Todo final es un nuevo comienzo.
Llegó el día. Luego de casi tres meses llegaba la última salida del Curso de Iniciación a la Montaña 2019. Ese grupo de desconocidos que el 6 de marzo se encontraba por primera vez en la sede de la AAM se habían convertido en un sólido grupo de voluntades aunadas para enfrentar las Cumbres Calchaquíes, puntualmente la cumbre del Cerro Negrito a 4650 msnm.
Durante la tarde del viernes 10 de mayo, el puesto del infiernillo se fue poblando de autos, camionetas y carpas, pero también de sueños, ilusiones, miedos e incertidumbres. Tres meses les había llevado llegar allí, 4 salidas le precedieron, un sinfín de obstáculos saltaron para poder llegar a este punto.
Pero volvamos tres meses atrás, más exactamente al sábado 9 de marzo. La lluvia intermitente ya llevaba días sobre nosotros. Al finalizar la primera clase se miraban azorados, ¿esta gente pretende que subamos a cruz de yampa bajo la lluvia? Antes de despedirnos ese miércoles, les recordamos que la salida no era obligatoria y que podían dejarla pasar sabiendo que debían cumplir con las restantes. Nuestra sorpresa fue grata, cuando al llegar al punto de encuentro estaban allí. El ascenso fue muy duro, el barro fue nuestro principal obstáculo, pero nadie se dio por vencido. Así el apelativo de Intrépidos pasó a nombrar a esta camada del CIM.
Sábado 11 de mayo a las siete de la mañana las alarmas sonaron, hay que prepararse. Luego de tres salidas en las que el estado del tiempo nos acompañó, la incesante llovizna y el intenso frio de la noche daba cuentas quizás del por qué del nombre del paraje “infiernillo”. Una noche donde muchos no pegaron un ojo, donde hubo carpas que se mojaron y ropa que iba a permanecer mojada hasta el esperado descenso. La primera baja llegó esa mañana, había sido demasiado para ella, había tocado su límite, había tomado su decisión, respetable desde todo punto de vista, si uno de nuestros objetivos era que aprendan a tomar sus propias decisiones y reconocer sus propios límites, lo habíamos logrado.
El ascenso hasta la vega estuvo dominado por el frio. En la antena llegarían otras dos bajas y el renunciamiento de un hermano para acompañar al otro, sentimientos que solo entienden quienes caminan por los cerros. Ani, una parte fundamental del equipo, bajaría con ellos. Seguimos adelante, sabiendo que lo que quedaba era poco pero duro. La altura se hacía sentir. Luego las acciones casi automáticas: abrigarse, armar la carpa, recolectar agua, calentarla, tomar algo caliente, cocinar, dormir….o al menos intentarlo. La nevada cubría las carpas y la noche cubría el campamento.
El amanecer nos recibió con catorce grados bajo cero en los termómetros. A Justina le tocaría quedarse en el campamento acompañando a los dos que decidieron que hasta allí llegaban. La partida no podía esperar, era una especie de carrera para llegar hasta el sol, recién allí nuestros cuerpos comenzaron a tomar temperatura. Fue un día plagado de muestras de solidaridad y acompañamientos, camperas entregadas a quienes tenían frio, dos mochilas en una espalda daban cuenta de que nadie se iba a quedar atrás.
Cincuenta y cuatro llegamos a la cumbre del negrito, cincuenta y cuatro historias individuales que juntas recorrieron un camino en común. Fernando y Nachito fueron los dos extremos que se abrazaron en esa cumbre, sus emociones las de todos, el futuro de ambos no tiene límites, los límites los ponemos nosotros y ellos nos muestran que podemos traspasarlos.
Cada generación deja su huella, en nuestro club y en nosotros, “Los intrépidos” dejaron sus huellas marcadas en la nieve.
Solo queda agradecer los participantes por la entrega, a la Asociación Argentina de Montaña por seguir confiándonos la formación de futuros montañistas, a nuestro equipo de colaboradores por el excelente trabajo realizado: Aldo, Alvaro, Ani, Ariel, Aylen, David, Esteban, Facu, Justina, Pablito y Santi
Ulises Kusnezov y Andrés Suárez (Instructores del CIM)