Esta vez, ponemos 2 relatos, uno de nuestra compañera Liliana Barbá, que no llegó a la cumbre, como varios de nuestros compañeros y otro de Ricardo Gramajo que fue uno de los 12 compañeros que hicieron cumbre.
Gran logro de nuestro club en un año 2019 cargado de proyectos y realizaciones
Relato de Liliana Barbá
Lo primero sería contar cómo llegué a formar parte del ascenso al Cerro San Francisco, de 6100 mts.
Hace varios meses el presidente de la asociación, Nicolás, nos anunciaba esta expedición a la cordillera, para “Todos “, pues abarcaba la subida a 4 cerros de distintas alturas, y cada uno con diferentes dificultades.
Yo sabía que estaba en condiciones de hacer los dos primeros, Pastos Largos (4.082 msnm.), y el Falso Morocho (4.527 msnm.) , pero debía entrenar para llegar más alto , mi meta fue llegar al Balcón del Bertrand (5212 msnm. ). Esto se dio, solo dos compañeros, no hicieron cumbre está vez.
Grande fue mi sorpresa, pues al llegar a la cumbre del Balcón del Bertrán, me sentía espléndida, con energías, no me faltó el aire, tenía ganas de seguir subiendo. Esto fue el pasaporte para intentar subir al San Francisco.
Teníamos dos días de descanso para recuperarnos para esa gran hazaña, emoción, incertidumbre, nervios, fueron la constante.
Un día antes almorzamos temprano, e hicimos la previa, visitando la base del San Francisco, para poder dimensionar lo que nos esperaba, fue impactante ver esa famosa diagonal que atravesaba gran parte de la montaña.
Luego paseamos un poquito del lado chileno, por la Laguna Verde, con sus agüitas termales, muy hermosos paisajes, todo bordeado de cerros con resto de nieve en la cima.
Los chicos de la organización ya nos habían revisados los equipos, que elementos serían necesarios y cuáles no, para que estemos ascendiendo en forma segura, y que no pasemos frío. Hubo un intercambio de ropa, y elementos. Mucha solidaridad, y preocupación por el compañero.
La merienda-cena fue a las 17, 18 hs, cada uno lo que deseaba.
Algunos 19:30 a 20 hs ya estábamos en nuestras bolsas de dormir, tratando de conciliar el sueño, otros tardaron más en avistarse.
01:30 sonó el primer despertador, rápidamente y a oscuras nos vestimos y salimos a la hora establecida, 03:00 ya estábamos en los vehículos, una camioneta de gendarmería nos acompañó. Uno de los gendarmes, subiría con nosotros.
A las 03:30 hs, con nuestras linternas encendidas se inició el ascenso,
Parecíamos 29 luciérnagas, cruzando en la inmensidad, solo veíamos dónde apoyábamos nuestros pies. Fueron unas dos horas hasta llegar a la tan mentada diagonal, ya nos había sorprendido el amanecer.
A partir de ahí, 3 compañeros no continuarían el camino.
El gendarme nos acompañaba e intercambiábamos conversaciones con él.
La diagonal me demostró, porque es tan temida, de a poco fueron apareciendo las bajas en el grupo, agotamiento, falta de aire, frío fueron las causales de que 8 de nosotros debieran bajar.
El resto logramos pasarla, y respiramos con alivio, sin saber que nos esperaba, mucho y difícil aún.
Yo traicionada por los nervios y el cansancio, comencé a perder el ritmo de los otros, y a hacer pequeñas pausas, pensé en rendirme, pero escuché al guía decir ” en 5 minutos llegamos al Plató, fue ahí que me propuse llegar ahí, y tener un punto de referencia, de hasta donde pude llegar. Despacito, y con mucho sacrificio llegué al añorado Plató, que hasta el momento no sabía de qué se trataba, Vi, un gran espacio llano, parejo, lo que conocemos como abra, donde mis compañeros estaban esperándonos, a los 5850 mts. de altura. Desde ahí se veía lo poco que nos faltaba para hacer cumbre, pero yo ya no podía seguir, no porque el tiempo no daba para que yo me recuperará. Debían hacer cumbre a un tiempo establecido, solo los que estaban en condiciones de seguir un buen ritmo pidieron seguir, 6 compañeros más y yo, iniciamos el descenso, que nos pareció muy difícil, y largo, mucha piedra, y ripio suelto, la inclinación bastante importante.
Llegamos a los autos, deseando regresar al refugio, a tomar algo calentito.
Mientras tanto, con nuestro deseo de que lo logren, 12 de los chicos continuaron el recorrido, por obvias razones, el relato de lo que fue hacer cumbre, lo hizo uno de los que llegaron a los 6043 msnm., y disfrutaron del momento, del grupo, de su esfuerzo.
Ricardo les contará lo que vivieron.
Para muchos, aun estando felices por lo logrado, esta cumbre es un tema pendiente, habrá que volver el próximo año, y disfrutar el paisaje desde lo más alto.
Relato de Ricardo Gramajo
En el “plató” a 5850 msnm el grupo se desdobla luego de una calurosa discusión donde se determinó, qué compañeros bajarían teniendo en cuenta que lo que restaba requería un esfuerzo extra al que habíamos hecho todos, había que mejorar el tiempo de marcha para mantener viva la ilusión de hacer cumbre.
Es este espíritu de solidaridad lo que nos separó en este punto cargado de mucha emoción donde nos abrazamos y sentimos que nos daban fuerzas para continuar. Luego de una foto grupal con sabor amargo, continuamos la marcha hacia la cumbre a paso firme, sin embargo, tras una hora de ascenso un incidente nos invadió de incertidumbre y no era para menos, Álvaro nuestro guía y compañero decidió no continuar la marcha al sentirse mareado ahí es donde Ariel un colaborador predispuesto como todos los que estuvieron en la expedición pasó al frente y recibió las instrucciones vía radio para que prosigamos.
Ya habíamos recibido el mensaje que a partir de ese momento nadie más se podía bajar sino se cancelaba el ascenso, esta presión nos dio más fuerza, el grupo se hizo más compacto, la marcha firme no se detenía y el aliento de unos con otros comenzó a ser más frecuente y enérgico, otros compañeros optaron por bajar la cabeza concentrarse sabiendo que el objetivo está cerca.
Tras una curva a la izquierda pudimos avizorar lo que estábamos esperando, LA CUMBRE, muy cerca, por cada paso una profunda respiración y llegamos a las 12:25. En mi caso, caminé un poco más ya en plano, vi que mis compañeras se abrazaban miré hacia los lados no podía creer tanta belleza.
El pecho se infló de emoción y caí arrodillado con la mano en la cara donde brotaban las lágrimas y sollozos, comenzaron a pasar mentalmente imágenes de mi familia, seres queridos que me esperan, los que están mucho más alto que cualquier montaña y me miran, de mis compañeros que quedaron en el camino y el sacrificio realizado.
Al alivianarme de toda esa carga emotiva saludé a mis compañeros y colaboradores que nos llevaron, también le di un fuerte abrazo al gendarme que nos acompañó. De a poco terminaban de llegar compañeros y nos fundíamos en un abrazo y lágrimas. Luego llegó el momento de fotos y el testimonio de cumbre que Santi se encargó de llevar a cabo y todos firmamos.
Aldo nos advierte que tenemos 15 minutos para comenzar el descenso así que unas que otras fotos y la infaltable foto grupal que nos sacó el gendarme, compañero de ascenso, él dejo registrado en una imagen el momento. Al iniciar el largo descenso ya estábamos aliviados sabiendo que la tarea estaba realizada y habíamos dejado para la AAM 12 miembros en la cumbre del volcán San Francisco. El descenso fue muy largo y tedioso, descansamos en el piso por momentos y seguíamos maravillados por el paisaje, acarreo y más acarreo para llegar a los vehículos, pero satisfechos por la tarea realizada.