Por nuestros compañeros: María del Carmen Ahumada, Fátima Lucero de la Rosa, Florencia Salazar, Nazarena Pasallo, Michelle Camille Deaver, Nadia Díaz, Dolores Bascari, Judith Aldana, Sandra Herrman, Leopoldo D`Urso, Juan Espasadín, Rubén Goñi, José Sebastián Rodríguez, Juan Garretón, Juan Manuel Rodríguez y Fernando Carrizo
Una expedición inolvidable en los Nevados del Aconquija, Tucumán, Argentina
Coordinador; Fernando Carrizo
Relato: María del Carmen Ahumada y Florencia Salazar
Nuestra expedición comenzó con una reunión en nuestro querido Club donde nos conocimos como grupo y organizamos carpas, comida, ropa y vehículos, también donde Fer Carrizo nos indicó cuales eran sus planes en base a su experiencia, que campamentos planeó para la salida y que clima nos esperaba allá. Era la primera vez en los Nevados del Aconquija para muchos de nosotros.
El miércoles 24 de mayo llegamos a San José, ya que atacamos el Tipilllas desde el lado de Catamarca, donde Rubén se había contactado previamente con el dueño del alojamiento que nos esperaba. Esa noche fuimos a cenar en San José. Fue otra noche para conocernos, comer rico y reír un poco. Nos fuimos temprano para comenzar nuestra caminata al día siguiente.
Partimos a las 7 de la mañana hacia el Tesoro. Antes de iniciar la caminata, lamentablemente, tuvimos que despedir a Dolo, ya que no se sentía bien para continuar esta aventura.
En el Tesoro, nos recibió la familia Escudero, como siempre con todo su afecto y con un delicioso desayuno de mate cocido con hierbas y dulce de membrillo casero, lo que nos calentó el corazón antes de emprender la caminata a las 9 de la mañana. Disfrutamos de un día soleado y con poco viento hasta la hora del almuerzo, cuando hicimos una parada en la casa del Tesoro de Arriba. Tras este descanso, continuamos caminando, cruzando ríos, atravesando campos de cardones y vegetación agreste.
Antes de llegar al lugar donde planeábamos acampar por primera vez, vivimos un episodio que nos permitió hacer bromas todo lo que quedaba del viaje y fue que Nadia, quien nos guiaba con su celular, lo extravió. Comenzamos a rastrear la zona siguiendo sus indicaciones. Después de varios minutos de búsqueda, y con la determinación de Nadia de perder su celular, escuchamos el grito de Naza: “¡Aquí está!”. Estaba a metros en donde Nadia se había dado cuenta que no lo tenía!.
Decidimos cambiar nuestros planes y acampar junto a un río seco que nos acogió, ya que el lugar exacto donde marcaba el track no estaba plano para las carpas, más tarde disfrutamos de un inolvidable fogón bajo la luz de la luna llena, gracias a Mich y Fer, quienes buscaron leña y encontraron el lugar perfecto para hacerlo. Allí todos terminaríamos la noche cantando a la luz de la luna. Este fue nuestro primer campamento a 3471 msnm después de 7,9 km caminados.
Al día siguiente, aunque Fer había planeado comenzar la caminata a las 8 de la mañana, nos retrasamos y comenzamos a las 9. Rubén y Nadia salieron antes que nosotros. Fue un día largo y caluroso, con 4.96 km recorridos y un desnivel positivo de 1079 metros. La jornada requirió gran concentración debido a los precipicios, las piedras sueltas, las pequeñas cascadas congeladas y las vegas, pero estábamos rodeados de paisajes inolvidables, y eso, era suficiente para seguir motivados.
Al final del día, llegamos al campamento 2, ubicado a 4550 msnm, rodeado de ruinas indígenas que nos protegieron del viento.
Después de armar las carpas, buscar agua, calentar el cuerpo, nos preparamos para nuestro tan esperado tercer día, dia de cumbre.
La última conversación antes de dormir en el campamento 2 fue que comenzaríamos a caminar a las 6 de la mañana para alcanzar la cumbre a las 12hs. Y así lo hicimos. A las 6 en punto, con el arengue de Fer y todos comenzamos nuestra ascensión, con la tristeza de que Juan y Mich se quedarían en el campamento 2 con una radio proporcionada por Fer para recibir noticias sobre nosotros y nosotros de ellos.
Guiados por Fer, Nadia y Juan, después de un acarreo de piedras grandes, llegamos al tan anhelado filo de los 5000 msnm, wow.. ¡ nieve ¡.
Judith y Chimol deciden volver y bajar al campamento 2.
Seguimos caminando por un acarreo de piedras grandes y el cansancio, la ansiedad y el viento que soplaba cada vez un poco más, empezaron a hacerse sentir.
Fer se adelantó para comprobar si podríamos hacerlo o no y nos alentó a seguir sus pasos en la nieve y atacar el filo. Uno tras otro, siguiendo las huellas de Fer, gritando de emoción y lágrimas en los ojos, alcanzamos el filo del Nevado del Tipillas. Allí, nos dimos un abrazo cumbrero tan esperado y gritamos junto a Rubén: “¡AGUANTE LA AAM, CARAJO!”. Lamentablemente no pudimos estar más de 15 minutos allí, ya que el viento estaba soplando cada vez más fuerte
Una cumbre no solo implica llegar al objetivo, sino también bajar con cuidado y determinación, especialmente cuando teníamos hambre ya que las paradas de ese día nunca superaron los 15 minutos y estábamos exhaustos. El viento en la bajada era aún más intenso, pero con algunas paradas para resguardarnos llegamos al campamento 2 a las 17:00 horas, donde nos esperaban con mate, comida, sonrisas y abrazos. Nuestra idea original era descender al campamento 1, pero el cansancio nos llevó a quedarnos en el campamento 2 y bajar al otro día. El domingo temprano desayunamos y desarmamos el campamento, para emprender la vuelta. Nos esperaba un largo dia, con la alegría de haber pasado bellos días, pero con un gran cansancio. Finalmente, llegamos a nuestros autos después de 11 horas de caminata, nos cambiamos de ropa, nos acomodamos y agradecimos por estar todos enteritos. Nos tomamos fotos y compartimos muchas risas antes de emprender el regreso a San Miguel de Tucumán un domingo por la noche desde el Tesoro.
Aunque nuestra travesía había llegado a su fin, sentimos que nuestro espíritu se quedó en los Nevados, un lugar emblemático para Tucumán y para todos los amantes de la montaña de la región. Nos reunimos en el club, como todos los miércoles, pero esta vez para compartir nuestras experiencias, mostrar fotos y volver a encontrarnos. Esta expedición no solo nos dejó una experiencia de alcanzar los 5000 metros para algunos y una cumbre desafiante para otros, sino también selló una amistad entre nosotros y fortaleció nuestro espíritu de camaradería.