Expedición al techo de Tucumán – 1era Cumbre Invernal del 2019 del Clavillo por la AAM! 20 al 23 de junio

EL CLAVILLO UNA EXPEDICIÓN DE AUDACES DE LA AAM, PARA VOLVER UN POCO MÁS SABIOS

Para tener éxito en el mundo hay que parecer loco y ser sabio (Montesquieu)….

Tras posponer la expedición organizada por nuestra asociación al nevado del Candado, los llamados por la voz de la montaña nos encontramos en la no sencilla tarea de encontrar un nuevo destino que satisfaga nuestros pasos, llene nuestro espíritu y nos permita llegar al encuentro de lo que cada uno busca en las alturas de nuestra naturaleza.

     Tras barajar varias alternativas, un grupo de 4 expedicionarios, fijamos nuestro rumbo al punto más alto de nuestra provincia: Cerro del Clavillo o Bolsón, techo de nuestros preciados Nevados del Aconquija…. Una empresa ambiciosa, ardua e imposible para algunos dados los 4 días que disponíamos saliendo de nuestros hogares.

     Partimos en madrugada del día de la bandera con rumbo al puesto del Tesoro en la provincia de Catamarca. Entre mates, música y charlas los integrantes de este equipo no hacíamos más que imaginar y añorar la preciada cumbre que salimos a buscar. Acercarnos a su proximidad no hizo más que asombrarnos con la belleza e imponencia que ofrecen a la vista toda la cadena del Aconquija.

     Ya en el Tesoro nos encontramos con Alcira y Gladys quienes con la hospitalidad de siempre nos recibieron afectuosamente. Mientras preparábamos nuestros equipos para empezar nuestra travesía recibimos algunas sugerencias por parte de Gladys para encarar nuestra travesía desde el puesto de Buey Muerto y no desde El Tesoro cómo nos habíamos propuesto.

     Empezamos a deliberar ya que no conocíamos el camino propuesto y tras minutos de consideración la decisión fue tomada y nos adentramos en un filo desconocido.

    Pasado el mediodía nuestros pasos ganaron metros y mas metros, sin tracks de referencia y con solo las palabras de orientación que nos diera Gladys, caminamos bajo un sol radiante.

    Luego de unas horas nos dimos de que habíamos encarado el filo incorrecto. Nuevamente deliberación de equipo y tras evaluar nuestras posibilidades decidimos seguir y explorar la montaña por una ruta aún más desconocida de lo que ya suponíamos.

     Perseverancia, ánimo y mantenernos sólidos como equipo nos llevaron al punto de campamento uno, donde pudimos reponer nuestras botellas de agua, armar campamento, comer rápidamente y descansar a pocos minutos de la medianoche.

     Siguiente día tan arduo como el primero, pero con la tranquilidad de encontrarnos sobre la ruta que habíamos trazado en Tucumán nos llevó tras 7 horas al campamento dos. Desde allí todo sería preparación, descanso y mentalizarnos para al siguiente día atacar la cumbre de nuestro reto.

     Cinco de la mañana del veintidós de junio, segundo día del invierno y hacía allá íbamos, a buscar lo que nos habíamos propuesto. Atravesar el acarreo que nos llevara a los 5000 msnm no era solo una cuestión física. Esta incansable diagonal de piedras enormes, pequeñas, sueltas y fijas eran una prueba a nuestra voluntad, nuestros anhelos y nuestra determinación de alcanzar nuestra meta.

     Superada esa barrera solo nos quedaba perseverar, paso tras paso, metro sobre metro nos llevaron a la cima del Aconquija. Misteriosa, difícil y poco visitada cumbre que gozaba de un clima inmejorable para disfrutar los paisajes a cada uno de los puntos cardinales que mirábamos.

     Lágrimas, abrazos, sonrisas y gritos, nada alcanzaba para que pudiéramos expresar lo que sentíamos de estar allí. Deslumbrados por la inmensidad a nuestro alrededor solo nos dedicamos a sentir cada segundo allí arriba.

    Dejamos nuestro testimonio en el libro de cumbre. Sacamos algunas fotos y lamentablemente teníamos que emprender el regreso. Allí quedo algo de cada uno de nosotros, desde allí volvimos con algo más de lo que llevamos…

    El retorno a nuestros hogares para no desentonar con todo el desafío, nos tomo tiempo, esfuerzo, ampollas, cansancio y dolor. Todo ínfimo al gozo que sentíamos de haber coronado el Aconquija. Logro que nada tuvo que ver con lo que éramos o somos individualmente, logro que solo concretamos por la determinación, el sostén mutuo y el espíritu de equipo que reino durante 4 días de expedición, 38 horas de caminar y una experiencia para no olvidar.

Miembros del equipo:

    Santi (AAM), motivador, incansable, optimista… el que nos llenaba los pasos de charlas, consejos para nuestro rendimiento y el que portaba el mate. Siempre dispuesto, siempre atento a las necesidades del otro, pieza clave y un lujo de compañero.

    Yisus (AAM), si pongo su verdadero nombre nadie lo reconocería. El sabueso lo bauticé… el que nos nutría de ritmo y sustancia (no piensen mal)….bastaba con que le indicara hacia dónde queríamos ir y él nos marcaba el paso, los quenqueos y la pisada. Indispensable compañero para una buena expedición.

    Charly (Amigo) muestra de carácter, perseverancia y esfuerzo en vivo y en directo. Tipo que se bancó cada paso con unas ganas de cumbre admirables. Eje fundamental para que el grupo sea un equipo, para que el esfuerzo sea de todos y para todos.

    Joel (AAM) quien escribe y en pocas palabras trata de sintetizar una expedición inolvidable. Mi segunda vez en el Clavillo. Me cargué con la enorme responsabilidad de marcar el camino hacia la cumbre y me traje más aprendizaje que en muchas expediciones anteriores. El Clavillo me conecta, me apasiona, me atrae de una manera muy personal. No hay cumbre donde haya dejado tantas lágrimas ni donde haya crecido tanto.

Joel Ola