Pon nuestros compañeros: Nadia Díaz, Matías García, María Belén Vizcarra Páez, Judith Aldana, Juan Manuel Rodríguez y Rubén Goñi
Una nueva cumbrecita sumamos este sábado 7 de mayo con mis compañeros de la AAM.
La propuesta de la salida al Pabellón, significó todo un desafío desde el primer momento, desde hace mucho tiempo deseaba poder hacerlo, y se dio de una manera increíble, me sentí muy feliz y realizada.
A las 4.15am me levanté con la idea en mi cabeza: “esto solo puedo hacerlo porque me gusta disfrutar de la montaña”, sino no le veía otra explicación, estar madrugando tan temprano un sábado después de una dura semana. Nos encontramos a las 5am en la estación de servicio de calle Crisóstomo Álvarez, donde Rubén fue el primero en recibirnos, siempre es un gusto compartir montaña con él. Matías, que generosamente puso su camioneta para que entremos todos los que podíamos el sábado, nos pasó a buscar y partimos directamente a Acheral, donde nos encontraríamos con Nadia.
A las 07.05am comenzamos a caminar por la senda que comienza en donde está la SAT, todo Tafí del Valle aún descansaba debajo de un cielo oscuro y con algunas estrellas, que lindo fue empezar a caminar con esa postal brillosa del Mollar y Tafí lleno de luces, podía ver sus reflejos en el Dique La Angostura. Conducía el grupo, la genia de Nadia, siguiéndole el paso mi querida amiga Belén, luego seguía yo, mi novio Juan Manuel, Rubén y cerrando el grupo Matías. Mantuvimos esas posiciones casi todo el ascenso al gran Pabellón.
Como toda salida, la primera hora vas acomodando el paso, con los bastones, la respiración, la carga de la mochila y luego de un rato comienza el disfrute. Me encanta poder registrar todo lo que mis ojos van viendo que empiezo a frenarme para sacar una que otras fotos, es una manera de que los paisajes y recuerdos vuelvan apenas mire cada fotografía. Comenzamos el ascenso con el vientito fresco de Tafí, el sol asomaba de a poco, íbamos todos en silencio, disfrutando de la paz del lugar, del camino, del cielo que se abría frente nuestro.
Ya habiendo recorrido un poco más de la mitad, Rubén y Nadia nos comentan que estábamos haciendo a muy buen tiempo el ascenso, Rubén siempre alentándonos y diciendo que somos un grupo excelente (él siempre nos alienta de esa forma, nos hace sentir poderosos). El día estuvo hermoso, el sol nos regaló horas cálidas y pudimos disfrutar de su flora y fauna, ya en el último tramo pudimos ver un ratoncito de campo, imperceptible para nuestros ojos, pero la única que logró verlo y avisarnos fue Belén.
A las 11.50am finalmente llegamos a la cima, cuanta felicidad, me sentí poderosa, el cansancio, la subida y el largo camino valieron todo el esfuerzo de poder estar ahí, tanto había deseado esa cumbre que por fin podía estar sobre ella. Todos mis compañeros abrazándonos y felicitándonos por la cumbre alcanzada, para Belén, Juan Manuel y yo era la primera vez arriba del Pabellón, Matías había ido en su época de estudiante secundario, con el Gymnasium, llevado por Raúl (Pichón) González costó, pero se pudo. Nos sacamos un par de fotos, la infaltable con la bandera de nuestro queridísimo Club y luego a disfrutar del banquete a unos 3 700 msnm.
Pasada una hora comenzamos el descenso, que siempre es más rápido, en este caso por un momento pensamos lo contrario. En ese descenso, pudimos disfrutar de varios cóndores que sobrevolaban sobre nosotros, ¡qué espectáculo! el viento fresquito, el sol que aún nos acompañaba y las primeras nubes que iban asomándose.
A las 16 y 20, llegamos a la base, fue dura la bajada y ya todos queríamos estar abajo. Particularmente a pesar del buen tiempo que hicimos, sentí que el descenso no terminaba más, las piernas y pies empezaban a pasar factura, costó, pero se logró y eso no tiene precio. Otro abrazo grupal y felices de haber alcanzado el Pabellón.
Judith Aldana