La Vuelta

Refugio del Bayo: 27 al 28 de junio de 2020, Ana Bellomio, Florencia Kusnezov, Cecilia Palazolo, Ibonne Tucznio, Ulises Kusnezov

-¿Te animás a ir a la Ciénaga?

    Esa fue la primera pregunta, pero Hilda no contestaba. Así la Ciénaga se transformó en Bayo y los 10 meses que estuve sin subir parecieron no importar, se volvieron livianos.

    Al principio éramos cuatro: Flor, Ceci, Ibonne y yo. Después se sumó Pera con dos amigas y al final Uli. Ya con compañía nos quedamos más tranquilas.

    El sábado a las 6 la buscamos a Flor, y a las 6.20 ya estábamos en la Refinor de la Roca y Camino del Perú con Uli y Ceci. Pasamos los controles sin ningún problema y cuando estábamos llegando a Tafí nos llega un mensaje de Pera, avisaban que iban a llegar tarde, que empecemos a subir. Así, antes de las 9 ya estábamos andando. Uli llevaba una mesa en la mochila, así como quien lleva unas cartas.

    Estaba nerviosa, muy nerviosa. Me daba miedo no llegar, apunarme, que me duela la rodilla y las mil cosas más que me daban vueltas en la cabeza. Empezamos a caminar y todo eso se fue, como que se lo llevó el viento.

    La subida se me hizo ligera pero muy larga. Íbamos cantando Luis Miguel, Justin Bieber y Arjona mientras Ceci repetía que no veía nada. A la mitad del camino nos cruzamos a Adrián, Juan y Cynthia que venían bajando con unas sonrisas enormes. El último tramo, a nada del refugio, fue lo que más me costó. Estaba cansada y con hambre, quería llegar para comerme la mitad del sánguche que me había quedado del mediodía y tomar algo caliente. Llegamos alrededor de las 17, preguntándonos por Pera y las chicas que venían después. Estaba despejado, pero hacía frío y el viento marcaba su presencia.

    Acomodamos un poco, barrimos y armamos el lugar donde dormiríamos. Una de las luces no andaba así que Uli se puso en la tarea de arreglarla. 15 minutos después ya estaba funcionando y el mate ya estaba listo, me pude comer el sánguche que me venía llamando en el camino. Terminamos las cosas y automáticamente las cuatro nos fuimos a dormir, Ulises se quedó limpiando un poco y completando la bitácora (por suerte nosotras somos súper productivas). Nos despertamos y jugamos al Uno. Ahí nos llegó un mensaje de Pera, los chicos habían decidido bajarse porque se estaban apunando. Decidimos saltearnos la cena y nos fuimos a dormir.

    Me costó dormir, no tenía sueño por la siesta que me había pegado y el frío tampoco ayudaba. Nos despertamos cerca de las 9, desayunamos y acomodamos nuestras cosas. Levantamos la basura que había afuera y emprendimos la vuelta alrededor de las 11. Ulises se encontró con Aylen y Monky para ir a escalar y nosotras seguimos bajando guiadas por Flor. Llegamos alrededor de las 15 a los autos y comimos mandarinas, foto y a la casa.

    Estoy muy contenta con la salida que hicimos, la disfruté muchísimo. Fuimos despacio, no nos apuramos. Es difícil tener la necesidad de salir a la montaña, a qué te dé el viento, el sol en la cara y no poder. Me pone feliz volver.

Ana Bellomio