Cerro Muñoz – Travesía – 12 al 14 de octubre de 2023

Por nuestros compañeros: Patricia Judith Aldana, Luis Gómez, Pedro Guaraz y Juan Manuel Rodríguez

Relato: Juan Manuel Rodríguez

    A principio de año me puse a revisar que extensión comprendía el Cerro Muñoz perteneciente al Sistema Aconquija, del cual todos comentaban, pero que muy poco organizaban salidas; pasando por la historia de su nombre “Muñoz” (bastante extraña para terminar nombrándolo así), como sus cumbres, dado que estaba la discusión de tener dos niveles de cota elevada como cumbres y sobre todo su clima (viendo como en un solo día, sol de mañana, lluvia al mediodía y a la tarde su ladera nevada…bello!), flora y fauna. Así empecé a planificar los puntos desde los cuales se podía realizar salidas, realizando un Carapunco y una noche en el Puesto El León. De esta manera, no dude al sumarme cuando Luis comunicaba que íbamos a pasar 3 días ahí arriba, buscando encarar el Cerro “Tres Horquetas” y si estábamos con suerte una posible cumbre del “Zarzo”.

El día comenzó tempranito, ya desde las 5.30 am, Pedro, Luis, Judith y yo, ya estábamos camino a Tafí del Valle, entre mates, charlas de montaña y con ese “cansancio” inicial que muestra el cuerpo y la mente al salir a la montaña, en vez de continuar con la rutina laboral, lamentando que Facu no había podido resolver sus compromisos y se quedaba en Tucumán.

El grupo arrancó la marcha a buen ritmo, en una linda mañana entre nubes y una brisa fresca, que nos tapó la visión del Valle de Tafí pero que nos compartían imágenes misteriosas, de las queñoas escarchadas por una noche fría sobre la Cañada del Muñoz, escuchando el ruido del agua caer en la Cascada de los Alisos. Durante toda la mañana nos acompañaron esas nubes, hasta cerca del mediodía, donde superamos el nivel de altura de estas, para almorzar viendo ese mar de nubes con las cumbres del Ñuñorco Grande y Chico. Hasta ese momento, habíamos tomado el atajo “Judith”, y se nos había sumado un integrante perruno (con la misma fidelidad que con el hambre que se le observaba jaja), y con los primeros indicios de apunamiento.

Por la tarde, ya con un paisaje único sobre una quebrada, iniciamos un ascenso entre rocas, marcado por el desvió “Pedro” que nos llevó a realizar pequeñas maniobras de escalada, para subirnos a un filo, que por momentos nos regalaba la vista del norte del Muñoz y esa bella quebrada con el Puesto de “Don Bartolo”. Hasta este punto, luchaba contra el apunamiento que me hacía cerrar el grupo obligadamente. Después de descansar en una vega, iniciamos el último tramo hasta llegar a zona de acampe, ya con la última luz del día, una meseta rodeada de montañas con una pequeña vega en el centro. Un cielo estrellado, una luna como única luz natural, y el ruido de guanacos, aves y el correr de las aguas, para armar carpas a 4200 msnm, tomar una merecida merienda y a descansar luego de un largo día.

El segundo día, luego de un desayuno fugaz, arrancamos la marcha con buen ritmo, esta vez con un cielo despejado con un lindo sol y un viento que nos acompañó durante todo el día. Después de subir unos 350m, nos encontrábamos cerca de la cumbre “Tres Horquetas” a 4550msnm aprox. con una vista magnifica de 360 grados, con los imponentes Nevados del Aconquija de fondo. Para mantener la posibilidad de intentar cumbre en el Cerro El Zarzo, continuamos la marcha buscando el Portezuelo de las Animas. Este trayecto sin mucho desnivel se hizo demasiado extenso y con el problema de encontrar las vegas de agua con poco nivel y estancada.

A esta altura, Luis que lideraba el grupo se había puesto la “10” y buscaba posibles zonas de acampe y vegas de agua junto con ese perro fiel, Pedro y Judith lo seguían atrás, y yo cerraba el grupo un poco rezagado, disfrutando de ese escenario, cansado y apunado si…pero con esas ganas de seguir. Nos agrupamos para almorzar y descansar cerca de las 14hs, con la presencia sorpresiva de un guanaco juvenil, que se acercó demasiado sediento en busca de agua y con la curiosidad de saber qué hacíamos por ahí a esas horas. Luego de reunir fuerzas, y haber debatido si buscar la Cumbre del Zarzo o no, tomamos rumbo hacia la zona de acampe, ya con una limitada cantidad de agua. Al llegar a la misma a 4500 msnm, nos encontramos con el problema de encontrar la vega de agua muy seca, tomando un tiempo de 30min hasta encontrar un sector por el cual corría un hilo de agua aceptable, hacia el oeste. Armamos carpa cerca de las 15:30hs, y con poco tiempo, pero con determinación Luis y Pedro encararon el Zarzo, y Judith y yo, salimos en busca de unas de las lagunas que se encuentran en el sector. Retornamos al campamento base después de haber explorado cerca de las 18hs, a descansar; y cerca de las 20hs regresaron Luis y Pedro extenuados, sin poder realizar cumbre por falta de tiempo; para compartir una merienda con chocolates…la cual me perdí en un sueño que me levanto a deshoras para “merendar” y escuchar algo de música, con la mirada hacia un paisaje bellísimo con las luces de fondo del Valle de Tafí.

El último día, se disfrutó a pleno, retornamos a las 8am, y nos dedicamos a explorar todos los caminos posibles en el retorno, y en ese recorrido Pedro pudo observar la presencia de un puma a lo lejos, buscando como todos un poco de agua. Siempre considerando retornar con luz, se realizó la segunda cumbre del Tres Horquetas. Tomamos caminos distintos a la subida, explorando y hablando de la cantidad de salientes donde realizar escalada y con un acarreo para practicar. El retorno también marco, el hecho de estar despejado el día, de poder observar todo ese paisaje que nos perdimos el primer día; decidimos seguir por el “atajo Bartolo” para evitar gran parte de la escalada para bajar del filo, ya con un cansancio que se podía ver. Una vez, que salimos de esa zona rocosa, apresuramos la marcha, atravesamos la Cañada de Muñoz, donde tuvimos que “negarnos” a una invitación de comer un asado (cuando con Pedro ya encarábamos a sentarnos en la mesa), de una familia, que nos vio descender con unos cuantos kilos de menos y totalmente extenuados. Al final del día lo cerramos con dos docenas empandas en “Doña Cristina” con la certeza de regresar en la siguiente oportunidad.