Expedición de la AAM, al Parque Nacional Aconquija, zona Laguna del Tesoro, el 2 y 3 de abril de 2022

Los siguientes 24 compañeros del Club, realizaron esta hermosa experiencia a esta zona del Parque Nacional Aconquija: Alicia Carolina Peña, Ana Luz Iralagoitía, Adrián Toledo, Alberto Melgratti, Edgardo Andrade, Enrique Pedro Humbert, Fátima Lucero, Facundo Suárez, Javier López, Juan Garretón, Juan Manuel Rodríguez, Lucía Cuenya, María Belén Vizcarra Páez, María Cavagna, Matías García, Micaela Montes, José Monmany, Nadia Díaz, Natalia Dahud, Patricia Judith Aldana, Rosario Palomares, Sandra Herrmann, Sandra Listro y Rubén Goñi

Toda expedición empieza antes de encontrarnos todos en el punto de salida con las mochilas cargadas. La salida al Parque Nacional Aconquija, comenzó bastante antes que el 2 de abril, cuando Rubén se encargaba de la gestión del permiso para poder entrar al Parque, nos armaba una larga lista de elementos a llevar y descripción de la salida, algo que nos dejó muy tranquilos. Si hablamos del trabajo silencioso, no se puede dejar de mencionar a Nadia y a Edgardo, que un fin de semana antes fueron a hacer el recorrido para ver cómo estaba la senda.

Junto al cartel de Parque Nacional Aconquija, lugar de encuentro, se encontraba el cartel de Malvinas Argentinas, las cuales conmemorábamos ese día. A eso de las 7:40 empezamos a caminar rumbo a un destino que de los 23 que éramos, sólo Rubén conocía. Teníamos una gran expectativa e ilusión de conocer la Laguna del Tesoro, e incluso para muchos era nuestra primera vez en el Parque, así que todo sería una gran sorpresa.

El clima nos acompañó en todo momento, y nos regaló un fin de semana con temperaturas muy agradables, un sol radiante del cual la abundante Yunga nos protegía, y una noche como pocas.

Una vez arrancada la marcha, nos empezábamos a meter cada vez más en esa increíble vegetación selvática. Llegó el momento de cruzar el primer río, en el cual entendimos que no era opción saltar las piedras, teníamos que cruzarlo de forma segura sintiendo el agua hasta a veces en las rodillas. Entendimos el sentido de esta indicación una vez que veíamos llegar otro, y otro rio. Y así…  hermosos cruces del Arroyo Sonador

El grupo se caracterizó por su contemplador silencio y por su marcha constante y pareja. Notamos un nivel muy parejo entre todos y eso sin duda se lo debemos al CIM (Curso de Iniciación a la Montaña) del cual todos participamos en distintas ediciones. Pudimos notar una gran base en común que nos dio el curso, tanto en el aspecto físico como en conocimientos. En resumen… hablábamos todos el mismo idioma.

Luego de 5 horas de trayecto nos encontramos en la conocida “Cuesta del Desesperado”, una tremenda pendiente, que como recompensa culmina en la tan esperada Laguna del Tesoro. A esta la vimos desde arriba y a lo lejos, quizás no pudimos dimensionar su verdadera belleza, esa que descubriríamos al día siguiente. Allí nos cruzamos con Javier y Daniela.

Junto a la entrada a la entrada del Puesto del Parque, nos detuvimos a almorzar y juntar fuerzas para luego definir la zona donde pasaríamos la noche. Una vez que volvimos a ponernos en marcha, las ganas de llegar eran cada vez mayores y el cansancio empezaba a sentirse.

Después de esa marcha, nos encontrábamos donde sería el sitio definitivo. Mención especial a Nadia que, llevando la delantera; y para Edgardo, que junto con Rubén cerraban a fila india.

Mientras compartíamos y algunos ayudaban a preparar la cena, con todos los condimentos propios de la misma y de todo lo que significaba estar disfrutando de esos momentos con los compañeros, a los que a la mayoría recién conocía, pero todo dentro de ese clima que se cultiva en la AAM

A la mañana siguiente, nos despertamos, desayunamos algo caliente y empezamos a preparar todo para la partida.

Mientras volvíamos, hicimos una parada en la Laguna del Tesoro, acercándonos hasta su orilla. La belleza de la misma, la naturaleza que la rodea y los impactantes Nevados del Aconquija de fondo, nos dejan una imagen imborrable en nuestra mente. Aprovechamos para almorzar ya que nos quedaban las últimas horas de caminata.

Finalmente llegamos a la entrada del Parque, lugar donde todo empezó. Nos despedimos y emprendimos regreso a casa.

Sin dudas un fin de semana que quedara grabado para siempre en el corazón de cada uno.

Rosario Palomares

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