A Paja Amarilla por primera vez, 23-24 de septiembre de 2023

Por nuestros compañeros: Ibonne Tucznio, Nadia Díaz, Patricia Judith Aldana, Dolores Bascary, María del Carmen Ahumada, Fátima Lucero de la Rosa, Paula Díaz Rosolín, Juan Manuel Rodríguez, Patricio Oscar Miñaur Iñíguez y Rubén Goñi

Relato: Paula Díaz Rosolín

… después de la reunión entre Parque Nacional Aconquija y la AAM, con el Intendente Pablo Waisman en nuestra sede, quedó flotando en el aire la posibilidad de poder hacer esta salida nuevamente, con autorización previa del parque…era mi oportunidad y vaya si la iba a aprovechar.

    Soy una fiel amante de las Yungas tucumanas (no así de su hermosa humedad), había escuchado experiencias y opiniones sobre esta salida y la verdad que nada que haya escuchado se asemeja lo que se vive y siente caminando por esos hermosos alisos, helechos, musgos, queñoas, montaña y más montaña.

    Son imágenes dignas de películas, películas que vemos y admiramos por su belleza paisajistica y déjenme decirles que no tenemos nada que envidiar.

    Poder sentir el cantar de las aves (bueno, las pavas se pasaron de chillonas), el ruido del río, una paz y serenidad absoluta. Algo que te envuelve y te abraza todo el camino cuando este se vuelve agotador a metros de llegar a la Laguna o al Puesto Real de Adobe, en Paja Amarilla.

    Durante los días previos estábamos decidiendo si hacer o no la salida, ya que había un leve pronóstico de precipitaciones. Nuestro pronóstico había mejorado para el sábado y domingo, pero siempre hay que tener en cuenta, que es un pronóstico

    La mañana empezó con un mensaje de Nadia, diciendo que en León Rouges había estado lloviendo toda la noche, pensábamos entre los que íbamos en el mismo auto, cómo estarían las cosas por Alpachiri, Llegamos a Famaillá y llovía que nos dejaba más dudas (como para hacer una caminata), salimos de esa zona y como por arte de magia, las calles secas más adelante en el camino. Llegamos a Concepción se veía nublado y algo mojadas las calles, no llovía. Ya pasando Alpachiri, yendo por la ruta nacional 65, ya de ripio hacia Cochuna, todo el camino con neblina y leve llovizna. Sabíamos que así se re podía caminar, solo rogábamos que no llueva más para no llegar empapados de pies a cabeza, ya que era sabido que debíamos cruzar unas 20 veces los ríos.

    Comenzando la caminata entre neblina y humedad, es totalmente distinto el paisaje a cuando hay rayos de sol iluminando las hojas, los árboles, el río.

    La caminata fue a muy buen ritmo, todos agrupados en fila india e íbamos siguiendo a Nadia, y Rubén iba cerrando el grupo.

    A medida que avanzábamos comenzaban las charlas de diferentes temas, antepasados, raíces españolas, italianas, recomendaciones de libros, una compañera que cantaba,. . . todo te sacaba una sonrisa. Y también nostalgia al escuchar a compañeras hablar sobre sus hijos y las celebraciones próximas al día de la madre y las caminatas que tenían pensado hacer con ellos.

    El grupo fue excelente, son hermosas personas, llenas de experiencia tanto montañista como de vida, los cuales tenían mucho para contar y nutrirnos a los que recién llevamos poco tiempo en la AAM.

    A paso seguro continuamos y de a poco se fue abriendo la bruma, primero en Puesto Zárate y luego pudimos ver perfectamente a la Laguna del Tesoro, algunos eran la primera vez que iban hacia allí y la contemplaron como un niño mira a un juguete nuevo. Sueño cumplido exclamaban.

    Después de la pausa para almorzar seguimos camino, qué belleza nuestras montañas, a medida que avanzábamos mi mirada también iba clavada en las montañitas (en forma de V) que allí, silenciosa e imponente descansan las Ruinas de la Ciudacita. Se veía una pequeña parte de los Nevados con nieve.

    Después de ir serpenteando obstáculos (ya que el río Cochuna creció bastante y comió gran parte del camino original), luego teníamos que hacer la “hermosa” cuesta del “Desahuciado”, díganme si no tiene más que bien puesto ese nombre. Avistando la última tranquera, ya cambiaron los ánimos y pudimos hacer un descanso reparador. Nos quedaba un trecho del camino que era una planicie.

    Cuando avistamos el puesto de Paja Amarilla, Nadia a los gritos de “¡¡¡Mariano estamos cerca, Mariano ya llegamos, Ujuuu!!!!”, anticipaba nuestra llegada.

    Mariano no esperaba para recibirnos y “recibirnos” queda corto al lado de lo que fue esa bienvenida con mate cocido, pan, varios repetimos esa merienda espectacular. Nos prendió la salamandra de la galería, mientras algunos conversábamos de otras experiencias y salidas que nos gustarían hacer, con fueguito y paisajes dignos de un cuento de hadas.

    Luego a la noche, guiso de arroz, lentejas, chorizo colorado, etc, etc.. Un lujo, exquisitez por dónde se lo pruebe. De postre arroz con leche. Qué hermoso, qué privilegio. Mariano un anfitrión de lujo.

    A la mañana siguiente, el desayuno más rico que el día anterior, saludamos, fotos y emprendimos el descenso. Empezamos con un leve solcito que al ir adentrándonos en la senda comenzaba a desaparecer para encontramos con una neblina súper densa que no se distinguía a más de 10 metros. Con más razón nos mantuvimos unidos, cruzamos el río varias veces, por suerte el agua estaba hermosa, no hacía frío.

    Seguimos caminando con la ilusión de llegar a la Laguna, comer algo al borde de ella y seguir. No fue posible ya que se cerró con neblina densa y no se veía absolutamente nada. Realizamos el almuerzo y seguimos camino, ya que parando más de 15-20 minutos, empezábamos a sentir algo de frío.

    Los paisajes seguían asombrándonos bajo el manto de la neblina, esa lluvia horizontal, típica de las yungas, las hojas que condensaban esa humedad, se estaban lavando, los colores brillantes contrastaban con el día y brotes de flores. Dónde mirábamos había cosas hermosas para admirar. Qué privilegiados somos, qué lujo poder caminar y conocer estos lugares que nos dejan sin palabras. La naturaleza es sabia. Y que honor es que ella nos haya brindado la posibilidad de poder caminarla y disfrutarla.

    Así, callados, en total admiración seguimos hasta completar todo el camino hacia el portal Cochuna, por suerte no llovió, solo esas gotas que nos caían en la zona más densa del bosque que no llegaba a mojarnos.

    Abrazos, besos y fotos para culminar está salida perfecta, llena de momentos hermosos!!!!

Fotos de: Fátima Lucero de la Rosa

Fotos de: Ibonne Tucznio

Fotos de: Juan Manuel Rodríguez

Fotos de: Patricia Judith Aldana

Fotos de: Nadia Díaz

Fotos de: Patricio Oscar Miñaur Iñíguez

Fotos de: Paula Díaz Rosolín