecito. Las rocas angulosas caracterizan toda la ladera del cerro que mira hacia el pueblo. El paisaje desértico se encuentra salpicado de cardones, rocas del deslizamiento cuaternario, aleros y cuevas, y como telón de fondo grandes cumbres montañosas entre las que destaca el Nevado de Cachi.
Durante estos recorridos hemos podido identificar y registrar importantes evidencias arqueológicas que nos permitió entender la valorización y uso de estos espacios por sociedades pasadas. Destacan ampliamente los paneles de arte rupestre con representaciones de camélidos, algunos en caravana, escutiformes (también denominados hombres-escudo), personajes antropomorfos y una escena de caza de lo que aparenta ser un felino, las técnicas utilizadas son el grabado y la pintura blanca, también algunas rastras de pintura ocre y roja, aunque en menor medida. A su vez hallamos algunos recintos subcuadrangulares de muro simple de piedra sin cantear que por su tamaño pueden interpretarse como corrales y quizás uno como un recinto habitacional, debemos tener en cuenta que esta afirmación es derivada de un análisis muy somero y que necesita de mayor información. Por otra parte hemos hallado morteros y conanas aunque no hemos podido encontrar las manos de estos molinos. Por ultimo también encontramos restos de cerámica que a primera vista respondería al patrón estilístico Santa Maria, además de numerosas lascas y desechos de talla en obsidiana principalmente. Esta evidencia en conjunto nos permitió asignarle una ocupación durante el periodo de Desarrollos Regionales (900 – 1470 d.C.) Toda la evidencia ha sido dejada en el lugar de hallazgo, solo se han tomado fotografías.
Respecto a la escalada, en Brealito se encuentran vías desde el grado 5 hasta el 8b. Destacan por su importante altura, las más altas llegan hasta cerca de los 30 metros, su disposición aplomada, el tamaño de los agarres muy pequeños y la disgregación de algunas de las paredes, lo cual le daba un plus de inestabilidad. Este estilo es muy distinto al de las vías de Tafi del Valle, a las que estamos acostumbrados, por lo cual fue muy beneficio y gratificante escalar en estos sectores. No solo vías deportivas hay en Brealito, sino también un inmensa cantidad de boulders para escalar, este estilo se caracteriza por vías de poca altura y gran explosividad en donde no se utilizan seguros ni cuerdas sino un crashpad para amortiguar la caída. Es, a mi opinión, el estilo de escalada más pura ya que no altera la roca con seguros fijos o móviles; además de que el escalador solo debe preocuparse por escalar y no carga con los dispositivos de seguridad de la escalada deportiva o tradicional.
Tanto el paisaje, como las vías que escalamos, el potencial de rutas por abrir, el inmenso cielo estrellado que pudimos observar, el canto de las aves y los sapos a la medianoche, las extrañas formas de los cactus que al atardecer se transforman en unos verdaderos guardianes del valle, la buena onda y amabilidad con la que nos recibieron los compañeros y compañeras de los clubes de escalada de Salta, así también como las historias que nos contaron y nos imaginamos en este espacio desértico y misterioso; nos llevó a denominarlo Planeta Brealito, un lugar en constante descubrimiento.
Agustín Cebe