Por nuestros compañeros: Ibonne Tucznio, Nadia Díaz, Edgardo Andrade, Adrián Toledo, Franco Rodríguez y Rubén Goñi
Por:Rubén Goñi
Esta aventura comenzó el 6 de diciembre, cuando hablando con Nadia, me tira la propuesta de ir a la cordillera a hacer el San Francisco, cuando me lo dice me quedo un poco perplejo, asombrado y como en estado de shock, lo único que atino a decirle es “esperemos que pasen las elecciones”, que eran a fin de mes, le digo esto un poco también para hacer correr el tiempo y poder acomodar en mi cabeza qué contestar.
Pasaron los días y se empezaba a acercar el momento de tomar una decisión, la responsabilidad era importante porque ya sabíamos que a esta expedición no iba a ir ninguno de los compañeros que la habían organizado antes y que daban la suficiente confianza para hacerse cargo del compromiso.
Y como dice Christian Vitry, para hacer alta montaña, una de las condiciones es dejar lo mejor posible las cosas abajo, y eso para mi, consistía en avisarle a mi Señora que iba a estar con la expedición afuera por una semana, mi hija vive en Bs. As y mi hijo se iba de vacaciones con sus hijos. Con el ok de ella, que me vaya tranquilo, las cosas se empezaban a alinear, en lo personal.
El paso siguiente era confirmarle a Nadia que podíamos comenzar a organizar la expedición, y ahí me comenta la muy buena noticia que también Edgardo (su esposo) iría con nosotros. Esa noticia, era algo muy alentador, con Edgardo había salido menos veces, lo suficiente para saber que su presencia sumaba mucho a la expedición.
Faltaba confirmar la fecha probable para ir, primero tenía que ser en enero, porque por razones de trabajo Nadia y Edgardo no podrían en febrero. A la vez sabíamos que esta expedición tiene un tiempo de organización y había que empezar a invitar a los compañeros para sumarlos.
El otro tema muy importante era el clima, ya nos había pasado el año pasado con Carlos Soria cuando el clima estuvo intratable y tuvimos que volvernos por la nieve que hubo durante varios días en toda la zona. Los primeros días de enero de este año, el pronóstico también estaba dando nieve en la cordillera, pero parecía que a mediados de mes el pronóstico empezaba a cambiar.
Comenzamos a definir las cosas junto con Nadia, y lo primero que hicimos fue avisarle a Pablo Exequiel Romero, nuevo presidente de la AAM y tratar de contactarnos con Ulises Kusnezov, que estaba trabajando en la zona del Aconcagua, él nos contestó el 7, dándonos todo el apoyo y el aliento de que lo podríamos hacer.
Comenzamos con las invitaciones a los compañeros, siempre pensando en invitar a los que sabíamos que estaban mejor preparados que nosotros 2, porque no nos sentíamos con todas las condiciones necesarias, para manejar situaciones muy complicadas que nos pudieran surgir, la alta montaña es un lugar que hay que tenerle mucho respeto.
Invitamos a varios compañeros, muchos ya tenían armados sus planes de vacaciones y otros por otros motivos, terminamos siendo 7. Era un lindo número y nos podríamos organizar en 2 vehículos.
La idea, para tener éxito era hacer lo que siempre hizo la AAM, cuando fue a la cordillera, tener elaborado el plan de aclimatación y de desempeño del grupo en las ascensiones previas a la ida al Volcán San Francisco, que era el objetivo.
Una vez conformado el equipo de los 7, se definió las fechas, quedamos del 21 al 28 de enero, o sea saldríamos de Tucumán el 21, si todo andaba bien, podríamos terminar el 27, pero dejamos un dia para tener cierta flexibilidad si el tiempo no nos era favorable, el plan era el siguiente:
Una semana antes, todo el grupo se iba a hacer nuestro querido Refugio del Bayo a los 4 350 msnm, para estar mejor aclimatados y armonizar entre nosotros.
El 21 llegaríamos a Pastos Largos, que está a los 3 300 msnm, llegar de dia y empezar a estar en ambiente, el 22 nos dirigiríamos a Las Grutas a presentar la documentación en Gendarmería, y ubicarnos en lo que queda del Refugio de Vialidad de la Provincia de Catamarca, y una vez terminado eso, nos iríamos a hacer el Falso Morocho, luego el 23 sería descanso, el 24 haríamos el Balcón del Bertrand, el 25 descanso, el 26 intentar el San Francisco y el 27 emprender el regreso, si todo nos salía bien.
Entre los preparativos, lo más importante era tener seguridad de contar con agua potable en Las Grutas, ya que al no estar en uso el Refugio, no había agua disponible. Por suerte hablamos con el Edu Salas (Chango Chico), amigo de Ulises y del Club, que justo estaba con la Agrupación Calchaquí, allí, y nos aconsejó llevar carpas por si no hubiera lugar y nos indicó de donde sacar agua potable cerca del Refugio, eso era un gran alivio. Un agregado, cuando nosotros estábamos en Las Grutas se perforó un pozo a una profundidad de 40 metros y se obtuvo agua potable, faltaba que vengan las autoridades correspondientes para que se haga la habilitación y las correspondientes cañerías para tener acceso al agua potable para todos los que vayamos allí
Hicimos la primera parte del plan, nos fuimos al Refugio del Bayo el 14 y 15 de enero, todo el equipo anduvo muy bien, y cuando regresamos nos fijamos fecha para el martes siguiente para comenzar a definir las compras y todos los demás detalles.
Ese domingo 15, ya regresados, Matías García, tiene un inconveniente y se tuerce el pie, lamentablemente se tiene que bajar de la expedición, enseguida nos reorganizamos, por suerte, porque uno de los vehículos en los que íbamos a ir, era el de él, y pasó a ser el de Adrián que lo reemplazó.
El martes 17, acordamos todos los detalles y se hicieron cargo de las compras Nadia, Edgardo y Adrián, con la colaboración del resto, ya teníamos el anafe del Club y Nadia y Edgardo, llevaban una garrafa de 10 kg, una mesa, unas sillas de camping y varios elementos más para cocinar, una conservadora grande, donde traíamos la carne y los fiambres, una luz con batería, cargador solar para celular. Aparte habíamos pedido equipo al Club, llevábamos 3 radios, 2 del Club y una de Nadia, el powerbank, carpas y cada uno llevaba unos 6 lts. de agua potable, para los primeros días. Aparte llevábamos todos los elementos necesarios para limpiar el baño, que seguro no lo íbamos a encontrar en condiciones.
En esa reunión del martes, también estuvimos con el Presidente del Club, ya que esa iba a ser la primera expedición de su gestión, deseándonos los buenos deseos de que todo vaya bien y podamos llevar la bandera de nuestro Club, nuevamente a esa cumbre.
Por supuesto una expedición de estas características conlleva una serie de aspectos organizativos también en lo personal, cada uno tenía lo suyo, en especial Nadia y Edgardo tuvieron que dejar con la Abuela en Salta, a las 2 nenas y así los demás, en menor escala, pero con situaciones también que requerían una organización.
En la medida que se acercaba la partida, iba subiendo la adrenalina de todo lo que implicaba esta expedición. Todos teníamos los tracks y se iban aclarando todas las dudas.
Hicimos la inscripción de la expedición en la Dirección Provincial de Turismo de Catamarca, con todos los detalles que piden, más otras planillas que había que llevar por triplicado, para presentar primero en la comisaría de Fiambalá y luego entregar sellada a Gendarmería en Las Grutas.
Arrancamos el 21, temprano, tipo 7 y media con Adrián, Ibonne y yo en la Duster de Adrián y Edgardo y Nadia en su camioneta a la que se sumó Franco.
Por supuesto como ocurre siempre en estas expediciones íbamos hablando tonteras y comentando diferentes temas, en un muy buen ambiente de camaradería. Nos comunicábamos con los compañeros y nos encontramos antes de la circunvalación de S. F. del Valle de Catamarca. Después de un intercambio, quedamos en pararnos a comer en Chumbicha.
Después de Chumbicha y ya sobre la Nacional 60, paramos en Villa Mazán, para comprar aceite y aceitunas para nuestras comidas, en Tinogasta para cargar combustible y comer helados artesanales y de allí a Fiambalá a presentar la documentación y hacer sellar la que dejaríamos en Gendarmería.
Salimos de Fiambalá, en dirección a nuestro destino, el dia estaba muy agradable, empezamos a transitar el Valle de Chaschuil, y atravesar la Quebrada de las Angosturas, que su variedad de colores es un regalo al alma, y nos hace sentir unos privilegiados, poder disfrutar de ese paisaje, luego el camino se hace menos sinuoso, nos regala el paisaje de la puna y se empiezan a avizorar las primeras cumbres de la cordillera y empezamos a sentir esa emoción de pensar que vamos con el propósito de ascender a una de esas cumbres. Todo un desafío que venimos dispuestos a enfrentarlo. Llegando al refugio de Pastos Largos, pudimos ver el Inca Huasi, y por lo que podemos ver la nieve que cubre su cumbre está mezclada, más abajo con parte del terreno, lo que muestra que la capa no es tan gruesa, si bien no lo vemos al San Francisco, nos alienta a pensar que puede no tener nieve. Nos alimentamos con esa ilusión.
En el refugio, nos encontramos con 3 montañistas de Bs. As. que habían llegado un rato antes, saludamos e intercambiamos comentarios, ellos también tenían el plan de hacer el San Francisco.
Como había espacio de sobra, nos ubicamos en una de las habitaciones los 6, mientras se empezaba a hacer la noche, que, si bien bajaba la temperatura, había poco viento, por suerte.
Un comentario del refugio, es que sigue estando en buenas condiciones, como lo había conocido en el 2016, e incluso con algunas mejoras. Gracias a los pescadores que lo siguen manteniendo.
El refugio está a un poco más de 100 km. antes de llegar a Las Grutas y unos 10 km antes del Hotel de Cortaderas,
A la mañana siguiente, nos levantamos temprano, desayunamos, acomodamos las cosas, preparamos los sándwiches, que eran para la comida de marcha del Falso Morocho y un poco antes de las 9, ya estábamos en la ruta, camino a nuestro destino donde pasaríamos el resto de nuestra expedición. En la medida que nos acercábamos, nuestra ansiedad crecía, queríamos verlo al San Francisco, queríamos verlo, por momentos parecía que era, pero no, faltaba, hasta que cerca de unos 10 km antes, del puesto, pudimos verlo en su inmensidad y para alegría nuestra, sin nieve, el clima estaba de nuestro lado, solo quedaba que nosotros hiciéramos lo que correspondía.
Como migraciones estaba funcionando lunes y jueves, solamente hubo que presentarse en Gendarmería con la documentación sellada y nos habilitaron para pasar al refugio. Había poca gente, asi que pudimos elegir un lugar cómodo, donde entrábamos los 6 y todos nuestros pertrechos. Esta habitación pasó a ser nuestra casa, por 6 dias. Dejamos todo lo que no íbamos a necesitar y nos alistamos para nuestro primer ascenso, el Falso Morocho.
Como el primer tramo es plano, pedimos permiso a Gendarmería y volvimos a salir unos metros en la ruta, para tomar el camino que nos llevó a la base del cerro. El dia espectacular, despejado y sin frío. Arrancamos con Nadia adelante con Adrián y el resto formando la fila, todos a buen ritmo, llegamos en 1 hora y 40 minutos, eran 3 km y unos 450 metros de desnivel. Disfrutamos de la cumbre, con esa tremenda apacheta y el paisaje maravilloso que se puede observar desde allí, el Sanfran, el Inca, el 2 Conos, el Peinado y tantos otros, además de ver todas las instalaciones que están alrededor de Las Grutas, la ruta 60 que se observa de este a oeste y las lagunas que hay en todo ese entorno
Después de unos 40 minutos, luego de las fotos de rigor, emprendimos el regreso y en 1 hora y 15, ya estábamos en los vehículos, y nos fuimos a visitar a una de esas lagunas y observar a los flamencos y asi poder disfrutar un poco más esos momentos inolvidables.
Ya más relajados nos empezamos a organizar en “nuestro hogar”, estábamos cerca del baño, al que limpiamos y dejamos una pinturita, y reaprovisionamos todos los bidones con agua, que recogíamos de la acequia que corre allí cerca, que es agua para usar en los servicios, no para tomar.
Ese dia y el siguiente intercambiamos conversaciones con otros montañistas que estaban allí, entre los cuales estaban los que habíamos encontrado en Pastos Largos.
El dia siguiente fue de rélax y también de ir a los baños termales, que están por allí cerca, a unos 2 km, donde también encontramos a otros montañistas de Córdoba, que también estaban aclimatando para hacer otros 6.000.
Y luego de la cena, nos preparamos para el siguiente desafío, que iba a ser el Balcón del Bertrand, los sanguchitos, el agua, la ropa y los demás elementos, los días seguían siendo muy buenos, con algunas nubes por la tarde que hacían bajar un poco la temperatura, pero sin lluvia.
A las 7 y 45 del dia 24, ya estábamos en marcha, desde Las Grutas son unos 9 km en el vehículo, para la entrada de la senda. A las 8 y 10 empezamos a caminar, con viento, y como el sol no nos daba, en nuestro cuerpo se sentía el frío, hasta que luego de un rato empezamos a calentarnos y sacarnos un poco de ropa. Hicimos una sola parada y en 3 horas, fueron un poco más de 4 km., para llegar hasta la gran apacheta que está a casi los 5 200 msnm, superando un desnivel de unos 720 m.
Nos quedamos un poco más de media hora en la cumbre, en la que nos llenamos de esos paisajes que movilizan nuestro interior, cada vez lo veíamos más cerca al San Francisco y el equipo iba tomando confianza, y en un gesto de superioridad algunos compañeros gritaban, de esta subida “¡¡¡Esto no es ni aca!!!, ¡¡¡esto no es . . . .!!!”. En la alta montaña, cada uno se da ánimo como puede, y esta resultó ser una de ellas.
Desde este balcón se puede apreciar el Bertrand en toda su dimensión y se puede observar su boca implosionada, con ese color anaranjado, variado, que permite imaginar parte de su contenido.
Como habíamos andado bien con el tiempo, resolvimos bajar y comer en “nuestro hogar”. En 1 hora y 40, ya estábamos en los vehículos, emprendiendo el regreso.
Después de comer, la preparación de las comidas durante la expedición, estuvo a cargo de Adrián, Nadia y Edgardo, el resto colaborábamos y algunos lavábamos los platos y demás enseres, como el que suscribe, entramos en un descanso, que terminó en los baños termales, con mates y mucha charla, con los compañeros cordobeses, con quienes ya éramos muy conocidos.
El 25, nos fuimos después de desayunar a visitar la Laguna Verde, que está a unos 40 km de Las Grutas, o sea a unos 20 km del límite, ya en Chile. En el límite, hicimos una parada para apreciar nuestra ruta a seguir el día siguiente y visualizar la “diagonal”, que al decir de Franco, no es tan angosta, como me la imaginaba, ya que desde abajo se puede apreciar muy bien ese “tajo”, hecho en la montaña. También vistamos el refugio que está allí y pudimos recordar lo escrito cuando estuvo con la AAM el año pasado, Carlos Soria, en la memorable visita que nos hizo.
Al regresar y después de almorzar, empezamos a redondear nuestro plan para el dia siguiente, que iba a ser nuestro Gran Dia. Quedamos en acostarnos temprano, dejar todo listo, intercambiábamos opiniones de lo que cada uno llevaría puesto, tanto arriba como abajo. El pronóstico nos estaba resultando favorable, frío a la mañana, despejado y casi sin viento en la cumbre al mediodía. Un detalle en Las Grutas hay señal de datos, o sea se puede hablar por celular y navegar.
Resolvimos dejar todo listo, cenar temprano y despertarnos a las 2 y 30 de la mañana del dia jueves 26. Los amigos de Bs. As. nos pidieron si los podríamos acercar hasta la base, así el tercer compañero de ellos no se despertaba temprano, él los iría a buscar luego. Quedamos que a las 3 y 15 emprendíamos la marcha.
Esa noche, cada uno durmió como pudo, en lo personal, la adrenalina que tenía, me impidió relajarme y solamente pude dormitar muy poco.
A las 2 y 30, sonó la alarma y empezamos a prepararnos, cada uno revisando cada cosa que teníamos que llevar, aparte del frontal y la comida de marcha y el agua, eran los 2 pares de guantes, el buff, la gorra, la campera de pluma y el resto de la ropa que llevaríamos puesta.
Desayunamos, sin demasiado protocolo y empezamos a cargar las mochilas y los bastones, a las 3 y 15 emprendimos la marcha, 4 en cada vehículo. Los 21 km, que separan Las Grutas, hasta la base del Sanfran, lo hicimos en total silencio, nadie atinó a hacer ningún comentario, todos estábamos ensimismados en nuestros pensamientos.
El amanecer se presentaba muy favorable, con frío, pero poco viento, a las 4 de la mañana comenzamos a caminar, con Nadia dando un grito de aliento al grupo y encabezando la fila, a la que se agregaron los amigos de Bs. As. que también iban a nuestro ritmo.
Como todo el primer tramo tiene la huella para camioneta 4×4, se hace bastante sencilla esta parte, en ese caminar observamos una camioneta de la que bajaba otro grupo para encarar el mismo objetivo y más adelante, cuando ya habíamos hecho casi una hora, sentimos y observamos que venía otra camioneta subiendo y que nos pasa, para detenerse más adelante, eran de una empresa que se dedica a hacer salidas, Alto Rumbo, se llama, los superamos mientras ellos se aprestan y seguimos el camino, que luego comienza a desaparecer la senda y se comienza a seguir subiendo en el medio de piedras, sin inconveniente.
En ese recorrido, se llega hasta los 5 200 msnm y desde allí se baja a una pequeña quebrada, donde ya se empieza a ver la diagonal y el dia había comenzado a aclarar. Los de las camionetas, ya había desaparecido, o sea se habían bajado y aparecieron 2 montañistas de Capital Federal que venían a buen ritmo y enseguida encararon la diagonal.
Adrián, ya se nos había adelantado, nos decía que si se sentía bien iba a intentar a exigirse un poco más y ver si podía subir más rápido y seguía subiendo, el resto continuábamos compactos, con los 2 amigos de Bs. As, Edgardo ya se había hecho cargo de la retaguardia y venía cerrando el pelotón.
Transcurríamos la diagonal y ahí Ibonne, le dice a Nadia, ¡Bajemos el ritmo Nadia, vamos bien, no nos quememos, a pan y queso!!! Así terminamos la diagonal y la parte del enlace que nos lleva al plató, donde ya estábamos a los 5 800 msnm. Hicimos una parada para recuperar fuerzas, y la emoción que nos quedaba muy poco, se empezaba a sentir, ya sabíamos que desde ahí no se bajaba nadie, íbamos a llegar todos.
La senda, que está marcada, el dia que nos acompañaba y la nieve endurecida en algunas partes, mirar hacia arriba y ver que ya no hay más nada, nos anunciaba que estábamos ahí.
Llegar a la cumbre y descargar nuestras emociones fue algo único. Adrián, que ya estaba allí, se encargó de dejar testimonio con su filmación de todo lo que cada uno pudo expresar. Nos habíamos sacado esa mochila para el resto de mis compañeros, de estar por primera vez en un 6.000 y para mi, para estar por segunda vez, y ahora de un modo totalmente distinto, con Nadia, que fue la de la idea, lo habíamos logrado. ¡¡¡LLEVAR NUEVAMENTE LA BANDERA DE LA AAM A LA CUMBRE DEL SAN FRANCISCO!!!!
Estaban allí también esperándonos, aparte de Adrián, los 2 amigos de Capital Federal (Nicolás Baccaro y Luis María Roldán). Al final terminamos siendo 10, en la cumbre con los 2 amigos de Bs. As, (Franco Ruggeri de Pigüé y Leandro Camero de Carhué), que llegaron con nosotros. Todo esto contribuyó a sentirla a esta cumbre como una gran felicidad.
Habíamos empleado 7 horas y 45 minutos en subir, Adrián mucho menos que el resto, llegamos a las 11 horas y 45 minutos, fueron 1 3000 m de desnivel y 7 km de recorrido, en un dia nos permitió mirar todo el paisaje de las cumbres que rodean al San Francisco, luego de un descanso de un poco más de media hora, emprendimos el regreso, donde salió a luz la verborragia del grupo, ya relajados, atentos en nuestros pasos, pero en la mochila esa cumbre que nos iba a sumar en nuestro entusiasmo para seguir haciendo montaña.
En 4 horas y 15 minutos, ya estábamos en los autos, emprendimos el regreso hasta Las Grutas, con todo nuestro ser feliz, y llegar para tener señal y primero avisar a nuestras familias y al Club, que esperaban noticias nuestras y contarles la buena nueva.
El resto del dia ya transcurrió con tranquilidad y empezando a pensar en nuestro regreso.
Nos levantamos temprano, desayunamos, nos despedimos de los amigos con los que habíamos hecho cumbre, recogimos nuestras pertenencias, nos organizamos en los vehículos, nos hicimos unas fotos de despedida y emprendimos el regreso, que terminó en nuestros hogares después que Tucumán nos recibiera con un diluvio. Felices de haber logrado el objetivo con nuestro querido Club, la ASOCIACIÓN ARGENTINA DE MONTAÑA.
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