Por nuestros compañeros (Alicia Carolina Peña, Ana Belén Vizcarra Páez, José (Pepe) Sebastián Rodríguez, Miguel Juri, Luis Villa, Rubén Goñi y Franco Rodríguez)
El viernes 28/10, aproximadamente a las 13hs, nuestro grupo de caminantes llegaba al punto de encuentro en el camping de Rio Grande. El protector solar y las gorras iban a ser los principales protagonistas en el inicio de esta aventura, ya que se veía que el sol y el calor no nos darían tregua durante todo el camino.
Después de ultimar algunos detalles, llegadas las 13:30hs nos cargábamos la mochila al hombro y dábamos inicio a el primer tramo de esta travesía, nos esperaban unos 15km, gran parte de ellos, bajo el rayo del sol, hasta nuestra primera parada en La Hoyada. Después de caminar unos cuantos kilómetros, ya se empezaba a sentir el calor, por suerte llego el primer cruce del rio Grande (primero de casi 20 cruces que nos esperaban por delante entre esta jornada y la del sábado), al meter los pies en el agua se sintió un gran alivio y el camino se empezó a disfrutar un poco más.
Pasaban las horas, pasaban los kilómetros, caminábamos con calma mientras avistábamos árboles y animales y cada curiosidad o duda que teníamos era respondida por nuestro compañero (casi biólogo) Pepe, quien nos fue llenando de info todo el camino.
Aproximadamente a las 19hs llegábamos a la Hoyada, lo primero que se hizo fue armar las carpas, una vez concluida esta tarea, le hacíamos entrega a “Norma”, la personal auxiliar de la “Escuela N°367 de La Hoyada”, algunos chocolates, caramelos, juguetes y cuadernos que fueron llevados para los 6 alumnos con los que cuenta esta escuela. Ahora si, a relajarse, calentar agua y dar inicio a la ronda de mates, en donde un pan casero recién comprado y unas chocolinas (cortesía de Belén) iban a ser las estrellas de la tarde.
De a poco empezaba a oscurecer, mientras seguía la ronda de mates y el avistaje de algunos animales como la “Garza Bruja”, que para nuestra sorpresa estaba construyendo un nido en uno de los árboles del lugar. Una vez llegada la noche, después de observar un cielo estrellado, algunos satélites y también darnos de lujo de poder admirar algunas estrellas fugaces, preparábamos la cena para luego (con el canto de algunas lechuzas de fondo) descansar, ya que al día siguiente nos esperaba el segundo tramo de nuestro recorrido hasta Chasquivil.
*Una observación importante es que, desde el camping de Rio Grande hasta Chasquivil no hay señal de celular en todo el camino. Y en la escuela Nº 367 de La Hoyada pudimos conectarnos por un momento a la red wi-fi para comunicarnos con nuestros seres queridos y comentarles cómo iba nuestra aventura.
Empezaba el segundo día, las alarmas sonaban a las 6am (aunque los gallos ya nos habían despertado a las 4am), nos levantábamos, y luego de desayunar y desarmar las carpas, guardábamos las mismas, junto con las bolsas de dormir, calentadores, garrafas, aislantes y algunas cosas más en la escuela.
Llegadas las 7:30, nuevamente cargábamos la mochila al hombro (esta vez mucho más liviana) y comenzábamos con el segundo tramo, nos esperaban otros 15km por delante. Nuevamente a cruzar ríos, observar la naturaleza, oler las hojas de los “cochuchos” que nos íbamos cruzando para saber si se trataba de un cocucho bendecido, como el que está camino al Cabra Horco, o no (dato aportado por pepe: el cochucho bendecido tiene un olor desagradable, en sus hojas, los que encontramos en el camino, eran de los que tienen un olor agradable, como cítrico). Después de unos 5km llegaba el ultimo cruce de rio que tendríamos. A cargar agua y adentrarse en la montaña, los primeros kilómetros fueron entre árboles, cruzando pequeños arroyos y escuchando cantar diferentes tipos de aves, también cruzando muchas vacas y toros que nos miraban muy curiosos al pasar, luego la senda se transformaba en una especie de caracol, en donde tendríamos que subir un desnivel de aproximadamente unos 500 metros, mientras más alto estábamos, mejor vista teníamos hacia las cumbres de Raco.
Una vez terminada esta cuesta llegábamos a un precioso valle, desde donde se tenía una vista espectacular a todas las Cumbres Calchaquíes. Allí nos tomamos unos minutos para descansar y contemplar la belleza de las montañas y los hermosos paisajes que tenemos en nuestra pequeña, pero a la vez tan inmensa provincia. Después del descansito, nos disponíamos a recorrer los últimos 5km que nos faltaban, con una vista a las Cumbres Calchaquíes por delante y con el Cabra Horco observándonos a nuestras espaldas, con un sol radiante y una temperatura bastante elevada, disfrutábamos cada paso que dábamos.
De a poco nos dábamos cuenta que cada vez estábamos más cerca de nuestro destino, ya que a nuestro costado se hacía presenta la capilla de Chasquivil, unos pocos metros más adelante la Escuela Nº 218 y el CPAS del lugar. Las ansias por llegar se hacían sentir, hasta que por fin vemos a lo lejos el “Hospedaje Piedra Larga”, en donde Cayetano Arce, junto a su esposa Soledad, nos esperaban y recibían con gran alegría.
El menú del día fueron pizzas, y como dice el dicho, panza llena, corazón contento. Ahora sí, nuevamente a relajarse y disfrutar de nuestro día en un lugar tan hermoso como es Chasquivil. Después de dormir una corta siesta, se volvió a dar inicio a la ronda de mates, esta vez en el rio Chasquivil, que es tributario del río Vipos y que está a unos metros del hospedaje. Llegadas las 18hs nos informaban que la merienda estaba lista, pan casero, con mermelada y un rico mate cocido en el cual se podía apreciar el aroma y el sabor del arcayuyo, la verdad un mate como este, en un lugar tan pintoresco, es un lujo. Luego de la merienda, de recorrer un poco el lugar y de varias charlas con mates de por medio, tuvimos el placer de conocer a Ángel, el hijo menor de Cayetano, quien con tan solo 13 años posee de una habilidad increíble con el acordeón a piano, instrumento que aprendió a tocar de oído, por sí solo. Realmente Ángel es un niño con una habilidad increíble para la música quien nos deleitó con algunos chamamés, antes de nuestra cena. Terminada la cena (esta vez empanadas), no queríamos dejar de disfrutar la hermosa noche y el hermoso cielo estrellado que nos ofrecía Chasquivil, la temperatura había bajado, pero esto no fue un impedimento, nos colgamos la colcha en la espalda y fuimos a disfrutar nuevamente de un cielo de ensueño, antes de irnos a descansar.
Al día siguiente las alarmas empezaron a sonar a las 7am, y después de un rico mate en el desayuno, nuevamente con pan casero y mermelada procedimos a despedirnos de Soledad y de Cayetano, previa foto, agradecerle por tan buena recepción y emprender la vuelta a nuestros hogares. Teníamos más de 30km para recorrer, los cuales fuimos caminando sin ningún apuro, disfrutando del paisaje y de las vistas, también haciendo una parada estratégica en el rio para refrescarnos. Una vez que llegamos a la escuela de la hoyada, volvimos a cargar carpas, bolsas de dormir y demás cosas en las mochilas y seguimos adelante. A poco caminar desde La Hoyada, nos cruzamos con la Directora de la Escuela de La Hoyada Srta. Sandra Pappalardo, que es personal único de la misma. Nos resultó muy agradable ese momento, porque pudimos agradecerle que nos permitiera deja nuestras cosas en la Escuela y a la vez tener esa cercanía con algunos de estos docentes que hacen grande a nuestra patria
A poco que continuamos nuestro regreso, comenzó a hacerse presente un viento que parecía que se iba a llevar todo. Las montañas habían desaparecido de nuestras vistas por la cantidad de tierra que había en el ambiente, aun así, no fue un motivo para no disfrutar del recorrido que nos quedaba por delante. Un poco antes de las 18hs volvíamos a encontrarnos con los autos, compramos algunas cosas y nos dirigimos a la casa de Miguel, en Raco, quien amablemente nos abrió las puertas de su hogar para que podamos disfrutar de una merienda. De a poco nos despedíamos del grupo y empezábamos la vuelta a nuestros hogares, muy felices y contentos con la expedición realizada.
Me gustaría aclarar que esta fue mi primera salida con la AAM. Soy un socio nuevo, y la verdad que todas y cada una de las personas con las que fui me integraron y me hicieron sentir muy cómodo en todo momento. Espero que este relato pueda transmitir un poco el hermoso finde que pasamos. También agradecer a María Cavagna quien no pudo ir a la caminata pero aporto los caramelos y chocolates para los niños de La Hoyada.
Franco Rodríguez
PD: Les dejamos el celular de Cayetano Arce, para comunicarse, responde cuando está con señal de wifi (381-5153878) y también su perfil de Facebook https://www.facebook.com/profile.php?id=100043660161640