4 y 5 de diciembre de 2024
Por: Rubén Goñi
Llegar a hacer el Cabra Horco Grande, era un sueño, uno de esos sueños que no sabes si es exagerado, demasiado ambicioso y muy pretensioso.
Pero era de esas cosas que se van instalando y te van llevando a plantearte que quizás lo deberías intentar. Yo, como otros siempre tenemos que estar luchando con la racionalidad, el conocimiento, la magnitud del desafío, los riesgos y siempre pensar que voy a ir a disfrutar de la maravilla de nuestras montañas. A sentir que estoy vivo y que vale la pena el esfuerzo, la incomodidad y las dificultades, a sentir que el amor propio es un bien que vale la pena cultivarlo, saber que se es capaz de hacerlo.
Hacer una expedición en los primeros días de diciembre, era algo que lo venía tratando de organizar hacía más de 1 mes. Iba a hacer un año que Raúl, nos había dejado y quería hacer algo para recordarlo. Con Raúl nos hicimos amigos ya grandes los dos, nos conocimos en el Club. Nos duró poco tiempo esa amistad, pero fue inolvidable. Coincidíamos en tantas cosas que a veces, aparte de vernos personalmente, nos hablábamos buscando cualquier pretexto, solamente para escucharnos. Recuerdo que una vez me confesó su temor de que se nos agotaran los temas, cosa que nunca ocurrió. Cómo se nos iban a agotar si él era un gran lector, un escritor de pensamientos y reflexiones, que siempre le envidié. Era un muy buen “escuchador” . Me contaba sus experiencias en la montaña, desde muy joven y luego con el Grupo Tipillas, también como docente de Campamentismo en el Gymnasium. Raúl tenía muchos años en la montaña. Inspirador y miembro fundador de nuestro Club, la AAM, y yo, era un recién llegado a esta afición. Pero siempre me alentaba y le encantaba que le contara, cuando estuviera de vuelta, haya hecho o no la cumbre. Algunas veces le hablaba desde El Taficillo, otras desde el Refugio del Bayo y era el mayor placer conversar desde allí, con él y con Tere.
Primero, la idea era hacer una expedición a El Zarzo, ya había estado muy cerca de llegar, hacía 2 años y había otros compañeros que no habían ido y querían hacerlo. Era un lindo desafío, es casi un 5.000, y el plan era hacerlo en 3 dias.
Iba a ir Cynthia, que ya lo había hecho y había participado en la expedición en la que nos volvimos faltando poco, y no por ella, sino porque no nos dieron los tiempos a dos que estábamos más lentos, en especial yo.
Por razones de que estamos en la época de lluvias, habíamos puesto 2 fines de semana posibles, y lamentablemente en ninguno de los dos, el tiempo nos fue favorable.
Había que replantear qué hacer. Personalmente venía hacía tiempo con muchas ganas de hacer los dos Cabra Horco. Para los primeros días de noviembre estaba programada una expedición del Club, para hacerlo, a la que me había anotado, pero por diferentes motivos se tuvo que suspender. Ya en mi cabeza estaba la decisión de intentarlo, pero estaba el problema de la lluvia, por lo que venía viendo, la mejor ventana de tiempo era entre el 4 y 5 de diciembre, martes y miércoles, difícil de conseguir con quien ir. Entonces me dije, lo hago solo, ya había hecho 4 veces el Cabra Horco Chico, una vez solo, sabía que esto era distinto.
El plan era hacerlo ahora, por la cantidad de horas de luz, porque las temperaturas son más benignas, entonces podría ir sin carpa, y en plan bien minimalista, ya había pedido el inReach, del Club. Solo quedaba avisar a Nadia, que no podríamos ir al Zarzo, por la lluvia y a Cynthia, que se había ido con María Cavagna a intentar el Quewar, ellas volvían el domingo 1º a la tarde.
A las 19 y 33, le mando un mensaje, porque veo que ya estaba en línea y me comenta, que habían tenido que cambiar de plan, por no poder acceder al campo base del Quewar, por el estado del camino y habían hecho el cerro La Blanca, de 5.600 msnm, durísimo en el último tramo, con piedras lajas sueltas, pero estaban bien y felices. A las 19 y 45 le comento que no íbamos a poder ir al Zarzo, porque el clima no nos era favorable, y que me iba a intentar hacer los 2 Cabra Horco, a las 19 y 47, me contesta VAMOS!!!!
No lo podía creer, la respuesta era escueta y contundente, no había dudas, VAMOS!!, Ahí no más le dije el miércoles te paso a buscar temprano, ya te aviso cómo es mi plan.
Las cosas no cambiaban en cuanto al desafío, pero la pucha que es distinto hacerlo solo, que hacerlo acompañado. En la montaña, entre muchas cosas estar acompañado, hace mucho a la diferencia de llegar o no llegar, más todas las otras connotaciones.
Si bien con Cynthia no había salido solo, mi preocupación principal cuando son este tipo de expedición de dos, es que es mi compañero aguante mi ritmo, por lo lento, y con ella ya había ido a otras expediciones en las que me había aguantado el ritmo mío, por lo que sentí una gran tranquilidad y mucho ánimo para ir.
Hasta el martes, organizamos los detalles y Cynthia, aceptó el plan que venía elaborando. La idea era estar caminando a las 7 de la mañana y avanzar todo lo posible, sabiendo que el dia complicado era el jueves, pero para asegurar, lo mejor era llegar lo más lejos que se pudiera.
A las 7 y 5 minutos, ya estábamos caminando, desde la estancia de Sauce Yacu (Aguada del Sauce) previo a la fotito de rigor, y de avisarle a Fernando Carrizo que estábamos arrancando. El dia sumamente agradable, primero caminando por el bosque montano, con una senda que acorta bastante el camino, nos cruzamos con personas que viven por allí, siempre gentiles y dispuestos a darnos indicaciones en nuestro beneficio. Por supuesto no cruzamos a ningún raner, ni montañista.
A las 11, llegamos al Puesto de La Lagunita, donde nos permitieron aprovisionarnos de agua, yo llevé 3 litros, Cynthia, no sé cómo hace, pero creo que no llevaba ni 1 litro. A las 14 y 05, llegamos a la cumbre del Cabra Horco Chico, (2.560 msnm), como teníamos señal, le mandé un mensaje a Fernando Carrizo, comentándole que estábamos allí. En ese trayecto desde La Lagunita hasta esta cumbre, empezamos a sentir la presencia y las consecuencias de los tábanos, a pesar de estar con remera mangas largas, picaban igual.
Caminamos hasta donde me había indicado Ulises, que era el punto más bajo, en dirección al Cabra Horco Grande, llegamos a las 16 horas, y evaluamos la situación. Teníamos 4 horas más de luz, pero nos quedaban cerca de 5 km de ida y 5 km de vuelta, lo que iba a significar volver de noche. Personalmente estaba cansado y al frente teníamos un desnivel de 170 m, con una pendiente del 30%. Consideré que para mi, iba a ser muy desgastante y resolvimos hacer el vivac allí mismo, comimos algo, tomamos sol, nos echamos la siesta y esperamos que el tiempo transcurra, mientras nos peleábamos con los tábanos. Mandamos un mensaje desde el inReach, porque allí no había cobertura para comunicar nuestra posición por celular. Cuando el sol empezó a bajar, entraron las sombras y se hizo sentir el viento que bajaba la temperatura, todo de acuerdo al pronóstico, la temperatura sería de unos 10º y un poco menos con la brisa que corría.
Nos acomodamos con los aislantes y la bolsa, Cynthia, me presto una cobertura para la bolsa, con lo que las cosas estaban mejor aún, comimos otro poco y a dormir, ya que el plan era levantarnos temprano, dejar la mochila acomodada, para que cuando regresáramos, levantemos las cosas rápidamente.
A las 5 y 45, ya estábamos caminando, empezando esa subida desafiante, que personalmente más pensaba cuando la tengamos que bajar. Arrancamos abrigados, mientras el amanecer poco a poco, comenzaba a anunciarse. Esta primera subida tiene marcada una senda, lo cual la hace mucho más llevadera, cuando llegamos al final de la misma, vuelve a hacerse presente el pajonal (Festuca hieronymi) que en esta época del año ha crecido y tapa el piso por donde uno camina
y a veces incomoda y hace estar muy atento para no caerse. Desde que habíamos arrancado de La Lagunita el dia anterior, iba Cynthia adelante, lo cual me facilitaba estar más concentrado en lo mío, despreocupado de ubicar la senda, que en este sector que no conocía ayuda mucho a ahorrar esfuerzo y gastos de energía que es lo que no me sobra.
El paisaje en la medida que aclaraba era una maravilla. Para todas las direcciones podíamos apreciar la belleza de nuestras montañas, ya veíamos el Río Grande, que viene desde La Hoyada, que está debajo del Cabra Horco Grande, aunque a La Hoyada, no la podíamos ver. Pasamos por una apacheta, que le llamamos Falsa Cumbre, nosotros seguíamos la senda que habían hecho Ulises Kusnezov y Mosquito (Andrés Suárez) en junio del 2020 (https://aamtuc.org/2020/08/28/en-busca-del-cerro-de-las-cabras/) , y que era la que había seguido nuestro compañero Pepe Rodríguez el año pasado, y que lo había hecho solo.
A las 9 y 30, pisamos juntos la cumbre (2.768 msnm) con una gran felicidad de haberlo logrado.
La emoción y como siempre cuando llego a una cumbre por primera vez, el grito de desahogo y felicidad. Las fotitos correspondientes, con la bandera de la AAM, cada uno y juntos, personalmente con la de mi familia, con la del Técnico y con la mochila que me regaló Iñaki, mi hermano del corazón que tengo en Pamplona, montañero él también y por supuesto la fotito con Raúl, con la que le agradezco los felices momentos compartidos
Avisamos a Fernando Carrizo que estábamos allí, y por supuesto también le avisé a mi familia.
Emprendimos el regreso, que como siempre requiere de una atención mayor a que cuando subimos, recogimos las mochilas, nos reacomodamos y volvimos hacia el Cabra Horco Chico, al que eludimos por una senda que lo rodea y evita el tener que subirlo y bajarlo.
A las 16 estábamos en La Lagunita, la gente de allí nos cumplió el deseo que venía manifestando Cynthia, que como una premonición se realizó, una botella de gaseosa, era posible.
Recuperamos fuerzas y a las 16 y 45, emprendimos el último tramo que nos faltaba. Con las últimas gotas de luz, a las 20 y 30, llegamos al auto, felices, comunicamos que ya estábamos allí y emprendiendo nuestro regreso.
Reitero mi agradecimiento a Cynthia, por su disposición y generosidad para acompañarme, y el título de este relato lleva el nombre sugerido por ella “EXPEDICIÓN A LOS CABRA HORCO, EN HOMENAJE A PICHÓN” (así se lo apodaba a Raúl)
Gracias a Ulises Kusnezov. por la información recibida sobre este recorrido y por despejar las dudas que tenía, a Rómulo Luque por los planos aportados y a Emiliano Soria, que, al regreso, nos confeccionó el mapa de nuestro recorrido con las curvas de nivel.
Sugerencia final de Cynthia, a la que me adhiero, organizar una salida, para esta fecha en los próximos años, para recordarlo a Raúl, que puede ser Cabra Horco Chico, o al sitio que acordemos