Al Refugio del Bayo y a gramponear en la vega de la Quebrada del Barón 5 y 6 de agosto de 2023

Por nuestros compañeros: Abigail Zamora, Marcelo Leone, María Belen Vizcarra Páez, Facundo Suárez, Jose Ignacio Monmany, Juan Pablo Barilari, Pedro Guaraz, Luis Gómez, Mariana Medjugorac, Maricarmen Ahumada, Judith Aldana y Juan Manuel Rodríguez, Guillermo Andrés Bustos y Fernando Carrizo.

Relato: Guillermo Andrés Bustos

Coordinador: Fernando Carrizo

Como todos los primeros días del mes la AAM sube al grupo de WhatsApp, el cronograma de salidas planificadas para el mes en curso..

Entre ellos observo la salida al Refugio del Bayo, al cual nunca fui.. era una cumbre pendiente, por lo que me sumo a esa salida.

Se arma el infaltable grupo de WhatsApp al cual se fueron sumando los chicos que harían la misma cumbre que yo.

Luego de fijar fecha nos reunimos ese nutrido y hermoso grupo en el club (AAM ) para charlar e interiorizarnos de como seria la logística para ir, escuchar las experiencias de los más viejos (en el club jaja) , y tomar las debidas notas para disfrutar esa salida.

Quedamos en juntarnos en la Shell de la entrada a Tafí del Valle, el sábado 5 de Agosto a las 8 de la mañana, de allí iríamos todos, al lugar donde dejaríamos los vehículos y empezaría esa hermosa y tan esperada salida.

Me gusta ser precavido y empiezo a armar la mochila que portearía con la comida, vestimenta y bolsa de dormir para hacer esa travesía.. el miércoles 2 de agosto ya estaba lista.. me ganó la ansiedad jajaj.

Llegó el día, 4 y 20 suena mi celular,  arribaaaaa.  Que alegría, son esas pocas veces que te levantas tan temprano y con una sonrisa en la cara…

Nos juntamos en la Shell en el horario acordado y nos movilizamos a dejar los vehículos y a prepararnos para la subida.  La vista que nos daba ese lugar era indescriptible, un Tafí del Valle bajo las nubes…

Arrancamos la subida a paso firme, lento,  pero continuo, y así fuimos dejando atrás los temores y las ansiedades , para empezar a disfrutar de lo que nuestros ojos veían.

Pasaron las horas mientras nos adentrábamos en la Quebrada del Barón , hasta  reagruparnos en el puesto de Diaz,  donde decidimos  que los que se encontraban más fuertes irían a un ritmo mayor.. el resto, como yo, lo haríamos más lento.

Continuamos la marcha hasta llegar al  refugio andino, piedra que por su gran tamaño y su forma recibe ese nombre , aprovecho para descansar y continuar apreciando el paisaje imponente que nos rodea, con sus  cursos de agua , sus hielos, viendo lo que ya habíamos dejado atrás en nuestro caminar.

Iba al ultimo, cansado pero con la inquebrantable compañía de mi amigo, el Fer Carrizo que me venia haciendo el aguante.

Nos juntamos con Luis y Chimol , al cual le había empezado a pegar la puna.. nos sentamos charlamos y me cuenta que esta era su tercera subida, si la memoria no le falla y que en las anteriores también se había apunado.. y bueno.. sarna con gusto no pica jajaja.   NO LO ENTENDERIAS..

Una frase muy usada en el mundial de futbol en el que salimos Campeones y que aplica a la perfección a esta pasión por las montañas..

Venía tan cansado que por momentos pensé en volverme. Charlamos la situación con Fernando y el me dice.. te acompaño hasta el auto y luego subo… Miro lo que restaba por seguir subiendo y trato de imaginarme ahí arriba, donde algunos cóndores con su majestuoso vuelo, usando esas térmicas ascendentes, nos acompañaban nuestra travesía y decido seguir.

Antes de eso, entre Luis y Fer, me alivian el peso de la mochila                                                                                                      

  Fernando se asegura la comida.. no sé por qué y Luis me aliviana con ropa, anafes y demás.. Cocodrilo que se duerme…

  Arrancamos,  como siempre digo, a paso lento , firme pero continuo y a los pocos metros de haber dejado el refugio andino, antes de desviarnos a la derecha y continuar el camino por ese imponente filo, cargamos nuestras botellas con esa refrescante agua del arroyo que nace en una vega en el punto más alto de la quebrada , algo que después me enteraría.

El sol cae , el viento fresco sopla constantemente, sigo sacando fotos y filmando el paisaje.. no solo va a quedar grabado en la retina de mis ojos, sino que quiero  volver a disfrutarlo luego mirándolas  una y otra vez..

Levanto la cabeza y veo a mis compañeros de salida allá, arriba como pequeñas hormigas..   uno detrás de otro con sus mochilas cargadas  de alegría y disfrute.

Piedra enorme en el camino, realmente imponente su tamaño,  encontramos a otra compañera , Abigail , que con la excusa de descansar las piernas para la última trepada, a la que in situ conocimos como ,La Pared, disfrutaba como el sol, de a poco se acercaba para perderse detrás de las montañas. 

Ya éramos 5 que cerrábamos la fila,  muy cerca estaba Mariana, que luego se sumaría a este grupito, los que coronaríamos el ascenso al Refugio.

No quiero hacerla larga, ultimo tirón.. allá a unos metros comienza a aparecer el Refugio del Bayo, donde pasaríamos la noche protegidos del frio y el viento, y seguramente los más nuevos disfrutaríamos de anécdotas y relatos de otras salidas de los más experimentados.

Saco nuevamente mi celular.. tengo que grabar esta llegada que, para mí , como seguramente para muchos es triunfal, como siempre digo , lo importante no es llegar primero segundo, lo importante es llegar, disfrutar del paisaje, del momento. Grabo mi caminar. Voy relatando lo que mis ojos ven.

Los chicos que ya habían llegado, nos reciben con aplausos por completar el recorrido. Hay agua caliente..  exclama Belén,  ubíquense dentro, dejen la mochila y tomen algo caliente.

Me explota de alegría el corazón.. se me piantan unos lagrimones… estoy acá,  arriba..

Se me vienen a la cabeza la imagen de mis hijos, de mi mujer, y digo entre mis deseos, que lindo habría sido poder compartir con ellos este momento, porque es Soñado, si SOÑADO.

Hicimos cumbre nada más y nada menos que el Día del Montañista. Que orgullo.

El sol nos empieza a despedir..  Sus últimos rayos se van escondiendo detrás de las montañas, el color y el paisaje son majestuosos, se empieza a sentir más el frio, mientras la noche comienza a acompañarnos,  aguanto el frio. Contemplo ese momento del estrellado que en la ciudad no podemos apreciarlo en su totalidad y en su plenitud. Mando un mensaje de hasta mañana a la Flia,  me voy al resguardo del refugio en busca de calor y a compartir con ese hermoso grupo, de los cuales a la mayoría no conocía, pero nunca lo sentí así, me integraron desde el primer momento, me sentía un viejo montañés más jajaj.

Vino la cena, qué picada nos salió..  como diría Mirta: mesasa..  No faltó nada, todo estaba riquísimo, y para el asombro de muchos, quedo comida.

Y llegaron los tan esperados relatos, vinieron las preguntas, y entre risas y algunos bostezos  el sueño fue apoderándose de nuestros cuerpos, a dormir, allá a los 4300 metros, quien lo diría, un lujo.

La luz de los primeros rayos de sol ingresa por la única ventanita del refugio, se escuchan los primeros buenos días… hay que levantarse , desayunar y armar nuestra compañera de sendas, La Mochila.

Luego de la foto de rigor para dar testimonio de nuestra cumbre  con el refugio de fondo, partimos a donde nace la quebrada del Barón,  caminamos unos 40 minutos y para mi asombro llegamos a la vega congelada .. .  impactante la verdad, a simple vista se lo ve pequeño, pero al acercarnos vemos como hacia abajo continua su esplendor.

Y acá viene algo extraordinario,  Fernando Y Luis sacan los crampones, nos preparamos para aprender a caminar en el hielo.  Aprendemos a colocárnoslo, a usarlos, a usar la piqueta, ¿estamos listos?  ¿ alguna duda?  Listo…  a caminar…

De repente nos sobrevuela el dron de JP que nos vino acompañando  y que también en esta ocasión inmortaliza el momento, con la promesa de luego pasarnos las imágenes…

Creo que decir que fue una Master Class, queda corto…

Emprendemos el descenso,  esta vez por la quebrada. El paisaje ahora se aprecia de otra forma, de otro ángulo y no por ello deja de ser menos bello, al contrario.  Seguimos cruzándonos  con bloques de hielo, alcanzamos el lugar donde yacen los restos de un avión siniestrado hace unos años, siguen las fotos..  y la ruta donde dejamos los autos se ve cada vez se vez mas cerca.

Se va terminado la quebrada, intento guardar todas las imágenes en mi cabeza, no quiero que esto termine, y ya voy pensando cual será la próxima salida.

Luego de unas horas de descenso llegamos a los autos, abrazos y festejos por tan hermosa experiencia. Miro hacia atrás y a lo lejos se pueden ver parte de la vega congelada, donde están esos restos del avión y dentro mío digo.. pensar que  ahí estuvimos… fue increíble.

Si me preguntan si volvería a subir? Obvio que lo haría, cada metro recorrido, cada gota de sudor, cada esfuerzo lo valen.  Lo que tus ojos ven, lo que tu cuerpo experimenta no pueden describirse con palabras, hay que vivirlo, hay que disfrutarlo, porque es eso, un constante disfrute de la montaña.

Quiero agradecer a mis compañeros de travesía , ya estoy imaginando la próxima, el próximo destino, la próxima cumbre, mi cabeza está elucubrando lo que va a ser y como puede llegar a ser.

Espero que mi relato anime a los que aún no hicieron el Refugio del Bayo, a hacerlo y la los que ya lo hicimos a volver una y otra vez … GRACIAS TOTALES