Nuestros compañeros, Sofía Jaimovich y Andrés(Mosquito) Suárez, estuvieron en el Refugio del Bayo, que como siempre es un lugar de grandes enseñanzas
La primera vez que fui al Refugio del Bayo unos meses atrás, sufrí mucho el malestar de altura a partir de los 4000 metros, cargué en la mochila objetos que no eran fundamentales, sobre todo comida. En esa oportunidad mis compañeros de travesía fueron mi salvavidas para poder llegar hasta el Refugio y recuperarme.
Planificamos esta salida como plan B con Andres Suarez, el Mosquito, con ganas de compartir tiempo juntos y salir de paseo. El plan A era ir a la Laguna del Tesoro con un grupo grande de socios y quedarnos por ahí. Con el pronóstico en mano decidimos ir más alto que las nubes.
Arrancamos desde Tafí del Valle el sábado 9 de enero a las 5:30 am camino al Infiernillo. La ruta estaba muy cerrada por la niebla, pero sabemos que la zona tiene alta probabilidad de despejarse llegando al Infiernillo y así lo fue.
En estos meses me preparé en las salidas de entrenamiento y logré hacer la cumbre del negrito en un día. Así desarrolle mi protocolo para enfrentar la puna:
- Los días previos tomar mucha agua y no tomar bebidas alcohólicas
- El día anterior a la salida comer poco y comidas fáciles de digerir.
- Dormir muy bien la noche anterior.
- Ya en la salida no perder la concentración: caminar “a pan y queso”, a ritmo constante, pensar en la respiración y si viene el mareo o el dolor de cabeza hacer una parada a hacer ejercicios de respiración. Hablar poco para no distraerme.
- Otro tip que me sirve es desayunar liviano, comer poco en el recorrido y en la cumbre para disminuir la probabilidad de sentir nauseas.
En el grupo de socios que hacemos media montaña aprendí a usar herramientas de ubicación en el celular, los populares tracks. Con el Mosquito caminé observando las curvas de nivel de un mapa topográfico, entendiendo esa herramienta de representación de la realidad. Observé marcas en el camino como apachetas, piedras de colores sobre rocas grandes, sendas que se ven desde la distancia, hacer pausas y mirar todo el alrededor, identificar objetos o paisajes que nos llamen la atención. Estas enseñanzas y herramientas son complementarias y muy útiles para moverme con autonomía y aumentar la seguridad.
Disfrutamos el camino bajo el sol, aves, chinchillas y guanacos alrededor.
Llegamos al refugio cerca de las 15.
A las 17 llegaron 3 muchachos con quienes compartimos la noche del sábado, Ariel “Coche” Buczek, socio de la AAM, Samir Abel “Cheff” Dayoub, que están haciendo el CIM 2020 y un amigo Hernán Enrique “Rambo” Lanús.
El domingo fuimos en búsqueda de agua en la vega que queda aproximadamente a 2 km. Nuevamente nos movimos con mapa topográfico y leyendo las señales que dejaron otros compañeros.
Regresamos al Refugio con 10 litros de agua.
En conclusión, disfrutamos a pleno del Refugio, el clima de montaña, el aire, el viento, las vistas increíbles, el cielo y las nubes, la noche estrellada y por supuesto los mates, la charla y la compañía de un gran amigo.
Sofía Jaimovich