“…que los cielos puros me vieran pasar…
…con el paso lento, y los ojos fríos,
y la boca muda dejarme llevar.”
Alfonsina Storni
Alberto Melgratti, Esteban Mansilla, Fernanda Albertus, Luis Gomez, Sofia Jaimovich y Florencia Vidal, decidimos explorar la senda que conduce al Cerro el Morado en Tafí del Valle los días 6 y 7 de marzo de 2021.
Días antes de la salida nos reunimos a planificar. Conversamos sobre nuestras expectativas e inquietudes respecto la expedición. Compartimos, además de la cena, las ganas y el entusiasmo por lo que se aproximaba.
Partimos a Tafí del Valle el día 5 de marzo. Dormimos allí para aclimatar y descansar. Intercambiamos mates, ilusiones y experiencias. No faltaron las risas ni las “tutucas”.
El día 6 de marzo, nos despertamos a las 6 am y conducimos hasta “El Chaupi”, un caserío a 2608 msnm. El clima era agradable y el paisaje de las primeras horas del día, encantador. Comenzamos la caminata alrededor de las 8 am.
La senda no estaba muy marcada, pero el grupo estaba dispuesto a hacer de esta exploración un camino. Nos detuvimos en varias ocasiones a descansar, contemplar el paisaje y analizar la montaña. A pesar de las espinas y arbustos con los que debimos lidiar, el ánimo del grupo era excelente. Durante el trayecto no faltaron los chistes, los juegos y las apuestas.
Llegamos al campamento alrededor de las 18hs, cansadas, la pendiente de la montaña había sido más de la esperada. Organizamos el acampe, montamos las carpas y, jarritos en mano, nos ubicamos en primera fila para contemplar el primer espectáculo: nuestro atardecer en la montaña. Caída la noche volvimos a las carpas donde entre murmullos y risas nos venció el sueño.
El domingo 7 de marzo, nos despertamos a las 5 am para comenzar a caminar hacia la cumbre y disfrutar del show de luces que nos ofrecía la montaña: arriba, el cielo estrellado; abajo, las luces de los caseríos de Amaicha y los Zazos.
Caminábamos en silencio cuando el siguiente espectáculo nos sorprendió: la Laguna de los Amaicheños tenía agua, la emoción nos dibujó sonrisas y disfrutamos del paisaje durante el resto del trayecto.
Alrededor de las 9am, el grupo completo alcanzó los 4457msnm, llegamos a la cumbre de “El Morado”, a su punto más alto, al punto más alto alcanzado por algunas de nosotras. Fuimos felices, hubo abrazos, palmadas y fotos. El tiempo siempre nos resulta poco ahí arriba.
Emprendimos el regreso, siempre contemplando el paisaje que tan afortunadas nos hacía sentir. De nuevo en el campamento y tras un rico almuerzo continuamos descendiendo. En búsqueda de aliviarnos un poco el camino y teniendo siempre presente que era una salida exploratoria, decidimos regresar por otra vía, caminamos entre un río seco y miles de cardones.
Llegamos a los autos alrededor de las 18hs y, entretenidas con reflexiones, anécdotas y deseos de seguir recorriendo montañas viajamos de regreso a nuestros hogares.
A semanas de nuestra salida, ya con nostalgia y orgullo, recordamos lo vivido y sonreímos con la certeza de que cada paso ha valido el esfuerzo. ¡Nos sentimos listas para la próxima aventura!
Florencia Vidal