El 29 de octubre de 2021, como parte del proyecto firmado entre la Universidad Nacional de Tucumán, y la Asociación Argentina de Montaña, se dio inicio al proyecto Basura Cero en las sendas del Parque Sierra de San Javier con el propósito de solucionar el problema de los residuos en el Parque. Esta problemática no se debe solamente a los residuos que generan los visitantes al ingresar sino también de los residuos mal gestionados por las familias que viven dentro del parque (residuos en vía pública, quema de basura y la hojarazca, etc.)
La primera fase de este proyecto se realizó en el acceso a las sendas públicas de Horco Molle (El Funicular, Puerta del Cielo y Cuesta Vieja), en jornadas de 9hs de concientización ambiental sobre el manejo responsable de residuos dentro de las Áreas Protegidas. Las próximas fases del proyecto se realizarán en la Cascada del Rio Noque y en el Camping de la Ciudad Universitaria San Javier.
Representantes de la Asociación Argentina de Montaña junto con el personal del parque (voluntarios y guardaparques) recibieron a los visitantes informándoles sobre el proyecto y se les entregaba una bolsa (en caso de no poseer una) para que traigan los residuos que pudieran generar durante su visita. El mensaje era simple pero contundente: “todo lo que ingresa cuando entras, tiene que salir cuando salgas”
Para una mejor asimilación del mensaje y se produzca el cambio conductual deseado, se diseñó un método de gestión de basura sencillo para que pueda ser comprendido por cualquier tipo de persona independientemente de la edad: lo biodegradable vuelve a la tierra y lo inorgánico se lo separa para su reciclado. Ahora, si tenían un motivo un poco más alentador para colaborar con el proyecto y no dejar residuos en las sendas.
Residuos Biodegradables
La idea de proponer el Compostaje era la forma de hacerle frente al argumento de lo biodegradable como justificación válida de dejar las cáscaras y las semillas de fruta como así también el papel higiénico dentro de las sendas. Si bien hubo resistencia, las personas comprendieron la importancia de la conservación en áreas protegidas y se vieron motivadas con la idea de hacer compost a la salida.
Se cavó un pozo en un lugar con tierra árida y se preparó una pila de hojarasca con la cual se taparían los residuos para que no queden a la intemperie. Al salir las personas, se las acompañaba al pozo para que arrojen sus residuos y se les enseñó la técnica básica de compostaje. También explicamos los beneficios que tenía el compostaje al regenerar con nutrientes los suelos desertificados y el hecho de darle un nuevo uso a la hojarasca, prevendría la mala costumbre de quemarla. También se aprovechó para dar consejos sobre cómo aplicar el compost en casa.
Una vez gestionado los residuos orgánicos (húmedos), lo que resta son residuos inorgánicos secos: materia inerte sin vida (basura limpia). Resolviendo los orgánicos se soluciona el problema de los malos olores, las moscas y los animales que rompen las bolsas en busca de alimento. Este tipo de residuos es manipulable para la separación y clasificación para su futuro reciclado.
Residuos Reciclables
El parque habilitó 4 contenedores de colores para separar inorgánicos reciclables: Plástico, Vidrio, Papel/Cartón y Metal. El hecho de darle un destino con fines ecológicos sirvió para motivarlos a traer sus residuos e involucrarse con la dinámica de clasificación. El sistema de separación permite el acopio de material inorgánico para reinsertarlos en el mercado luego de un proceso de reciclaje; a la vez que reduce la cantidad de basura que debería ser recolectada por la municipalidad o la tentación a ser quemada por las familias locales.
Llevado a la práctica lo que pudimos ver, es que los visitantes aportaron principalmente deshechos plásticos (botellas, envoltorios de alimentos, sachets de gel energético, etc.) y cartón en forma de tetrapacks de jugos mientras que las familias locales aprovecharon para deshacerse de botellas de vidrio y metales varios (latas, aerosoles, fierros, etc). Cada vez que un contenedor se llenaba el personal del parque lo separaba para ser traslado luego al EcoPunto más cercano (Yungas de Pie).
Sendas Limpias
Si bien el proyecto tiene un enfoque preventivo (no generar basura en los espacios públicos) y solo se le pedía que nos informen si notaban un foco de basura para que personal del parque lo limpie; muchas personas se sintieron lo suficientemente motivadas a cambiar voluntariamente su día de paseo o entrenamiento por una actividad ecológica de limpieza espontanea. Bajaban con bolsas llenas de basura de todo tipo y luego las clasificaban según correspondía. Con estos voluntarios decidimos habilitar un Ecoladrillo para encapsular aquellos residuos no reciclables que encontraron, como ser barbijos sintéticos y los guantes de látex que usaron, entre otros.
Para las 16h del día sábado, los visitantes ya daban testimonio del éxito del proyecto: basura cero en las sendas de Horco Molle. Este testimonio se mantuvo hasta el final de la jornada 18hs del día domingo; las sendas finalmente estaban limpias.
En resumen, durante el fin de semana la Asociación de Montaña facilitó un método simple para ayudar al personal del parque a optimizar el manejo de la basura. Más allá de las resistencias esperables, los visitantes se sintieron muy contentos con la propuesta del compostaje y la separación de reciclables. El proyecto funcionó exitosamente en el sentido que los visitantes no dejaron sus residuos en las sendas y como era de esperar, el proyecto contagió las ganas de ayudar, sumando así voluntarios espontáneamente.
El personal del Parque estuvo siempre predispuesto y se observó un cambio notorio en cómo se relacionaban con el publico el día domingo de lo que era al comienzo del día viernes. Se había asimilado este simple método y para el ultimo día, ellos dirigían la logística de gestión de residuos. Cuando se les preguntó qué es lo que más les sirvió, contestaron: lo humano, cómo nos relacionamos con la gente, el manejo del discurso y la apertura al dialogo. La devolución me reconforta en el sentido que justamente esa era la clave del éxito y la captaron. Enterrar residuos orgánicos y separar inorgánicos es algo que la gran mayoría ya conoce (que no se haga es otro tema). Hacer recolección de basura y postear fotos en las redes es algo que muchas personas también lo hacen. Ahora, dedicar un fin de semana a un proyecto de conservación de un área natural protegida que no depende solamente de las autoridades que la administran sino de todas las personas que la habitan… eso sí que es otro tema. Tomarse el tiempo para conectar con cada visitante, con las familias que viven en el lugar, con los guardaparques y los voluntarios; escucharlos activamente, tener ganas de conocerlos, demostrar interés en las problemáticas que se presentan y proponer mejores prácticas de conservación derribó muchas barreras que nos separaban. Durante un fin de semana se sintió una especie de comunidad donde cada cual aportó una parte fundamental que sinérgica y espontáneamente nos permitió para lograr el resultado tan anhelado: sendas limpias, basura cero.
José Monmany