Relato Refugio del Bayo. 4350 msnm. 07 de marzo 2020

BASTAIXOS DEL BAYO

    Luego de un breve receso vacacional, decidí retornar a mis queridas montañas. Mi cuerpo y mi espíritu lo pedían!   Es asi que luego de un par de llamadas, el team estaba conformado!…  en mi mente lo había programado a un ritmo tranquilo, inclusivo, iríamos a disfrutar del dia.     Esta montaña sería distinta, hacía tiempo tenía pensado invitar a mi hermana Sole a hacer alguna salida. Era el momento propicio para incorporarla.  Tiene un muy buen estado físico y mucha cabeza!!!..  aceptó de inmediato.  Con mi amigo Joel Ola, llevaríamos cada uno una placa, llamé a Ceci Palazzolo, divina y prudente como siempre, no sabía si aceptar, ya que hacía tiempo que no salía y tenía miedo de retrasar al grupo. Le expliqué la temática de la salida y decidió confiar en mi…jajaaj Pronto se sumaría Miguelito, y al comentarle a Rubén Goñi del proyecto, quiso sumarse también!

     Nos encontramos a las 4 y 30 am en la estación Refinor de la Ruta provincial 301, en San Pablo. Llegamos al Infiernillo a las 7am, luego de acomodar cada uno la placa (60×60 cm y casi 10kg de caucho)  y 6 banquetas plásticas, comenzamos a caminar a las 7:30am. El día se presentaba optimo, ni una nube y la temperatura súper agradable.  Rubén iría adelante, marcando el ritmo durante el ascenso. El grupo se ensamblaba con naturalidad, las decisiones las tomamos entre todos, cuando descansar, cuando avanzar, a que paso ir, cuando almorzar, etc.  Se respiraba buena onda, nos unía el mismo objetivo: Disfrutar de la montaña y al mismo tiempo transportar nuestra carga, lo que haría más cercano nuestro deseo final de ver nuestro querido Refugio, equipado lo mejor posible. 

    Faldeamos montaña, cruzamos quebrada, pasamos por el puesto de Díaz, nos montamos en el filo y caminando suave pero a muy buen ritmo, llegamos a la Cueva, del espantoso graffitti, a las 10am, pequeño descanso y a continuar ascendiendo hasta la Gran Piedra a las 11:40 am (previa al ascenso más empinado y final, antes de la meseta del Bayo), allí las chicas almorzamos y charlamos lindo…jajaj.. mientras dejamos a los muchachos hacer una pequeña siestita reparadora. Retomamos el ascenso a las 12:20. Ya estábamos cerquita!… Llegamos al Refugio a las 14:30! ¡Todos Impecables, felices!  Abrazos, fotos, y a picar algo. Mi felicidad era doble!!!!

    Había llegado hasta ahí con mi hermana, mi amiga, mi compinche!! Seguro mi Tata estaría disfrutándonos desde el cielo.  Y por fin alguien podría transmitir en mi flia lo que se siente en las montañas. Donde las esencias se ponen en manifiesto.  Donde te hermanas y se tienen las mismas sensaciones. Ahí cuando uno se siente tan pequeño ante tanta grandeza. Donde te encontrás con vos mismo y te cargas de energía para seguir adelante en el llano. Muy emocionada, contentisimaaaa!!

   Cuando estábamos por emprender el regreso, aparecieron, dos montañistas, que no conocía, lo saludaron a Rubén, y nos presentó, eran 2 ex miembros de la AAM, (Charly Salas y Patricio Mendoza), que se venían a quedar en el Refugio, hasta el domingo. Se aprovechó su presencia para indicarles algunas de las tareas que podían realizar. Una de ellas, fue que le pasaran a la puerta el aceite de linaza que habían llevado los compañeros, anteriormente. Tarea que por la foto enviada, realizaron.

   Comenzamos a bajar a las 15:30, más lentos, cuidadosos, el día seria largo y debíamos ser prolijos y compactos. A las 19:45 estábamos en los vehículos. LO HABIAMOS LOGRADO!! Todo había salido según lo planeado. Un grupo heterogéneo en la teoría, aprendiendo (como nunca se deja de hacer en la montaña) que es fácil homogeneizar, que si se quiere se puede!… que pre viendo todos los detalles posibles y poniendo todos empatía, ´podemos llegar adonde soñemos!! Salió todo divinoooooooo!!!! Vamos para arribaaaaa!!!

Gracias a todos mis queridos Bastaixos (se pronuncia Bastaaiyos) del Bayo por esta hermosa salida!!

Cyn Perez Mac-Gibbon

Nota: Decidí llamarnos Bastaixos, haciendo alusión a los descargadores del puerto de Barcelona, quienes asumieron de manera gratuita, en el siglo XIV, el acarreo de las piedras necesarias, sobre sus espaldas y cabezas. Lo hacían desde la cantera en la montaña, hasta los pies de la IGLESIA SANTA MARIA DEL MAR, en la ribera, para la construcción de la misma. Eran hombres devotos, con firmes convicciones pertenecientes a una humilde Cofradía. Hay una novela famosa, escrita por Ildefonso Falcones, que se llama “La Catedral del Mar” que los tiene como protagonistas