Al Ñuñorco Grande por la senda de Mula Corral – 9 de julio de 2022

Por nuestros compañeros: Sebastián Gramajo, José (Pepe) Sebastián Rodríguez, Rubén Goñi y Mario Acevedo

   Desde que comenzó el año que vengo pensando en retornar a la Asociación Argentina de Montaña. Había dejado de participar de las actividades, como muchos, debido a la pandemia.     Nuevas obligaciones laborales fueron postergando este ansiado regreso. Pero estaba en mí la fuerte determinación de hacerlo. Los placenteros recuerdos del CIM 2019 y los pocos ascensos antes de marzo del 20 me empujaron de vuelta a las sendas y si se puede y con permiso de la Pacha a las cumbres. Y así fue que me uní a la primera oportunidad que se dio. Esa oportunidad no fue otra que la de subir al célebre Ñuñorco Grande el 9 de Julio. No lo dudé. Había que estar ahí.

    Salimos a la madrugada de la ciudad de San Miguel de Tucumán.

    Y sin demasiadas vueltas, aún a la madrugada y con sólo un poco de luz solar ya estábamos en el paraje conocido como Mula Corral. El guía y amplio conocedor del lugar es Sebastián. Desde esas últimas casas de El Mollar empezamos a caminar cuesta arriba. Ahí la aplicación marca 2 213 msnm. A poco de andar y ya con un poco más de luz nos encontramos con un par de amables lugareños que nos cuentan que son de las casas que están ahí abajo y que están yendo a controlar la toma de agua, tarea para la que se turnan los vecinos. El agua es efectivamente un serio problema en la comunidad. Seguimos camino ascendiendo por quebradas con alisos grandes cuyas ramas están pobladas de musgos que semejan grises cabelleras.

    Es interesante recordar que el nombre original del cerro es “Panaghao”, voz cacana que es la lengua que se usaba antes de la llegada de los incas. La palabra Ñuñorco proviene del quechua y significa cerro (orco) y seno (ñuñ). El cerro se encuentra entre las quebradas de Los Sosa y la del Portugués y es parte de la Reserva Provincial Los Ñuñorcos.

    A los 2 753 msnm se sale ya del bosquecito de los alisos grandes. A continuación, la vegetación cambia llamativamente. Los siguientes alisos son cada vez más pequeños hasta desaparecer casi a los 3 000 msnm. Se ven cóndores circulando en el limpio y relativamente claro cielo tafinisto. La vista del lago del embalse es casi inmejorable. No hace frío, pero aún no sentimos el aire caliente del anunciado viento zonda. Eso será una vivencia extraña que ocurrirá a la tarde durante el descenso.

    Ya a los 3 100 metros han quedado atrás las especies arbóreas. Encontramos ahí una cruz en la senda marcada por pequeñas apachetas. El punto marca la cercanía de la cumbre. Es aproximadamente el kilómetro 5 de los 6,4 que recorreremos hasta la cumbre.

    Así llegamos a la cima de uno de los cerros más famosos de nuestra provincia. El día es maravilloso. Para Sebastián es una vez más de la más de 15 veces que anduvo por el lugar. Todo un baqueano el amigo. Para Rubén el ascenso número 10 pero el primero con esta vista maravillosa con la ausencia de nubes y con muy poca bruma. Para mí es la segunda vez y el bautismo es para Pepe. Todos estamos felices. Hicimos un buen tiempo. Nos queda la tranquilidad de almorzar apaciblemente y observar la maravilla que nos rodea. Lo hacemos mientras compartimos nuestros alimentos con tres ágiles perritos que nos acompañaron. 11:45 AM de un día especial para la Nación. Ahí hacemos flamear la bandera. Agradezco a la Pachamama poder contar con gente que acompaña y con el cuerpito que aún nos tira hacia las sendas.

    Regresamos lentos y tranquilos. A la vuelta como adelanté nos golpeará de frente un fuerte y cálido viento zonda. En su recorrido levanta mucha tierra. Así llenos de tierra bajamos a la villa aún con mucha luz solar. Compartimos una merienda a la vera del lago del dique y regresamos a la ciudad complacidos de volver a unirnos en las sendas de montaña.

Mario Acevedo

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