Al Ñuñorco (3.315 msnm) el 8 de diciembre

Por nuestros compañeros: Solana Lobo, José (Pepe) Sebastián Rodríguez, Fernando Carrizo y Rubén Goñi

Por Rubén Goñi

Volver al Ñuñorco siempre es un placer, por lo menos a los que nos gusta caminar las montañas. Venía el fin de semana largo y el pronóstico no era muy favorable que digamos, pero algo quería hacer

Era miércoles 3 y no tenía nada resuelto que hacer el fin de semana largo. A ese miércoles lo tenía bastante ocupado como uno de los miembros de la Junta Electoral, no estaba para pensar qué hacer hasta no desocuparme de ese compromiso de terminar el proceso electoral con la asunción de la nueva Comisión Directiva del Club. Si bien al haber una sola lista nuestra tarea como Junta Electoral, se simplificó bastante, teníamos que cumplir todos los pasos que indicaba el Estatuto. Lo hicimos así y luego de terminado el acto protocolar y de la asunción de la nueva CD, se había organizado una cena.

En esos momentos de socializar con los otros compañeros, me cruzo con Pepe Rodríguez quien me lanza como un reclamo, la pregunta; Rubén qué vas a hacer el fin de semana, tenés algo pensado?, y por supuesto conociéndolo a Pepe, esa pregunta sabía que llevaban las ganas de él, de ir también a algún lado, y le digo, sí, tenía ganas de ir al Ñuñorco. Vamos!!!, me expresa con entusiasmo, ahí nomás. Como en esos menesteres de colaborar para la cena, también estaba Solana Lobo, Pepe la mira y le dice: Solana querés ir al Ñuñorco este fin de semana?, Solana al instante, dijo Si, cuando vamos?

Ya estaba el equipo y por supuesto en mi interior el entusiasmo se potenciaba, les dije que el dia que mejor pinta es el lunes, pero ya saben estamos en la época de inestabilidad con relación a las lluvias y el Ñuñorco tiene lo suyo, ni se inmutaron. Esto tiene, para el que propone la salida, una tranquilidad, porque los 2 sabían a lo que íbamos y tienen experiencia para estas expediciones, era probable que alguna llovizna podríamos tener, pero nada que significará un peligro.

Si nos daba, que la noche anterior iba a llover con cierta intensidad, pero el lunes no

Después, esa misma noche Adrián Domínguez, me propone que haga una invitación extensiva al resto. Por sugerencia de él lo hago, pero si le digo, que quiero salir temprano y eso no lo quiero cambiar, porque eso garantizaba evitar un imprevisto con el clima, en especial llegar a la cumbre al mediodía, o muy cerca de ese horario. Resultado de esa invitación más extendida, hubo entradas y salidas de diferentes compañeros, y finalmente quedamos 4 con Fernando Carrizo que se había incorporado. Ya éramos un grupo potente los 3 compañeros eran mejores que yo, y eso ya me daba una gran tranquilidad.

El Ñuñorco Grande, que es a donde íbamos, está dentro del Parque Provincial Los Ñuñorcos, donde también está el Ñuñorco Chico, es un área protegida de 11.400 ha, creada en el año 1965 y contiene ambientes que corresponden a las ecorregiones de las Yungas y Altoandina, y está dentro del departamento Tafí del Valle

A las 7 y media el lunes 8, estábamos en el estacionamiento de Mula Corral, donde comienza la senda que queríamos hacer y a las 7 y 35 estábamos caminando en dirección a nuestro objetivo, partiendo de los 2.200 msnm, con una temperatura muy agradable y con el sol que iluminaba el valle de una manera especial, ya que la lluvia de la noche anterior había limpiado la atmósfera y el paisaje, tantas veces visto, era distinto y un placer poder disfrutarlo de esa manera, y las nubes que se movían de un lado al otro, ya solo eso nos hacía sentir esa felicidad de lo que uno está viviendo.

A poco de avanzar en la senda, se empezó a escuchar el canto de un pájaro que, al tenerlo a Pepe con nosotros, era un plus, ya que enseguida nos dijo, ese es un Chiguanco o también llamado Zorzal Chiguanco y más adelante nos cruzamos con otro habitante de las Yungas, que a veces se mantiene cerca de las personas y lo vemos con más habitualidad y ahí de nuevo Pepe, es un Cerquero Amarillo, un ave endémica de las Yungas.

Como todos los que hemos recorrido esa senda, sabemos que en los primeros 300 metros de ascenso, nos acompaña el bosque donde predominan los Alisos, que esta vez algunos de ellos estaban con bastantes plantas apoyantes que se las conoce popularmente como barba de chivo.

Cuando llegamos a la pampa, donde termina abruptamente el bosque, se nos presenta el espectáculo que es la vista hacia los 180° del este al oeste, por el norte, un paisaje único, pero esta vez con los colores más saturados debido a los rayos sol a esa hora y a la limpieza de la atmósfera, merecía hacerse una fotito allí.

Por supuesto en esta época del año, donde la lluvia y las temperaturas han cambiado el paisaje, en el Ñuñorco renace. La vida que estaba latente en la época de sequía y frío, y ahora se expresa en su máximo esplendor. Nos rodea el perfume de la muña-muña, las flores del azafrán del valle, las flores del clavel del aire, las del lupín, los cardones con flores de unos colores maravillosos y tantas otras que tienen flores en esta época del año.

El ascenso se hace más divertido, digamos. . . . No, no, se hace con esfuerzo y precaución, por supuesto los 3 compañeros van a mejor ritmo, pero Rubencito, aguanta los trapos y sigue su ascenso ininterrumpido, ya hemos superado La Lagunita y vamos a encarar el último tramo de la subida, vamos con buen tiempo, las nubes van y vienen, lo que hace que el sol ilumine de a ratos el paisaje.

Llego a la cumbe, ya lo habían hecho unos minutos antes los compañeros, que por supuesto me esperaban para reagruparnos cada tanto.

Paro el reloj y miro el tiempo que había empleado, 4 hora y 25 minutos y me autochamuyo, y digo no está mal con 78 añitos, no está nada mal, doy gracias a la vida que me ha dado tanto.

Eran las 12, nos acomodamos para el almuerzo y la charla distendida, esta vez acompañado por solo uno de los perros que siempre vienen desde abajo.

A las 12 y 40 emprendemos el regreso, que a pesar de que es descenso hay que hacerlo con bastante precaución.

Llegamos a La Lagunita, y ahí tuvimos otra charla con Pepe, sobre el fenómeno de las ranitas que hay allí. Yo había estado en mayo y estaba totalmente seca, ahora estaba llena de vida. Esta lagunita es una depresión natural del terreno, que tiene la particularidad de tener una forma elíptica de aproximadamente de 7×20 metros como medida de sus ejes, o sea pequña y que acumula el agua de lluvia, durante el período del verano y por supuesto va creciendo, hasta que la falta de lluvia durante el invierno y la primavera, más la evaporación y el consumo de algunos animales, la seca. Pero, pero,. . . nos explicaba Pepe, las ranitas están allí, en un proceso de vida vegetativa y ahora se escuchaba su croar a la distancia y pudimos observar con las indicaciones de Pepe, no solo la espuma blanca donde están los huevos, sino también ranitas en pleno proceso de reproducción. UNA MARAVILLA DE LA NATURALEZA.

Después de esos momentos, emprendimos lo que sería la última subida, en la bajada, pasando nuevamente por el paisaje del azafrán del cerro, florecido, de una gran cantidad de plantas de muña-muña, que al roce desprenden su perfume, y ya en la parte más alta de ese tramo se avistaba el paisaje nuevamente del valle, con el lago y las montañas del Muñoz hacia el oeste y el Matadero y Mala-Mala hacia el este y algo de las Calchaquíes, algunas zonas tapadas por las nubes. Ya en el bosque de yungas, Fernando alcanzó a ver una flor de un cactus, con un color fucsia muy llamativo, se bajó a sacarle fotos y fue el broche de oro para un dia rodeados de ese paisaje que nos interpela.

Y aquí no termina la cosa. Fernando, nos confiesa en el camino, que esta es la primera vez que viene con el Club al Ñuñorco. Qué agradable sorpresa, quedará en la historia del Club, que hemos bautizado al Gran Fernando Carrizo con esta cumbre, viniendo como socio de la AAM por primera vez al Ñuñorco

A las 16 y 15, estábamos en el auto, y por supuesto terminamos festejando con una muy buena merienda y la charla que siempre surge de los momentos vividos y de los que queremos seguir viviendo