14 y 15 de febrero 2020
El día 14 de febrero, a las 4 de la mañana, comenzó nuestro rápido viaje hacia la montana más alta de Tucumán. Alrededor de las 9 de la mañana estábamos listos para comenzar a caminar y luego de saludar a doña María y acatar su pedido de que le traigamos chachacoma de los cerros, abandonamos el puesto de Buey Muerto con rumbo al este, es decir a Tucumán.
El plan parecía simple….caminar hasta un abra que nos permita llegar a nuestra provincia y a la base de la cara sur de el Clavillo, vivaquear allí, al día siguiente ascender hasta la cumbre y regresar por la ruta normal. En otras palabras, subir a esta montaña en menos de 48 hrs y siguiendo una canaleta por la cara sur, cara que en teoría, no poseía ningún ascenso en la historia. Pero en la práctica…esto no resulto tan sencillo.
Por empezar, las condiciones nunca suelen estar, ya que es muy difícil encontrar la nieve suficiente para que el ascenso sea cómodo y estético. Como Bernardo había estado en la zona una semana antes, y con muy buenas condiciones, decidimos aprovechar ese dato para ir y con la esperanza de que no se haya derretido aun la nieve. Las oportunidades como esa, lamentablemente no se pueden dejar pasar.
Por otro lado, el primer día caminamos más de lo planeado y nos llevo alrededor de 11 hrs llegar al lugar del vivac. El peso no era el problema ya que la mochila estaba armada con un minimalismo al extremo, pero el cansancio acumulado de varias exprés continuas (hacia una semana exactamente hacia cumbre en el Aconcagua) y Bernardo hacía una semana, había estado aquí, más las solo 3 hrs de sueño que teníamos encima, nos hacían sentir cansados, en mi caso, muy cansado. Además tuvimos faldeos muy incómodos que sortear y no dejaba de ser una jornada de 11 kms y 2000 mts de desnivel positivo. Cuando finalmente llegamos al abra y antes de bajar a Tucumán, empezó a llover y a caer algunos rayos en la zona. Descendimos rápidamente para escaparnos de estos últimos y empezamos a buscar un lugar con agua y alguna piedra que nos pueda servir de techo para protegernos de la lluvia. Pero nunca encontramos una buena piedra y el agua que bajaba de la cara sur venia tan llena de sedimentos que era imposible filtrarla, así que por lo tanto no teníamos agua para beber ni había nieve para derretir. Por suerte, teníamos un litro de agua que Bernardo había recogido del lado catamarqueño. Cuando la lluvia pasó un poco, empezamos a analizar nuestra situación. Encontramos un lugar plano muy pequeño, al lado de una roca, el cual lo trabajamos un poco con las piquetas y quedo muy confortable para el vivac. También decidimos administrar el agua de la siguiente forma…..medio litro caliente para esa tarde y medio litro caliente para el desayuno, siempre en forma de mate. La cena caliente no sería posible y en cambio comimos sándwich del almuerzo. Como siempre a medida que oscurecía las nubes empezaron a desaparecer y el cielo empezó a limpiarse. Estábamos por vivaquear en un lugar donde prácticamente nadie estuvo antes, ya no llovía, y ya habíamos comido, teníamos música y mate. Más no se podía pedir. El cansancio era tal que nos acostamos e inmediatamente nos dormimos. Empezó a nevar un poco y nos pusimos las camperas de goretex sobre las cabezas para no mojarnos tanto y solo quedaba esperar que pare. La noche fue increíble. El vivac fue muy cómodo, la noche caliente, la luna iluminaba bastante y el cielo estaba despejado. Eso sumado al tremendo cansancio lo hizo parecer el mejor vivac del mundo.
A las 5 de la mañana nos despertamos, desayunamos y empezamos a preparar todo. Una hora después estábamos listo para salir. Lamentablemente las condiciones que esperábamos y deseábamos no estaban dadas y la canaleta no estaba completa, es decir, no tenia nieve desde la cumbre hasta la base de la misma. La nieve comenzaba desde la mitad para arriba con lo cual los primeros 320 mts fueron por un acarreo muy feo e incomodo. Luego pudimos encontrar nieve y ya el progreso fue más cómodo. Nos pusimos los grampones y no nos lo sacamos mas hasta la cumbre. Nos mantuvimos siempre en el margen oeste de la canaleta, que por tramos parecía más seguro ante la posible caída de piedra y además poseía más nieve que el resto de la misma. Si bien el plan era buscar una salida por la derecha de la cumbre, al final decidimos continuar por la línea más directa a la misma, con unas pendientes de unos 45 grados. Luego de 3 hrs, a las 9 am, llegamos a la cumbre. Contentos de lo logrado nos sacamos los cascos y grampones y empezamos a bajar por la ruta normal ya tan conocida. Hicimos una parada en el campo 2, aprovechando que teníamos agua y pudimos tener un verdadero desayuno caliente….sopa maruchan. Luego de una larga parada, descendimos sin detenernos hasta Buey muerto, a donde llegamos a las 14:45 hrs. Tomamos unos mates con Don Pilar y Doña Maria, le entregamos la chachacoma pedida y regresamos a Tucumán.
Si bien es muy difícil asegurar que nunca nadie haya subido por esta ruta, es casi seguro que fuimos los primeros. La cara sur de nuestra montaña más alta no es un simple hecho. Nuestro club escribe un párrafo más en la historia del montañismo de nuestra provincia. Esta historia que no es pasado sino que es muy presente y la estamos escribiendo día a día, desde que existe la AAM.
Por último, quiero destacar las posibilidades que ofrecen los Nevados del Aconquija ya que no solo son una increíble y dura escuela de montaña, sino que, si están dadas las condiciones, le pueden permitir a algunos avanzar mas allá.
No hay que dejar de visitarlos y seguir explorándolos. Aun queda mucho por hacer y visitar, tanto en una modalidad más tradicional en varios días, ideal como escuela, como en un ataque muy liviano y rápido como el nuestro. No tengo dudas de que cualquier cumbre de los nevados, accediendo por Catamarca, se los puede realizar en menos de 2 días. Teniendo todo esto en cuenta, espero que este año se realicen varias exprés hacia este cordón, siendo una de las posibles salidas (y casi obligada), el ascenso a alguna cumbre por el lado tucumano, tal vez en el invierno.
Ulises Kusnezov