Expedición realizada en julio de 2025 por nuestros socios: Cynthia Pérez Mac Gibbon, Mariela Gutiérrez, Silvia Lomascolo, Judith Nieman, María del Carmen Ahumada, Ana Ludeman, Lola Bascary, Natalia Dahud, Fátima Lucero de la Rosa, Ibonne Tucznio, María Cavagna, Facundo Suárez, Nadia Díaz, Edgardo Andrade, Santiago Bliss, Sebastián Leal y Adrián Domínguez.
Relato escrito por: Judith Nieman
Me gusta la naturaleza, cada vez más. Me fui acercando a ella como fui pudiendo y por diferentes motivos. En el año 2023 hice el curso de iniciación al montañismo (CIM) que ofrece la Asociación Argentina de Montaña (AAM), por insistencia de unos amigos me inscribí sin saber de qué se trataba y sin ellos, obviamente, porque así son e igual los quiero. De nada sirvió, al advertir cuál era el programa del curso, rogarles que lo hicieran conmigo. Llegué sola al primer encuentro preparatorio de una próxima salida que me encontró en pésimo estado físico e incrédula absolutamente de un itinerario de más de 5 horas de caminata con un desnivel positivo considerable (ni siquiera sabía qué era eso en aquel momento).
Los primeros indicios de lo que se venía aparecieron allí mismo. Personas desconocidas que se ofrecían a ayudarme, a controlar mis pasos y mi respiración, a cargar mi mochila, a almorzar junto a mi sin hacer cumbre porque yo no llegaba ni remotamente.
Y de repente algo se encendió. El desafío de la siguiente salida. Entrenar, comprometerse y finalmente conseguirlo. Estaba bueno.
¿Dormir en la montaña? ¿Qué era eso? Pero resultó que los mejores cielos se veían desde allí.
Luego la vida, a veces podés organizarte y salir, otras veces ya no tanto. Pero siempre siempre habrá algún montañista, más o menos próximo, armando algo para el fin de semana y dispuesto a compartirlo cuando, por fin, tenés el tiempo disponible.
Y así, de esa manera, llegó la Travesía Tilcara- Calilegua. Alguien preguntó, alguien tomó la iniciativa, alguien empezó a organizar y muchos a anotarse. 17 personas finalmente entre las cuales, maravillosamente, me encontraba yo.
5 días y 4 noches de inmensidad, de puro color, de mucho cielo, de agua y roca en tantas diferentes formas. Y de eso otro también. De generosidad, de calidez, de solidaridad, de preocupación genuina y de cuidado mutuo, de ayuda constante, de palabras de aliento, de espera, de mucha risa, de silencios, de alguna canción, de ir contándose la vida y conociéndose. Haciendo un lugar a todo aquel que esté dispuesto a vivirlo de esa manera.
La montaña te deja con ganas de más. No es nunca un punto de llegada sino un destino cumplido que posibilita el siguiente.
Me gusta la naturaleza, pero también me gustan los amigos y las amigas montañistas como lo son aquellos y aquellas con quienes compartí Tilcara – Caliegua. Gracias infinitas Cyn, María, Maria del Carmen, Santiago, Mariela, Ibbona, Anita, Faty, Silvia, Lola, Naty, Facundo, Sebita, Nadia, Edgar y Adrián. Y gracias a algunos otros con quienes compartí otros caminos que también me llevaron a éste.
Gracias infinitas infinitas a Cyn Perez Mc Gibbon que lloró conmigo mi emoción de concluir la travesía porque ella también lo hizo todo para que yo pudiera conseguirlo.
(Y siempre hay un gracias que vuelve desde lejos, de aquella primera cumbre del Negrito de la mano de Uli).
Ni bien se apacigüe un poco la emoción yo creo que ya podemos ir pensando en el próximo destino. Definitivamente.







