Encontrando la senda
Comencé no encontrando la hostería de Tafí Viejo, que era el punto de encuentro con los compañeros de la Asociación ya llegábamos tarde con Luján, Norma, Patricia y Liliana. Y eso de no encontrar algunas referencias, sería una constante durante la caminata, estaba todo cambiado después de un largo tiempo que no volvía a Tafí Viejo (18 años).
Comenzó el ascenso a las 9.30 aproximadamente con el resto de los compañeros que eran 23, Santi y Ana encabezaban la caminata que iba a durar 4 horas, pronto me pedirían que guíe la misma, conversando con Oscar alias “Patch” sobre una frase de Lacan “Pienso donde no soy, luego, soy donde no pienso”, salida de “pienso, luego existo” del filósofo también francés Descartes, pero cuyo sentido es totalmente contrario, dilucidando lo que dijo el psicoanalista, no encontrábamos la senda de entrada al Taficillo, que por suerte Santi la encontró, emprendimos el recorrido sin problemas, Sandra y Patch se adelantaron corriendo, seguí encabezando la caminata con tres escoltas que no me perdieron pisada, Alfredo, Ana y Lucas, que no dejaron de preguntarme de todo sobre el Parque Biológico Sierra de San Javier, área protegida de la Universidad que visitábamos, en la que supe iniciarme como Guardaparque.
Hicimos una primera parada en un lugar donde pareciera que hubo un campamento, restos de una fogata y mucha basura, algo raro en un área protegida, y en cierta forma no tan raro dado el ingreso de personas con distintas intenciones que tiene el área, traté de encontrar algún vestigio de la vivienda de Nina Velárdez, una señora que viva en esa zona hace años, conocida por sus mates y su amabilidad, nada de eso había registro, en su lugar lo reemplazaba un bosque de Alisos y Pino del Cerro, al llegar a la ventana, lugar donde se tiene una vista de la ciudad, de la villa de san Javier y de las cumbres hacia el oeste, también me sorprendió ver bosques jóvenes donde antes había pastizal, estos bosque nos acompañaron hasta cerca de la cumbre, a la cual llegamos bien, comimos, charlamos, nos reímos, descansamos , las fotos de rigor y la bajada.
A la media hora nos damos cuenta que no era la senda original, Santi prendió el gps y exactamente habíamos errado el camino, encontramos la senda y volvimos por la misma hasta llegar a la bifurcación, algunas caras de preocupación y de tranquilidad al encausar normalmente la bajada, en las caminatas pueden pasar estas cosas, no hay que perder la tranquilidad ni la paciencia, se vuelve, se busca la senda original y se continua. Ana con el resto del grupo ya nos estaba esperando donde se divide la senda de Velárdez con la del “Alisal” (que llega a los Tanques de la Ciudad Universitaria), de ahí en más bajamos normalmente hasta la hostería, contemplando el buen estado de conservación que tienen los bosques y la parte selvática del Parque Biológico, algo muy grato para los que hacemos conservación.
Sergio Moisiuk