Sexta entrega de los caminos recomendados por Orlando Bravo

AL OESTE DEL MOLLAR, EN BUSCA DE OTRO PASO AL LLANO

Este recorrido, comienza en El Rincón, y baja hasta la central hidroeléctrica de Pueblo Viejo. Como la foto no tiene buena nitidez, está el contenido más abajo



Al Oeste del Mollar en busca de otro paso al llano

La travesía comienza en el Rincón y termina en Pueblo Viejo

Es probable que, a mediados de octubre de 1543, Diego de Rojas, con 35 de sus hombres, haya alcanzado El Infiernillo a los 3.100 metros de altura, el paso más bajo que conecta el Valle de Yocavil (Quiri-Quiri) con el de Tafí. Atrás había dejado los resecos arenales con flaca vegetación de jarillas, lolas, pencas de todas las variedades y cardones. El contraste del paisaje era demasiado fuerte y se ofrecía como una gloria, para los cansados pies de los porteadores de la Entrada del Tucumán caminar sobre el suave tapiz del valle. Se dirigieron entonces hacia el Rincón, al oeste del Mollar en busca de otro paso, hacia el llano entre los cerros Muñoz y Ñuñorco Grande, donde se inicia la aventura propuesta en esta oportunidad.

 Recuerda el profesor Orlando Bravo, que pasar del valle de Yocavil al de Tafí es una experiencia que realizó bajando del Negrito, en las Cumbre Calchaquíes antes de que se habilitara el actual camino, cuando no había alambrados y las pircas circulares y morteros colectivos actualizaban la presencia del pasado.

El mítico Tucma

Se pregunta Bravo si el poblado que vio Rojas sería el mítico Tucma o Tucuma, según el cronista Cleza de León del que hablaban las gentes del Quiri-Quiri, “No hay consenso entre los historiadores sobre su precisa ubicación –comenta- y deseo agregar de paso que Tucma o Tucuma en aymara significa más o menos donde “termina el agua”, análogamente “Catamarca” en esta lengua es “extensión plana abierta” denominaciones coherentes si se tiene en cuenta que la ruta de expansión del Tihauanaco fue el valle Calchaquí, mucho antes que la de los Incas. Si el topónimo Tucumán responde al patrón aymara, el Tucma sería la denominación de una región -prosigue Bravo- exactamente la de las vertientes orientales de los Nevados del Aconquija y de las Cumbres Calchaquíes donde normalmente se detienen las lluvias. Lo cierto es que Diego de Rojas –dice- no se quedó en el actual Tafí. ¿Siguió buscando al Tucma y sus fantásticas riquezas o en sus pensamientos el encuentro de su viaje con la otra línea de penetración española por el Río de la Plata? No lo sabremos nunca” asegura

En marcha

El Rincón a 2.200 metros de altura, es un paraje de serena belleza, con un breve caserío y sembrados de papa, maíz, arvejas y otras verduras. Para Bravo, es conveniente llegar allí un viernes a la tarde, para recorrerlo y disfrutarlo y también para ajustar detalles con los arrieros que portean las cargas. Con los primeros rayos de sol, se gana el abra del Rincón a los 2.300 metros de altura. Allí se tiene una visión amplia y luminosa de la ruta a seguir y del Ñuñorco Chico (3.000 metros de altura) que es todo un desafío. En suave descenso se alcanza la mesada del Río Reales, donde están las pircas circulares semienterradas, similares a las de Tafí, lo cual indica un parentesco cultural con los primeros habitantes del Valle.

Tres días

“El trayecto desde El Rincón –expresa Bravo- hasta el dique de Pueblo Viejo es de unos 20 kilómetros que se pueden hacer en un día o dos, los españoles lo atravesaron en tres días, pues debían hacerse paso entre la espesa maciega. También nosotros lo haremos en 3 dias, para disfrutarlo mejor”, señala.

El primer campamento se asienta al pie del Ñuñorco Chico, calculando el tiempo para que los apasionados del andinismo, realicen el ascenso a este cerro y los que gustan de la pesca de truchas, prueben suerte en las aguas del río. En el segundo dia y tras una hora de marcha, se llega a Casa de Piedra, donde está la confluencia de los ríos Reales y del Nevado. Allí se hace el segundo campamento y como la jornada es menos fatigosa, se pueden instalar las carpas y examinar los numerosos yacimientos arqueológicos y buscar los pocos menhires que han quedado en su emplazamiento original. Uno de ellos es una gran piedra como tabla –recuerda Bravo-  con una cara tallada en el plano que mira hacia el poniente. En este lugar abundan grandes piedras morteros, cuyo diámetro de boca y profundidad nos hablan de un uso intenso por un tiempo muy largo.

Al dia siguiente prosigue el descenso y concluye en la toma de agua que alimenta la usina hidroeléctrica de Pueblo Viejo. La vegetación ha cambiado, desaparecieron primero los alisos y luego los nogales, para dar lugar a los cedros y otras especies forestales y, como el caudal del río ha crecido mucho es aconsejable el vado con la cuerda de seguridad.

En Pueblo Viejo, aguarda el ómnibus que trae a los viajeros a esta ciudad, a donde muchas veces se retorna sin ganas.