Por nuestros compañeros Fernando Carrizo, Adrián Domínguez y Marcos(Chapulín) Villa Kening
¿Qué es ser montañista? Considerando lo vivencial abarcaría mucha gente, pero si tomamos en cuenta exclusivamente lo técnico…la cosa cambia. Hasta hace unas semanas Fernando, Adrián y Yo, creíamos que éramos montañistas o por lo menos que algo de experiencia teníamos en baja, media y alta montaña; luego vino el curso de escalada inicial en hielo del Matoco Erroz y nos “voló la cabeza”! Qué lejos estamos de considerarnos escaladores! Tenemos muchísimo que aprender y practicar si queremos dejar de ser simples trekkineros de altura.
Luego de escalar esa cascada de hielo, la montaña ha cambiado para nosotros. Ya nunca será la misma y nuestra visión y posibilidades están soñando con nuevos rumbos y experiencias.
Este gran “abrir los ojos” empezó, cómo no, en una clásica reunión de los miércoles en la sede de la AAM:
- Yo: “¡Changos, vayamos a Mendoza a hacer el curso de escalada en hielo del Matoco!”
- Adrián: (toma un poco de vino) y “daaaleee!”
- Fer: (lo piensa unos segundos más) “meta!”
¿Por qué se nos ocurrió tomar el curso? La respuesta es sencilla pero el objetivo no lo es tanto: intentar ascender el Aconcagua por el glaciar de los Polacos. Hasta hace unos meses no estaba en mis proyectos ascenderlo por la ruta normal, el motivo: no me gustan las montañas comerciales y menos ésta que, tengo entendido, es una multitud de gente que prácticamente han “asfaltado” la senda hasta la cumbre.
Pero luego vino el artículo en el CCAM de Claudio Bravo mostrándonos que su padre Orlando, junto a otros tucumanos del Club Andino Tucumán, fueron los primeros en hacer la primera repetición la ruta de Polacos en el año 1961 y la primera ascensión por la directa!
Hace 60 años que estos pioneros del montañismo tucumano escalaron el glaciar de casi 800 m…IMPRESIONANTE. Como nuestro club ha tomado la posta de aquellas instituciones, se me ocurrió –fácil decirlo- que deberíamos intentar repetir esa expedición a manera de homenaje de nuestros predecesores, y lógicamente como desafío personal para seguir progresando en la conquista de lo inútil.
Así fue cómo, casi sin pensar -tomado del grupo Intoxicados-, estuvimos aprendiendo de tránsito glaciar, nudos, arnés, piquetas técnicas, paso X e Y, rapel y el inquietante Abalakov.
Sin duda la experiencia nos ha sacado de la zona de confort del andinista típico, que sólo camina…los 3 lo debemos haber dicho mínimo 40 veces en aquellos 4 días intensos. Llegábamos a la cabaña en Mundo Perdido y era un solo “no sabemos nada de montañismo”.
Pues, como suele suceder, bienvenida ésta nueva lección que nos da la montaña! Ojalá que podamos seguir aprendiendo y compartiendo en éstos meses previos, para así llegar a los pies de ese enorme glaciar, disfrutar, escalarlo y dar un pasito más en esta alucinante etapa de formarse como montañista. ¡Empezamos a aletear y pronto nos animaremos a saltar del nido!