Travesía Estancia El Tesoro-Ciudacita-Alpachiri, guiados por nuestro socio Alfredo Escudero 10 al 14 de octubre de 2019

UN PASO MAS – GRACIAS PACHAMAMA

Agradecer a mi Padre, Alfredo Escudero guía principal quien siempre supo llevarnos por el mejor camino a pesar del viento, lluvia, neblina y ríos con mucha agua.

Agradecida con el grupo que estuvo formado por los siguientes, 16 participantes de mi pueblo:                                    

Hernán Mariscal – Fabián Villagrán – María Fernández – Fátima Escudero – Ariel Ramos – Rodolfo García – Tomás Carpanchay – Fabián Reyes – Roque Tarifa – Gabriel Viento – José Otárola – Jésica Herrera y Josefina Condori, integrante del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santa María.

Y Sofía Escudero y Gladys Escudero guías aprendices                        

Feliz de haber compartido nuevamente con gente de mi pueblo.                       

Gracias equipo por su humildad, valor, voluntad y compañerismo GRACIAS ¡!!.

Gracias AAM por el apoyo a la distancia

Hacer esta travesía, estaba en mis sueños, y no la había podido realizar antes. Estuvimos con el grupo el año pasado en La Ciudacita y nos volvimos. Este año se dio la posibilidad de poder pasar para el otro lado y más que pudimos conseguir gente de aquí, de mi zona y de Santa María.

El grupo fue muy parejo, no tuvo problemas con la altura. Muy predispuesto a levantarse temprano, con la “Luna Linda”. Estábamos muy animados y no importaba levantarse a las 2 de la madrugada, para organizarnos y comenzar a caminar con la Luna presente.

Eso nos permitía que cuando el Sol, estaba arriba, nosotros arribábamos al campamento. Estoy contentísima con el grupo, aprendí un montón de ellos. Felices de hacer “caminatas lunares”

Todo este clima propicio nos acompañó hasta después de La Ciudacita. Cuando entramos a bajar y llegamos a La Cascada, ahí las cosas cambiaron bruscamente. Nos agarró la lluvia, pero el grupo tenía una gran voluntad y no perdió en ningún momento el buen ánimo que traíamos. Aprendí mucho de los compañeros, todos rehumildes, compartimos todo, la comida, cuando teníamos que armar las carpas, todos lo hacíamos, éramos como una familia.

Ahí pude ver a mi Padre, con todas sus cualidades, conducir al grupo en medio de la lluvia y la neblina. Uno ve esa neblina espesa y se quiere volver, pero él conocía ese lugar. Iba seguro, y todos los demás lo seguíamos con tranquilidad porque nos llevaba conociendo el camino. Todos pudimos llegar bien. Contenta porque uno ve ese tipo de cosas y GUAU!!!. Alguno por ahí no se animaría, pero él iba 100×100 seguro, que por ahí era.

El grupo de 10, nos mojamos todo, por más que algunos llevamos capa para la lluvia, nunca nos imaginamos que iba a haber tanta agua, asi que cuando llegamos al Puesto de La Mesada de Don Diego, llegamos todos reempapados, todos mojados y la verdad que ese fue un momento muy lindo, porque cuando llegamos, todos contentos felices, bajo de la lluvia, y como algunos chicos con la mochila mojada, quedaron sin ropa, ahí nos compartimos la ropa. Asi que fue un intercambio de ropa de uno o de otro, y así pudimos disfrutar del compañerismo una vez más.

Hicimos una fogata, preparamos unos mates, hicimos un fogón con música y cocinamos, mientras íbamos secando nuestra ropa.

Descansamos y al otro día emprendimos de nuevo la marcha, nuevamente con lluvia y con neblina, y el grupo seguía animadísimo. Nos fabricamos con unas bolsas de residuos, de esas negras unas capas que algo sirvieron. Y ahí otro compañero, mientras caminábamos fue compartiendo unas nueces y pasas, que parecían manjares, más que todo, por el hecho de compartirlo, ese gesto, nos hacía sentirnos más unidos y conectados.

Fue una experiencia muy linda, estoy feliz, porque la verdad que este tipo de cosas nos hace mejor personas.

Después llegamos a los ríos, primero fue el Pavas, que lo cruzamos con la ayuda de mi Padre y otro compañero, como se puede ver en el video y todos se animaron y lo hicieron muy bien y la verdad que estoy muy orgullosa.

Después vino el cruce del Jaya, que ahí tuvimos la ayuda de un baqueano, Don Pedro Pablo Carrizo (Pedrín), que nos prestó su caballo para poder hacerlo. Y todo terminó felices en la casa de un amigo del Papi, Don Paco Mazzuco, donde comimos un asado y todos pudimos hablar de la experiencia vivida.

Estoy muy contenta por todo lo vivido, por el compañerismo, por mi Padre, por la montaña, por todo lo que aprendí, en especial en la última parte, aprendí a respetar a la naturaleza, porque no siempre su puede, aprendí eso, aprendí de las personas que llevamos. Contenta de haber ido con gente de aquí, de la zona, que es algo que yo quería hacer.

Haber ido con mi Padre y mis 2 hermanas, me hizo sentir, más que feliz

Gladys Escudero