El Zarzo (4.991 msnm) – 21 al 23 de noviembre de 2020

Nuestros compañeros Sandra Herrmann, Cyn Pérez Mac Gibbon, Fernanda Albertus, Esteban Mansilla, Juan Espasadín, Sebastián Leal, Enrique Pastrana, Gonzalo Arias y Adrián Domínguez.

Sábado 21 de noviembre del 2020. Suena mi alarma, 3:30hs, solo fueron 3 horas de sueño, podemos dormir un rato más retumba una voz en mi cabeza, NO -grita mi corazón- hoy es un día especial y no hay tiempo que perder.

-.¿Qué hay hoy? -pregunté-

-.HOY SE EMPRENDE EL GRANDIOSO INTENTO AL ZARZO -contestó-.

No puedo empezar esta historia sin antes mencionar a los protagonistas: Adrián Domínguez, Cyn Perez Mac-Gibbon, Sandra Herrmann, Juan Espasadin, Esteban Mansilla, Sebastián Leal, Fernanda Albertus, Enrique Pastrana y yo, Gonzalo Arias. Me sentía un novato entre estos nombres de personas tan expertas en la montaña.

El punto de encuentro era a las 4:30 hs en la estación de servicio de San Pablo. Los últimos 5 conformamos el grupo en el vehículo de Esteban, este debía buscarme a las 4:20 hs en la ruta de El Manantial para llegar puntual. Siempre tengo esperanza de sumar horas de sueño durante el viaje, pero esto es imposible, en ese transcurso de tiempo donde la mayoría de las veces nos vemos por primera vez circulan un cumulo de emociones y risas que rompen el hielo y fortalecen el grupo, logrando ignorar los bostezos que advierten la falta de sueño.

Llegados al punto de arranque, emprendimos el inicio de la caminata a las 7:25 hs, 5 minutos antes de lo indicado en la planificación, pero al tiempo no se lo desafía, siempre es mejor que sobre y no que falte. A mitad de camino el grupo del fondo sintió el cansancio, y yo iba ahí, tal como me lo enseñó el Técnico en Las Mesadas, a nadie se abandona y se acompaña hasta el final. Después de duros 1600 metros de desnivel, llegamos al primer campamento a las 14:10 hs.

 Esa noche pude observar uno de los paisajes más esplendidos que vi en mi vida, una vista que nace de la combinación de lo natural y artificial, no puedo mostrárselos en fotos, porque es de esas imágenes imposibles de fotografiar, solo puedo ordenarlo de arriba abajo y era así: la luna, las estrellas, el cielo color azul oscuro, las montañas, Tafí del Valle, el embalse la Angostura, El Mollar, San Miguel de Tucumán, Famaillá, Monteros, Concepción y Alberdi. Una sensación difícil de describir, porque no tiene descripción sentirse en lo alto, lo coloco en uno de mis paisajes favoritos que me gustaría que todas las personas pudieran ver, pero difícil en la sociedad actual donde la mayoría cambia un paisaje por un televisor para verlo por ahí, quizás poco a poco la tecnología va quitando los goces de lo simple.

Domingo 22 de noviembre. 6hs, suena la alarma, los rayos del sol anunciaban un día brillante. Cada minuto contaba, sabíamos que era el día decisivo, el día de la cumbre. 7:20 hs todos caminando. En ese momento recordé que yo era el que había propuesto ir al ZARZO (sí, con mayúsculas, porque se lo merece), pero no recordaba donde nació ese impulso de querer hacerlo.

10:15 hs. Perdemos la visión con el primer grupo, armamos la estructura del equipo de nuevo, al frente el guía, al medio los demás y al último el que cierra.

10:45 hs. Llegamos a un llano, el frio azota mis manos, el viento es muy fuerte, y en ese momento recordé porqué quise ir hasta ahí. Los relatos y videos no son solo informativos, sirven de inspiración, encienden la llama e impulsan nuestro espíritu aventurero y montañista que existe dentro de nosotros para también de querer lograrlo. Se narraba un camino difícil, un clima versátil, un estado físico fuerte, una concentración implacable, unos paisajes hermosos y una cumbre desafiante. Digno de ser intentado.

12:05 hs. Establecemos comunicación con el primer grupo. Bien, están llegando al campamento 2 y emprenderán el camino a cumbre. Mal, estamos un poco lejos de ellos.

13:00 hs. La tensión comienza a aparecer. Las reglas eran claras, llegar como máximo 14 hs al campamento 2 para subir a cumbre. El grupo iba lento y considerábamos estar bastante lejos, pero ahí estábamos, todos juntos. Paso al frente para acelerar mi paso. Creamos un plan de contingencia por si alguien no llegaba.

13:10 hs. El primer grupo comienza su camino a cumbre. Más tensión y ansiedad. “No llegamos” se escuchaba de atrás. Acelero mi paso.

13:20 hs. Un grito sirvió de arenga para alentar a mis compañeros “AHÍ ESTA EL CAMPAMENTO”.

14:00 hs. Emprendemos camino a cumbre, todos felices sin el peso de la mochila. “Ahí está, ese es, vamos que ya no falta nada”, grita Esteban. En un largo rato llegamos. “Este no era, es el de atrás, solo falta un poco más” grito yo.

15:30 hs. Hay una montaña al frente, “este al parecer si es la cumbre, vamos chicos que ya llegamos” grito yo. 30 minutos después, “este morro no es, es el de atrás”.

16:15 hs. Subo el ultimo morro y cruzo al primer grupo que viene bajando, felicitaciones y abrazos, ellos ya habían completado su trabajo.

– ¿Quiénes vienen? -me preguntaron-.

– TODOS -respondí-.

16:40 hs. Ahí la veo, estoy a 20 metros de la apacheta, rodeado de un paisaje nevado y bello. Mi corazón late más fuerte y no es por la puna. Listo, llegue ¿Victoria? NO, aún faltan mis compañeros, solo soy una señal de que ya no les queda nada.

16:50 hs. Llegó el último, imposible explicarlo, abrazo cumbrero, POCOS LO ENTIENDEN.

¿Fin? NO. Éramos felices y conscientes de que solo habíamos completado una parte. El viaje a la montaña termina cuando todos cruzamos las puertas de nuestras casas.

Lunes 23 de noviembre. 6 hs, suena mi alarma. Desarmamos carpas, un café caliente y 7: 40 hs emprendemos regreso. Arduos 2050 metros de desnivel, ni hablar de los 22,22 km lineales.

16:30 hs. Todos en auto.

17:30 hs. Vuelve la señal a mi celular, una foto a las redes y las grandes preguntas ¿Dónde fuiste? ¿Qué provincia es? ¿En serio caminaste 30 hs en 3 días con una mochila de 18kg? ¿No tenés tarea que hacer? ¿Qué estudias para vivir de viaje? ¿Tanto te gusta caminar con frio?

No tengo todas las respuestas a estas preguntas, en realidad sí, pero solo explicare ahora la que más ruido me hace: ¿Qué provincia es?

Es en una provincia bella y mágica, con cualidades bastante diversas, es rica en historia y cultura, es criticada, está infravalorada y la mayoría de sus habitantes desconoce sus mayores virtudes, dentro de poco ya no viviré aquí y estoy muy seguro que la voy a extrañar, se llama TUCUMÁN. Muchos no la recomiendan y la tachan de sucia, con un calor insoportable e insegura, y aunque estos datos sean reales la mayoría de los que no la recomiendan no hacen nada para cambiarlo y tampoco la conocen. Esta provincia contiene mucho para dar, solo falta que la gente con disciplina y humildad se anime a caminar.

21:00hs. Todos en casa ¿Fin? no, CONTINUARÁ…

Escuela de Alta Montaña AAM

Gonzalo S. Arias