Por nuestros compañeros: Paula Cavanas, Guadalupe Zapatiel Locascio, Ibonne Tuczio, Karina Aparicio, Laura Suárez, Ramón Nadal, Facundo Suárez, Sebastián Gramajo, Santiago Zapatiel Locascio y Rubén Goñí

Cuando anunciaron la salida al Ñuñorco, con Ramón nos inscribimos inmediatamente, estaba pendiente volver. Hace 9 años (febrero 2012) cuando iniciamos este camino sin retorno (vivir y disfrutar juntos del montañismo), no habíamos llegado a la cumbre, porque yo me había descompuesto y decidimos hacer nuestra propia cumbre (que la bautizamos la Negrita, porque desde allí mirábamos al cerro Negrito, que Ramón había alcanzado un par de fin de semanas antes)

Nos sumamos en el auto de Ibonne y a las 6:00 AM partíamos rumbo al Mollar junto con Facundo.

Desde que salimos de casa, hasta que regresamos nos acompaño una llovizna.

En el camino, nos dimos con un derrumbe, 2 piedras grandes tapaban la mitad de la ruta (por suerte) y con precaución pudimos pasar.

El punto de encuentro era la YPF de la entrada al Mollar a las 8:00 AM así que mateamos desde las 7:30 hrs que llegamos (Ibonne maneja rápido jajajaja)

Una vez que estábamos todos (10 compañeros reagrupados en 2 autos) partimos rumbo al punto donde se inicia la senda.

Las nubes bajas (así aparecía en WindGuru, jajajaja) estaban cargaditas de agua, y las guachas no querían retenerla¡¡¡

El camino era nuevo para mí y para muchos, de hecho, no sé si alguno lo había caminado, es que mis amigos de la AAM son así, querían pasar todos por la experiencia de la primera vez, jajajaja.

Trepamos (literalmente) bajo la densa nube que nos regalaba su agüita fresquita, íbamos a buen ritmo, felices, al encuentro de la antena.

A poco de llegar a la cumbre se tuvo que tomar la decisión de reorganizarnos para resolver si podíamos alcanzarla hasta las 14 horas, que era el límite del horario comprometido. Por ello 2 compañeros se quedaron y el resto seguimos para ver si lo lográbamos

A las 14 hs la divisamos, obvio entre nubes, obvio todos mojados, cansados, pero con ganas de llegar y sacarnos la ansiada foto del objetivo logrado, de darnos el abrazo cumbrero y de llorar de emoción. A las 14hs 03 minutos estuvimos los 8 en la cumbre, luego de 5 horas de dura caminata.

Cumplimos con todo este ritual, que nos llena el Alma y nos recuerda que elegimos bien, caminar juntos, disfrutar juntos (Ramón y yo, y obvio, con amigos).

A las 14 y 10 estábamos regresando a reunirnos con los compañeros que habían quedado unos metros más abajo y a emprender el camino de vuelta.

Bajamos por la senda tradicional, apoyados en los bastones (imprescindibles compañeros), compartiendo anécdotas y de pronto, entre las nubes se abrió una pequeña ventana que nos permitió disfrutar por unos minutos el lago, de ese momento no hay fotos, solo el recuerdo de que la naturaleza nos hizo un guiño.

A las 18:00 hrs estábamos en los autos; empapados, cansados pero felices, y yo en particular, pues me demostré que con entrenamiento (de cuerpo y mente) se logran las metas … como dice el cuadro de mi taller de cerámica: Si puedes soñarlo, puedes lograrlo.

Karina Aparicio

PD. A la verdadera cumbre llegamos a las 21 hrs, cuando nuestros hijos con un fuerte abrazo nos recibieron y nos preguntaron qué íbamos a comer.