Expedición AAM Incahuasi – 08 de Diciembre al 16 de Diciembre del 2023

Integrantes: Rubén Goñi, Fernando Carrizo

Escriben: Rubén Goñi y Fernando Carrizo

Fernando Carrizo: En el mes de Noviembre del 2023 en una reunión en el Club en una charla con Rubén, me consultó si tenía planes para la cordillera en el verano, mi respuesta fue: quisiera hacer el Incahuasi o el Ojos del Salado, a lo que Rubén me dijo: si te inclinas por el Incahuasi me animo a ir con vos. Y así nació la idea de ir al Incahasi. Justo para Diciembre había un feriado largo así que pusimos fecha y comenzamos la planificación. También iba a ser de la partida Cynthia, pero no tenía el tiempo suficiente así que no pudo sumarse. Para mi iba a ser mi segundo intento ya que en Febrero del 2023 fuimos con Fernanda Albertus y nos volvimos a nada de la cumbre, ya era muy tarde, había mucha nieve y siempre priorizamos la seguridad.

El sábado 08 de Diciembre Rubén me pasó a buscar a las 7:00 hs y partimos por la ruta 38 rumbo a Cortaderas, al llegar a Rumi Punco notamos que el tráfico estaba parado y avanzaba muy lento, pensamos que era el control policial tucumano en Huacra, pero al llegar ahí dejaban pasar sin detener a nadie y nos dijeron que control estaba del lado catamarqueño en La Viña, por el día de la Virgen del Valle miles de peregrinos estaban viajando a Catamarca, así que nos armamos de paciencia hasta pasar ese control. Teníamos que pasar por Catamarca Capital para buscar crampones para Rubén que gentilmente le prestó Rosana Vázquez.

Como a las 17:00 hs llegamos a Fiambalá para presentar toda la documentación en la comisaría y de ahí rumbo a Cortaderas, llegamos como a las 19:30 hs. Hermoso lugar, la hostería está fantástica, como buenos montañistas fuimos a la sección de hostel que cuenta con todas las comodidades.

Al día siguiente partimos rumbo a Las Grutas, presentamos toda la documentación, dejamos nuestras cosas para pernoctar y partimos rumbo al Falso Morocho, comenzamos a caminar como a las 10:15 hs y con un muy buen ritmo llegamos a la gran apacheta a eso de las 12:30 hs, admiramos el paisaje y la gran vista hacia el Incahuasi y bajamos a descansar en Las Grutas.

El día 10/12 fue un día de descanso en Las Grutas compartiendo con otros montañistas, entre ellos había un grupo de Tucumanos guiados por Nelson Wilings con los que compartimos mates y guitarreada, ellos iban al San Francisco. Ese día fuimos a dormir al Refugio Nro 6 en el Paso de San Francisco, había 3 personas de Inglaterra que se desplazaban en bicicleta, cenamos y dormimos cómodamente.

El 11/12 nos despertamos relativamente temprano, la idea era desayunar y luego hacer el Balcón del Bertrand como parte de la aclimatación, cuando Rubén quiso darle arranque al auto este no respondía, había un sensor prendido que decía hielo en ruta y el auto no arrancaba, nos quedamos dentro del auto un poco preocupados y viendo como íbamos a solucionar el inconveniente, un par de horas después Rubén se acercó a una camioneta que había llevado gente que subía al San Francisco y ahí decidí probar suerte, y el auto arrancó!!. Partimos rumbo al Balcón del Bertrand no sin antes parar el auto y ver que arranque sin inconvenientes. Comenzamos a caminar a eso de las 10:30 hs con un muy buen ritmo, llegamos luego de 3 horas 20 minutos aproximadamente. Es un lugar muy lindo donde se tiene una vista impresionante del cráter del Bertrand, del Dos Conos, Chucula, San Francisco e Incahuasi. Mientras subía pensaba en el plan del día siguiente, que era descansar, y ahí le propuse a Rubén cambiar un poco los planes y en vez de quedarnos en Las Grutas descansando ir en el auto hasta el campo base del Inca, armar la carpa, Rubén se quedaría y yo subiría porteando agua, víveres y equipo a los C1 y C2.

El 12/12 partimos desde las Grutas hasta el campo base del Incahuasi, la ruta estaba en buenas condiciones para un auto, los emprendimientos mineros colaboran al mantenimiento del camino, hasta que llegamos al desvío donde ya es más una senda que camino, ahí la cosa cambia y tenemos que ir despacio y de vez en cuando bajar para quitar piedras del camino. Llegamos como a las 10:00 hs, estábamos a 4350 msnm, armamos la carpa, cargué la mochila con agua, viveres y equipo y partí rumbo al C1 donde dejé agua y comida, luego un poquito antes del C2 donde dejé las botas dobles, crampones, piquetas y comida. De vuelta para abajo, dormimos en la base muy cómodos.

El 13/12 desarmamos campamento y partimos al C1 como a las 09:40 hs, disfrutando el paisaje y más o menos livianos gracias al porteo del día anterior. Arrancamos siguiendo la senda de 4×4 y luego nos fuimos alejando, se pierde la vegetación y transitamos sobre ceniza volcánica y piedra pómez de tamaño pequeño siempre con el Inca frente nuestro y el San Francisco al costado. Luego de 4 horas llegamos al C1 que está a unos 5040 msnm, armar carpa, descansar, alimentarse y dormir.

El 14/12 partimos rumbo al C2 a eso de las 9:20 hs, el clima muy bueno, la pendiente comienza a sentirse, todo piedrita volcánica, una piedra liviana y que al pisar el pie se hunde un poco. Luego de unas 4 hs 30 minutos llegamos a las 5700 msnm y armamos el C2, bajé un poco a buscar el porteo, admiramos el paisaje: de un lado la enorme canaleta que conduce al plató y del otro lado el Inca Chico. La montaña estaba muy seca, no había nieve ni agua a la vista, fui a buscar agua para el lado de la Canaleta y nada, entonces decidí ir un poco más al Oeste, donde se forma un valle y se veían penitentes más arriba, ahí conseguí el tan preciado líquido, volví a la carpa después de una hora, Rubén estaba preocupado, le expliqué que estaba todo seco y que me había tenido que alejar un poco, sin agua no podíamos intentar la cumbre. Merendamos y charlamos sobre el ataque a la cumbre, decidimos salir a las 3:00 hs, el pronóstico del clima era bueno.

El 15/12 sonó el despertador a las 2:15 hs, y hubo silencio, como siempre me tome unos 5 minutos callado y quieto, intentando repasar el plan de cumbre en mi mente, luego empecé a activar: vamos Rubén, arriba!, y ahí Rubén me dice: Fernando no voy a ir, anda vos solo; primero me preocupé porque habíamos andado muy bien, me comentó que no había podido dormir y que no estaba en condiciones de salir, pero que se sentía bien. Yo no quería dejarlo solo le dije nos quedamos y bajamos, no hay problema, a lo que dijo NO, yo estoy bien, vos anda y subí con la bandera del club. No estaba muy convencido de dejarlo solo, charlamos unos 20 minutos o más, él estaba bien, solo que había decidido no subir y en un gesto de total desprendimiento me corrió de la carpa prácticamente, al principio no quería pero charlando lo vi bien. Armamos un plan de comunicación por radio y partí como a las 3:20 hs.

Encaré la Canaleta, todo piedra, una noche hermosa, sin tanto frío pero con temperaturas bajo cero, la pendiente se hace sentir, comienza la magia del amanecer y los primeros rayos del sol  traen esa energía extra, a un ritmo constante y luego de 3 horas y medía estaba al final de la canaleta y por ingresar al plató a los 6200 msnm, ahí hablé con Rubén que estaba muy bien en la carpa, todo marchaba según lo planeado.

Seguí subiendo y de frente estaba el glaciar con todo su esplendor, como iba solo decidí esquivarlo, primero por la izquierda, a lo lejos se veía una gran prominencia amarilla, supo que por el azufre, parecía la cúpula de una capilla o algo hecho por el hombre. Subí y llegué al borde sur del glaciar hasta los 6500 msnm, se podía seguir bordeando pero más arriba a lo lejos se veía piedras grandes, vi que podría ser riesgoso, miré hacia el norte y más abajo había un paso para ir por el lado norte y sin pasar por el glaciar. Decidí bajar (fueron unos 100 mts de altura) y encarar por el otro lado, un lindo paseo a los 6500 msnm. Ya por el filo Norte encaré para la cumbre, el clima seguía perfecto, y por mi mente pasaban muchas cosas, ya sabía que iba a llegar a la cumbre, disfruté esa última parte, parece que ya estas por llegar, pero ves que es más arriba, hasta que ya ves para el sur el enorme cráter y hacia el Oeste la Laguna Verde en Chile: CUMBRE!!!. Eran las 11:15 hs, siento una enorme alegría, lloro, río, disfruto, agradezco, no tengo a quien abrazar pero al mismo tiempo me siento abrazado por tanta gente… mi familia, mis amigos, mi compañero de expedición; saqué la bandera de la AAM y tomé una foto como pude. Recordé a Raúl Gonzales Aguirre, Pichón, que nos había dejado hacía unos días, todo un ejemplo para nosotros, sin hablarlo sabía que Rubén tenía el mismo recuerdo hacia Pichón, seguí llorando y admirando.

Estuve unos 30 minutos en la cima cumpliendo el sueño de llegar a la cumbre de esa hermosa montaña a la cual había visto por primera vez hacía casi 24 años y fue amor a primera vista, sin saber que algún día iba a llegar a su cumbre, si no tendrá vueltas la vida, te va llevando por caminos soñados, solo siento agradecimiento.

Comencé el descenso admirando el bello paisaje, al llegar al borde de la Canaleta me  comuniqué con Rubén, cumbre Rubén!! cumbre!!, nuevamente alegría, esta vez por medio de la radio. En esa charla decidimos bajar ese mismo día y tratar de llegar a Fiambalá.

Llegué a la carpa y nos fundimos en un abrazo con Rubén, le agradecí una vez más por tomar esa generosa y difícil decisión de resignar la cumbre para no correr riesgos y permitirme cumplir un sueño, resalto la actitud de Rubén, siempre positiva y reconociendo sus límites, ya compartiremos otras cumbres.

Descansé un rato mientras Rubén armaba su mochila, desarmamos campamento y a bajar. Llevaba la mochila muy pesada y estaba cansado, le dije a Rubén que se adelantara porque yo iba a ir despacio. Rubén llegó al auto y otra vez tuvo problemas para arrancar, por suerte lo pudo hacer andar y ponerlo en posición sobre la huella para bajar, me tuvo que esperar como una hora aproximadamente, yo estaba muy cansado. Llegué al auto y nos quedamos en Las Grutas esa noche.

El 16/12 partimos de regreso a Tucumán.

Esta expedición está dedicada a la memoria de Raúl Gonzalez Aguirre, Pichón.       

Rubén Goñi: Mi parte, de esta expedición al Incahuasi.

Primero y al final, mi agradecimiento a Fernando, le estaré agradecido permanentemente por todo lo que hizo por esta expedición y por todo lo que puso para el éxito de ella. Merecida cumbre por lo que hizo para que los 2 pudiéramos llegar.

Volviendo al principio de esta expedición. Intentar por segunda vez el Inca Huasi, era algo que lo venía pensando hacía un tiempo, sabía que la cosa no era fácil, por eso consulté con Ulises, que me aconsejó, como siempre, con todo el estímulo para hacerlo, tomando todos los recaudos, en especial en la aclimatación y en el pronóstico del tiempo, es un +6.500 y requiere mucho cuidado.

La primera vez, la intentamos con Ulises y otros compañeros, pero lamentablemente, la montaña estaba con nieve y la noche que estuvimos en el campamento 2, también nevó. Esa vez fuimos al Inca Huasi chico. Hacía casi 6 años de ese intento, fue en febrero de 2018.

Esta vez, lamentablemente no pudo ser de la partida Cynthia, porque estaba priorizando su expedición al Aconcagua y tenía los tiempos muy ajustados, asi que quedamos con Fernando, para los 2 iba a ser nuestro segundo intento.

Me quiero referir de esta expedición, en especial al momento cuando Fernando me propone cambiar de planes e irnos directamente a hacer la aclimatación que nos faltaba en el Campo Base, a los 4.350 msnm. Esto tenía una razón muy importante, primero el pronóstico nos era favorable y segundo hacer el campamento 1 primero y luego ir hasta el 2. Para eso era fundamental portear el agua y parte del peso, para aliviarme principalmente a mí, con el peso de la mochila.

Lo que hizo Fernando fue extraordinario, no solo llevó el agua al campamento 1, sino también las botas dobles de los 2 y parte de la comida, llegando hasta el campamento 2, o sea 1.300 metros de desnivel, yendo desde los 4.350 msnm, a los 5.650 msnm. Primero hay que tener “chaleco”, para hacer eso y también ganas de que la expedición llegue a su éxito.

Por supuesto, estuvimos comunicados con la radio, a través de una rutina de horarios, para estar tranquilos los 2, de que las cosas iban bien, así lo hicimos hasta su regreso y nos preparamos a cenar y a descansar para emprender la jornada del día siguiente. Para mi ya empezó a ser una noche complicada, no podía conciliar el sueño, a pesar de que no tenía ningún problema de puna, ya que habíamos hecho una muy buena aclimatación previa.

Al día siguiente, llegamos al campamento 1, a los 5.000 msnm, frente a un conjunto de conos de escoria rojiza, llamados El Murciélago, que se destacan claramente desde abajo. El clima nos seguía siendo propicio, con poco viento y despejado, pero otra vez pasé otra noche más, sin poder dormir.

Emprendimos la marcha, luego de desayunar para el que sería el campamento 2, a los 5.650 msnm, en el abra que une el Inca chico, con lo que es la subida fuerte al Incahuasi. Llegamos bien, Fernando se fue a buscar agua, aunque me preocupó un poco su demora, como siempre los planes en la montaña se van ajustando con la realidad, y nos preparamos para dormir temprano, ya que había que madrugar. Con el tiempo que tenía, pensé que iba a poder recuperarme durmiendo lo que no había podido hacerlo los días anteriores, pero pasaban las horas y no pude conciliar el sueño, ni descansar como necesitaba, sería la ansiedad, la altura, no lo sé, lo único que lamentaba era no haber traído un ansiolítico que me hubiese permitido dormir. Llegada cierta hora ya empecé a evaluar qué hacer.

Lo primero que pensé es que tenía que tomar una decisión, sin ningún condicionante, me refiero a que llegar a ninguna cumbre me seduce más que hacerlo disfrutando y segundo que no iba a arruinarle a Fernando la posibilidad de que él llegara. Tenía que tomar una decisión responsable, no estoy con 76 años, para jugar a la ruleta rusa. Hacer esta cumbre la venía soñando hacía rato, pero si hay algo que aprendí en el Club y conversando y compartiendo con montañistas importantes, como Carlos Soria, es que no hay nada más importante que volver bien a casa.

Fernando había puesto todo para el éxito de la expedición, no tengo más que palabras de agradecimiento por todo lo que hizo y no iba a condicionarlo, porque sabía que si resolvía darme la vuelta en el algún lugar en el camino a la cumbre, no me iba a dejar volver solo, se iba a volver conmigo. Por otro lado le quería dar la tranquilidad de que yo estaba bien y era algo que en esas horas de insomnio, lo había madurado lo suficiente para resolver no ir. La oportunidad que dejaba pasar, no se si podré volver a tenerla, pero el tiempo que quiero seguir disfrutando de las montañas y la vida, si se que lo tengo, y eso, eso, es lo que más me importaba. Esta es una actividad para disfrutar, a veces con algunas dificultades que ya sabemos que ocurren en cualquier montaña.

Fue un diálogo amigable con Fernando, cuando le comuniqué mi decisión, y a la vez, prácticamente a empujarlo para que se fuera, porque no me quería dejar solo y estaba dispuesto a que nos bajáramos. Eso si me ponía mal. Lo tranquilicé de todas las maneras posibles y por suerte lo logré persuadir para que se fuera. Por supuesto establecimos la rutina correspondiente, para comunicarnos con la radio.

Lo demás ya lo cuenta Fernando. A su regreso nos fundimos en un abrazo, por su cumbre, por Raúl (Pichón), al que le dedicamos a su memoria esta cumbre y esta expedición.

GRACIAS RAÚL GONZÁLEZ AGUIRRE (PICHÓN), POR TU AMISTAD

GRACIAS FERNANDO POR TODO LO QUE HICISTE POR ESTA EXPEDICIÓN. FELICITACIONES POR ESA MERECIDA CUMBRE ! ! ! !

El agradecimiento a Santiago Zapatiel, por prestarme desinteresadamente sus botas dobles. Gracias Santi.

Gracias a Rosana Vázquez, por prestarme sus crampones autoajustables, con todo el afecto de siempre. Gracias Ro.